Los productos que miles de peruanos guardan en algún rincón de su casa pueden estar escondiendo un valor económico interesante para un segmento de jóvenes que ve en las prendas y objetos de ‘segunda mano’ una oportunidad de negocio. De hecho, según un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de Esan, la venta online de objetos de ‘segunda mano’ creció 200% solo en 2022.
Ya no solo se trata de las famosas ‘ferias de pulgas’, empresas como Recidar -que pone en valor productos usados en el país- han ampliado sus almacenes físicos abriendo un tercer local en Villa el Salvador, mientras que en Instagram aparecen decenas de marcas involucradas en este negocio. ¿El último avance? Saga Falabella se alió con la primera marca peruana de ropa de ‘segunda mano’, Las Traperas, para lanzar el primer trueque dentro de una de sus tiendas en Lima.
Cabe indicar que, según Estuardo Lu Chang-Say, profesor de la carrera de Administración y Marketing de la Universidad ESAN, “en un contexto de crisis inflacionaria, el precio se convierte en una variable importante”, lo que explica por qué esta tendencia de compra y venta de productos usados ya tiene un mercado cautivo de cerca de 1 millón de peruanos. “Otro factor es la conciencia ambiental”, agrega.
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Un espacio en el retail
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Como proyecto de corto plazo, Las Traperas adelantó a gestion.pe, en enero de este año, que se encontraba en conversaciones con una gran empresa retail -hoy se sabe que es Saga Falabella- para colocar sus productos de segundo uso de manera física en las diferentes tiendas a nivel nacional. “No puedo dar más detalles, dependiendo de en qué forma se concrete el proyecto, podría involucrar presencia física pero, sino, si es solo digital, abriremos una tercera tienda física propia para la segunda parte de este año”, dijo en ese momento, Paola Pioltelli, fundadora de la marca que tiene 12 años operando.
A ello sumaría la reactivación de su proyecto YAYA-sei mensual, una especie de liquidación de las prendas que no lograron recolocarse en un plazo de dos meses y que son ofertados desde los S/ 5. La fundadora de Las Traperas también espera reactivar un proyecto que involucra ‘salvar’ partes de prendas para confeccionar un nuevo producto.
Por su parte, Estephani Cruz, fundadora de Trendify, también está en fase de abrir, para el segundo semestre del año, su primera tienda física, buscar inversionistas para impulsar su e-commerce, y contactar con grandes retail para formar alianzas. “Sabemos que son tiendas que tienen grandes saldos de temporada y las tienen ahí, cuando puede ser un negocio en el que nosotros podríamos encargarnos. Esperamos lograr esa sinergia”, indicó.
En Estados Unidos, de acuerdo a Estuarto Lu, ya hay varias empresas retail que han incorporado, fuera de su marca principal, un espacio físico o de e-commerce, para productos de segunda mano. “Otras están incentivando el reciclaje de prendas o productos en buen estado y están encargando su venta a un intermediario. Entonces estas alianzas existen y podrían llegar a Perú”, señala.
Segunda vida
¿Es un negocio rentable la venta de productos de segundo uso? “El 50% de la ropa de segunda mano que colocamos en nuestro catálogo se vende en una semana”, dice Estephani Cruz, fundadora de Trendify, marca que se lanzó a finales del 2020 y que cerró el 2022 con un crecimiento en ventas de 47%, gracias a su posicionamiento digital en regiones como Arequipa y Piura que, después de Lima, son sus grandes mercados.
En el caso de Las Traperas, la primera marca formal de venta de segundo uso en el país -fundada hace 12 años- su colocación llega a un nivel del 70%, casi como un retail, afirma Paola Pioltelli, fundadora de la marca en diálogo con gestion.pe
Si bien todavía existe el paradigma sobre el uso de ‘ropa de segunda’, esto se ha ido disipando tras la pandemia y por un proceso de preselección riguroso de las prendas. La sostenibilidad de este negocio -como en cualquier otro emprendimiento- se basa también en “mantener la ética”, y en el caso de la ropa de segundo uso, ayudar a la recirculación y evitar la sobre producción de prendas (fast-fashion); pero también incluir tecnología.
“En estos 12 años, Las Traperas cambió 15 veces su modelo de negocio. Empezamos pagando por los productos usados que recibíamos hasta que creamos dos modelos: un modelo de trueque, es decir, que la persona deje su ropa en concesión y cuando lo vendamos le damos un porcentaje de la venta; y el otro modelo es consignarte puntos por la prenda que entregas a cambio de descuentos. Para gestionar ambos modelos contamos con un software que nos permite manejar los volúmenes y el sistema de puntos de los miles de clientes”, cuenta Piotelli. Su marca fue incubada por Wayra y fue parte de la primera generación de Startups Perú.
El modelo, en el caso de Trendify -que solo vende online, es solo pagar una comisión variable de entre el 15 y 20% por la prenda de segundo uso. Su margen de ganancia es de un 50%, una parte, sin embargo, se destina al marketing y a la movilidad para recoger las prendas personalmente.
“Es un negocio en el que en el peor de los casos el margen de ganancia es de un 20%, dependiendo del producto. Vemos que en el Perú, los productos más buscados para la compra de segundo uso son los electrodomésticos, accesorios de bebés, electrónica y libros”, señala el docente de Esan. “Y el mercado seguirá creciendo, se estima que a nivel global la comercialización de estos productos crezca 300% este año”, indicó.
Y, ¿cómo se define el precio final de un producto usado? La variable principal, según los entrevistados, es la calidad y su estado. También la marca. “Incluso si es alta costura europea pero es una marca desconocida para el mercado peruano, entonces posiblemente se venda a un precio inferior que un Zara”, señalan.
Dato
- Una encuesta realizada en el 2020 por Bside Perú a 2.000 peruanos, citada en una reciente publicación de la Cámara de Comercio de Lima, reveló que el 85% de ese grupo estaba dispuesto a vender sus cosas, y el 55% estaba dispuesto a comprar algo de segundo uso.