
Machu Picchu, la joya del turismo peruano, vive un nuevo episodio de crisis. La falta de planificación en el transporte y las deficiencias en la venta de boletos han detonado bloqueos y un paro indefinido encabezado por comunidades locales. Este conflicto golpea a toda la cadena turística: desde cancelaciones de reservas hasta pérdidas millonarias. A ello se suma la reciente advertencia de la organización New7Wonders sobre la eventual pérdida del título de Maravilla del Mundo, lo que aumenta la preocupación del sector.
Las consecuencias económicas son graves. La Asociación Peruana de Operadores de Turismo (Apotur) estima que por cada visitante perdido se dejan de percibir alrededor de US$ 1,000 en divisas, lo que proyecta una caída superior a US$ 40 millones en 2025. En paralelo, la Cámara de Turismo de Cusco calcula que las pérdidas superan los US$ 3 millones diarios al considerar toda la cadena de valor comercial, desde hoteles y restaurantes hasta transportes y comercios artesanales.
La combinación de pérdidas económicas, desorden logístico y cuestionamientos sobre la gestión de Machu Picchu está debilitando la confianza de turistas y golpea negativamente la imagen del país. En este contexto, Gestión conversó con diversos actores del sector para conocer de primera mano cómo la crisis está afectando a hoteles, restaurantes, negocios locales y servicios asociados en la principal vitrina turística del Perú.
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Pérdidas millonarias en toda la cadena turística
Según Claudia Medina, presidenta de la Asociación Peruana de Operadores de Turismo (Apotur), el conflicto social actual podría llegar a un panorama parecido a la crisis del 2023, cuándo las pérdidas alcanzaron entre S/ 3 millones y S/ 10 millones por día solo a nivel regional, y alrededor de S/ 25 millones diarios a nivel nacional. “A cada visitante perdido se le atribuye una caída de aproximadamente US$ 1,000 en divisas. Bajo este escenario, el sector turístico podría dejar de captar más de US$ 40 millones en 2025″, afirmó.
Por su parte, Carlos González, presidente de la Cámara de Turismo de Cusco, indicó que cada viajero gasta en promedio US$ 100 en Machu Picchu, lo que representa US$ 560,000 diarios en temporada alta (con 5,600 visitantes). “Si se incluye a toda la cadena de valor turística, las pérdidas superan los US$ 3 millones por día”, afirmó. La conflictividad social agrava la situación: enfrentamientos entre facciones locales, bloqueos de vías y ataques a buses han obligado a suspender las operaciones ferroviarias de Inca Rail y PeruRail, afectando directamente el flujo de turistas.
Mientras que Sergio Rivas, gerente general de la cadena hotelera Costa del Sol, indicó que mientras en 2019 el Perú recibió 4.4 millones de turistas, en 2024 apenas llegaron 3.2 millones y este año se proyectaba alcanzar 3.5 millones. Sin embargo, las proyecciones ya se han reducido en 25%, lo que supone pérdidas cercanas a los US$ 1,000 millones anuales. “Si 4.4 millones de turistas generan US$ 4,000 millones, la caída actual nos está costando directamente a toda la cadena de valor”, señaló.
A la vez, Según Gonzalo Calderón, CEO de la cadena hotelera Aranwa, sostuvo que el encarecimiento de los viajes afecta tanto al turista extranjero como al nacional: “Colegios y grupos locales prefieren optar por destinos internacionales como el Caribe antes que enfrentar sobrecostos y deficiencias en Machu Picchu”.
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Venta de boletos, epicentro del desorden
La venta de entradas a Machu Picchu sigue siendo uno de los mayores focos de conflicto. Apotur advierte que, pese a que ingresan entre 4,500 turistas en temporada baja y 5,600 en alta, solo unos 1,000 boletos se asignan a operadores formales. Esto alimenta la informalidad y el caos en la gestión del destino.
El gremio critica el sistema de venta presencial que reserva 1,000 tickets diarios, al que considera “fuente de corrupción y maltrato al visitante”, y propone que “el 100% de los boletos se venda online, con trazabilidad y transparencia, garantizando sostenibilidad en lugar de ampliar el aforo”.
Para la Cámara de Turismo de Cusco, el problema de fondo es la falta de planificación. Recuerda que Machu Picchu tiene 12 accesos identificados por arqueólogos, pero más del 80% de visitantes ingresa por el mismo agujero abierto en 1911 por la expedición de Hiram Bingham. “No existe un plan maestro actualizado para el santuario, lo que agrava el desorden urbano de Machu Picchu pueblo, un distrito sin servicios básicos ni infraestructura hospitalaria adecuada”, alertó.
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Perú sigue rezagado frente a la región
El Perú es el único destino de la región que aún no recupera los niveles prepandemia. Según Apotur, mientras en 2019 arribaron más de 4.5 millones de turistas, en 2024 la cifra apenas llegó a 3.8 millones y “la meta de superar los 4.2 millones en 2025 luce cada vez más lejana”. El gremio advierte que “Machu Picchu es la vitrina del Perú en el mundo y no puede seguir rezagado frente a Colombia, México o Chile, que ya superaron sus cifras”.
Desde la Cámara de Turismo de Cusco señalaron que, aunque el gasto promedio por visitante ha aumentado frente a 2023, la afluencia internacional se mantiene por debajo de los niveles de 2019.
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Sigue el caos en Cusco: turistas varados, paralización de servicios y protestas
La situación en Machu Picchu es crítica: se han bloqueado vías férreas entre Ollantaytambo y Machu Picchu Pueblo, lo que ha obligado a suspender el servicio de tren en esa zona. También hay turistas varados: aunque más de 1,400 han sido evacuados, otros en Aguas Calientes no han podido salir. En paralelo, los enfrentamientos entre manifestantes y la policía han dejado heridos. Si bien este miércoles las comunidades del distrito suspendieron su protesta por 72 horas, aún no hay una solución concreta.
Ante este panorama caótico en Cusco, los turistas extranjeros y nacionales están manifestando su malestar. Muchos de ellos se han pronunciado a través de las redes sociales, mostrando la conflictividad en la ciudadela y advirtiendo a otros viajeros a tener precaución. Otros, notablemente molestos, recomiendan no viajar a Machu Picchu.
Entre ellos, una turista mexicana, que viajó a Cusco con su familia para pasar sus vacaciones, vivió complicaciones para salir del lugar: “Venimos desde México con la mejor expectativa de conocer Machu Picchu. Maravillosa todo el viaje hasta que tuvimos que regresar. Desgraciadamente el regreso fue todo un vía Crucis. Nosotros somos tres, de alguna manera se pudo pagar los altos costos que se estaban pidiendo para poder sacarnos de ahí”, dijo a Canal N.
Por su parte, un turista español sostuvo que no piensa regresar de visita por la mala experiencia que le tocó pasar. “Yo tenía mucho entusiasmo de venir a Machu Picchu, pero lamento haber venido. Si mis amigos me preguntan si recomiendo el viaje, la respuesta será negativa. Yo no vuelvo a Machu Picchu. Inclusive tenía planeado un viaje a Paracas y Nazca, pero la forma en que manejan el turismo... yo pienso que voy a desistir”, afirmó.

Propuestas ante el deterioro de la imagen de Machu Picchu
Apotur advirtió que la reputación internacional del Perú “se erosiona con rapidez”, recordando que en 2023 el sur del país sufrió un 60% de cancelaciones. El gremio plantea que la gestión de Machu Picchu pase del Ministerio de Cultura al Mincetur o incluso a la PCM, para garantizar un manejo técnico.
Carlos González propuso que la municipalidad de Urubamba convoque una licitación abierta para concesionar el transporte al santuario, mientras que el gerente de Costa del Sol sugirió crear un ente único que administre desde la venta de entradas hasta el transporte, con mayor seguridad y comunicación internacional. “Si el gobierno no toma acción inmediata, lo que hoy es desconfianza se convertirá en cancelaciones masivas y un golpe irreversible al turismo peruano”, advirtió.
Por su parte, el CEO de Aranwa llamó a soluciones estructurales: reorganizar boleterías, diversificar accesos y reinvertir en el santuario, que hoy destina menos del 5% de sus ingresos a mejoras. Y José Koechlin von Stein, presidente de la Cámara Nacional de Turismo del Perú (Canatur), afirmó que la situación en Machu Picchu “es un problema grave”, pero que “hay buena voluntad de muchas partes” para llegar a soluciones.

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Periodista. Escribo para la sección negocios en el diario Gestión de El Comercio. Bachiller por la Universidad Jaime Bausate y Meza.