El vinilo gana más adeptos. Ya no es solo un objeto que evoca nostalgia por grupos del siglo pasado o un artefacto de colección de unos cuantos. Ahora las personas compran discos en este formato como pasatiempo o porque quieren escuchar música de otra forma que no sea la digital.
“Algunos chicos que pasan los 18 años compran discos sin tener una tornamesa. Es algo loco, pero está pasando”, cuenta Manuel Ruiz Mc Millan, cofundador del Festival Internacional del Vinilo (FIV), que esta semana celebra su cuarta y más grande edición.
En esta ocasión, el evento —que comenzó a realizarse en una cochera hace algunos años— se muda a la Concha Acústica del Campo de Marte y espera una asistencia de alrededor de 4,000 melómanos. El festival contará con conciertos en vivo y tendrá aproximadamente 15,000 vinilos para la venta.
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Es tanta la fiebre por este formato que contagia no solo al público, sino a empresarios que buscan una oportunidad en este mercado. Por ejemplo, Bruno Rodríguez La Rosa, gerente comercial de CD Plast, junto con su socio Rafael Manrique en la parte técnica, han implementado la primera fábrica de vinilos en el país.
CD Plast tiene un año y medio en el mercado y en este tiempo han llevado al vinilo a alrededor de 200 producciones musicales, entre locales y extranjeras, como el álbum “Hembra” de la banda nacional Líbido. “Son trabajos de grupos conocidos, especialmente de rock, como Frágil, Miki González, Arena Hash, que buscan llevar su música a este nuevo formato. También ha habido un ‘revival’ de la cumbia amazónica y otro género con bastante demanda es el metal peruano”, comenta Rodríguez.
Para este proyecto, Rodríguez y su socio han destinado alrededor de US$ 20,000, entre costos de máquinas de prensa, caldero, accesorios e implementación. Eso ha hecho que su capacidad de producción esté en los 300 discos diarios (trabajando a doble turno). No obstante, la demanda que tienen, sobre todo desde el extranjero, ha hecho que adquieran otra máquina de prensa que estaría lista antes de fin de año con el objetivo de duplicar su producción. Más allá de Perú, solo Argentina cuenta con una fábrica de vinilos.
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La demanda también ha crecido en los últimos años. En la tercera edición del FIV, se vendieron cerca de 3,500 vinilos y en esta se espera que la cifra ascienda a 5,000. Asimismo, el gasto promedio de las personas que asisten al evento es de S/ 300.
Los géneros más demandados son el rock argentino, el rock clásico y el pop, que ha crecido enormemente a nivel mundial. Adele, por ejemplo, generó escasez de materiales en la industria porque encargó 500,000 copias de su última producción el año pasado. “Otro disco que no se puede encontrar en ninguna parte del mundo es el de Bad Bunny”, afirma Ruiz Mc Millan.
Para los organizadores, la rentabilidad del festival ha ido creciendo año tras año y confían en que seguirá así. Tener un espacio en el FIV cuesta entre S/ 500 y S/ 1,500. En la Concha Acústica se reunirán más de 35 tiendas nacionales y algunas extranjeras. Los organizadores evalúan realizar la siguiente edición en dos ciudades en simultáneo: Arequipa y Lima. En la capital se concentra la principal oferta con más o menos 20 distiendas físicas y más de 50 virtuales. El interés por este producto también llega a Trujillo y la Ciudad Blanca.
El gerente de CD Plast comenta que con la nueva inversión duplicarán su capacidad de producción a 600 vinilos diarios para poder atender a los pedidos de grupos musicales extranjeros que ven en el Perú una oportunidad para tener sus discos a mejores precios. “Antes las bandas locales o de otros países de la región tenían que encargar a Europa sus vinilos. Ahora todo lo hacemos desde aquí”, dice Rodríguez.
El precio por realizar un disco dependerá de la cantidad a fabricar. El promedio es de US$ 8.5 más impuestos. “A mayor cantidad, menor precio. Además, damos facilidades como pagar el 50% por adelantado y el resto a la hora de entrega. En aproximadamente ocho semanas uno recibe el vinilo”, detalla Rodríguez.