
La empresa avícola peruana La Calera confirmó el fallecimiento de su fundador, Estuardo Masías Marrou, conocido como Tayo Masías, ocurrido esta mañana en la ciudad de Lima. Masías, nacido en 1940, fue uno de los principales impulsores del desarrollo de la industria del huevo y productos avícolas en el país.
A través de un comunicado difundido en sus canales oficiales, la compañía expresó su “profundo dolor” ante la partida de quien lideró la creación y consolidación de la marca en el mercado local. “Extendemos nuestras condolencias a su familia, seres queridos y a toda nuestra comunidad de La Calera, que hoy se une en un mismo sentimiento de reconocimiento y gratitud por su vida y aporte”, señaló la empresa.
El legado de Masías deja una de las operaciones agrícolas y avícolas más importantes del país, con presencia nacional y un rol destacado en la cadena de suministro de alimentos. Detalles sobre las exequias y homenajes en memoria del empresario se darán a conocer en las próximas horas.

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La Calera frente a los restos del mercado del huevo
En conversación con Gestión, Pedro José de Zavala de Romaña, gerente general de La Calera y miembro del consejo directivo de la Asociación Peruana de Avicultura (APA), analizó la coyuntura del sector avícola peruano. Según el ejecutivo, el 2025 se perfiló como un año complejo para la industria del huevo. “Diría que no ha sido un buen año y, en realidad, va a cerrar bastante mal”, sostuvo, al describir un entorno marcado por la presión en precios y una demanda menos dinámica de lo previsto.
Pese a ese contexto, La Calera mantuvo estabilidad operativa. De Zavala señaló que la compañía conservó su escala productiva y reforzó su posición en el mercado nacional. “En términos de tamaño de granja, nos mantenemos igual; hemos crecido algo y seguimos con una participación cercana al 20% del mercado”, precisó. No obstante, detalló que el foco del 2025 estuvo puesto en inversiones para automatizar procesos y fortalecer la eficiencia interna.
Sobre La Calera
La Calera nació a mediados del siglo XX a partir de una finca familiar en Chincha adquirida en 1954 por la familia del empresario Estuardo Masías Marrou. Originalmente, dedicados a la agricultura —cultivando algodón y cítricos— sufrieron los embates de la reforma agraria, la crisis económica y el terrorismo, lo que obligó a reinventar el negocio. Tras dos intentos fallidos (cultivo de mandarinas y crianza de pollos), Masías decidió iniciar con unas 2.000 gallinas ponedoras. Ese modesto arranque —vendiendo huevos en mercados locales— marcó el verdadero origen de La Calera como empresa avícola.
Con el paso de las décadas, La Calera se consolidó como la principal productora y comercializadora de huevos del Perú. Hoy, tras más de siete décadas de trayectoria, la empresa maneja decenas de miles de aves ponedoras —llegando a millones— y controla buena parte de la oferta de huevos frescos del país. Su expansión incluyó además diversificación agrícola, integración vertical de la cadena (cría, producción y distribución), y la adopción de prácticas de bienestar animal y sostenibilidad.








