(G de Gestión) Los primeros tres meses del 2023 fueron críticos para el Hotel Palacio del Inka, en el Cusco, que apenas alcanzó una ocupación de 4% debido a la inestabilidad social en el Perú, lo que coincidió con el periodo de temporada baja del destino. En el segundo trimestre se notó una recuperación, al llegar hasta 29%. Sin embargo, afectó al sector el hecho de que muchos turistas de lujo, sobre todo los baby boomers, suelen tomar la decisión de viajar con varios meses de anticipación.
Los hoteles de tres y cuatro estrellas, en cambio, se vienen recuperando a un ritmo más rápido. “Los viajeros que van ahí tienen menos miedo”, apunta Renato Vásconez, gerente de Palacio del Inka. A diferencia de ellos, señala que el turista de lujo está atento a las alertas de la embajada de su país y no viaja si es que la recomendación oficial es no hacerlo. Según el ejecutivo, en ese momento las reservas se desviaron hacia Ecuador y Chile.
En julio, Palacio del Inka cerró con una ocupación de 47%, aunque la proyección inicial era estar entre 50% y 52%, y la perspectiva para agosto es muy similar. “Esperábamos una mejor recuperación, pero cada vez nos acercamos más a los resultados del 2022, que fue un año muy bueno”, dice Vásconez.
La meta para el cierre del 2023, que coincide con la temporada alta del Cusco, es ubicarse entre 50% y 55%. “Queríamos que el 2023 sea el 2019, pero por las protestas se va a retrasar un año más”, opina. Hacia el 2024, se calcula que el sector ya superará el 60% en ocupación.
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La mayoría de huéspedes de Palacio del Inka proviene de Estados Unidos, Brasil y México. El turismo local representa entre el 5% y el 7%. El año pasado significaba más del 10%. El hotel mantiene tarifas promocionales para peruanos y cusqueños, que se crearon a raíz de la pandemia, para impulsar ese mercado.
El hotel no ha variado sus tarifas, cuyo promedio en retail supera los US$ 400. Vásconez revela que la estrategia se enfocará en brindar mejores experiencias y hacia eso apuntarán las próximas inversiones de la empresa. “Eso es lo que quiere el turista de lujo”, afirma el ejecutivo. Por eso, el hotel ofrece clases de pisco sour y ha lanzado una nueva carta con comida autóctona, como el cuy. “La hacemos de manera local, pero gourmet”, precisa.
Sector corporativo
Si bien los huéspedes de Palacio del Inka viajan, en su mayoría, por placer, Vásconez resalta el potencial del segmento corporativo. “Eventos como CADE [programado del 14 al 16 de noviembre en Urubamba], que ya están dándose en el Cusco, nos van a beneficiar”, sostiene.
Destaca, por ejemplo, que muchas empresas han retomado la organización de conferencias, retiros o reuniones de team building, así como viajes de incentivo a los colaboradores. Además, indica que la construcción del centro cultural Vidawasi y el inicio de competencias deportivas también impulsarán el turismo en la región. Por eso están trabajando en la preparación de salas de convenciones y salones para eventos del hotel, así como en el mejoramiento de la calidad de internet.
Poco a poco se reactivan también los eventos sociales (fiestas, matrimonios) al aire libre, principalmente en la ciudad del Cusco, aunque por el momento no es la prioridad de Palacio del Inka. “Estamos apuntando al corporativo”, remarca Vásconez.
Perfil
- Palacio del Inka es el hotel con mayor capacidad en Cusco: tiene 203 habitaciones, un salón para 200 personas y dos patios para eventos.
- Las habitaciones dobles son las que tienen mayor demanda en el Hotel Palacio del Inka. Los baby boomers representan un alto porcentaje de clientes. En julio y agosto se recibe a muchas familias.
- La estadía promedio en el hotel es de 2.7 días.