
El enoturismo y el consumo de vinos premium se consolidan como motores de crecimiento en un sector global que enfrenta desafíos productivos y cambios en las preferencias del consumidor.
Si bien la Organización Internacional de la Viña y el Vino, dio cuenta que la producción mundial cayó a 237 millones de hectolitros en 2023, el nivel más bajo desde 1961, las experiencias vinculadas al vino, sobre todo en el segmento de alto poder adquisitivo, siguen en expansión.
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En el Perú, la tendencia también es positiva: se estima que los ingresos combinados por consumo de vino superarán los US$ 1,000 millones en 2025, con un crecimiento anual proyectado de 10.7% entre 2024 y 2029, según un estudio de Statista Market Forecats.
En paralelo, el turismo -que representa alrededor del 7% del PBI- mantiene una tasa de crecimiento cercana al 25% anual, creando un entorno favorable para propuestas que integren producción, cultura y gastronomía.
En ese contexto, La Alcoholería, ubicada en Pachacámac, busca combinar la vinoteca, producción vitivinícola, turismo enológico y oferta gastronómica.
“Tenemos más de 1,500 metros cuadrados y un portafolio superior a 1,000 etiquetas de vinos y destilados de todo el mundo”, cuenta Jhonny Luyo, sommelier y gerente comercial de este negocio.
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El modelo de negocio, según Luyo, se sustenta en cuatro líneas de ingresos: producción de vino (35%), turismo enológico (25%), gastronomía (25%) y eventos (15%).
“Hemos diseñado un esquema que no dependa solo de la temporada alta. Queremos que cada unidad de negocio aporte de forma constante a lo largo del año”, explica.
Para asegurar ese flujo, fuera de los picos turísticos, la empresa apuesta por su feria de vinos mensual con más de 150 etiquetas en degustación, así como por catas privadas, lanzamientos de productos y venta digital con envíos a todo el país.

“Estas actividades no solo mantienen el movimiento, sino que nos permiten llegar a públicos que quizá no puedan visitar el local en temporada alta”, detalla Luyo.
La diversificación es otra pieza clave: “Desarrollaremos licores propios, ediciones limitadas, productos gourmet y souvenirs, además de experiencias VIP personalizadas para diversificar ingresos y elevar el ticket promedio”.
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Proyecciones
En el plano internacional, la exportación figura como objetivo de mediano plazo. Los primeros mercados en la mira son Bolivia, Argentina, Chile, Estados Unidos, España y Brasil.
“La exportación es un objetivo a mediano plazo, enfocada en nichos que valoren vinos boutique peruanos, empezando por países de la región y Norteamérica”, adelanta Luyo.

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Las proyecciones son claras: entre 18,000 y 20,000 visitantes anuales con un ticket promedio de S/ 180, cifra que se incrementa en eventos especiales.
“Nuestro público es variado, pero con un denominador común: alto interés por la cultura del vino. Son turistas internacionales, mercado local de alto poder adquisitivo y empresas que buscan experiencias corporativas exclusivas”, describe el gerente general.
“Queremos aumentar el flujo turístico hacia Pachacámac, incentivando pernoctaciones y consumo en restaurantes, transporte y actividades locales”. Para Luyo, el concepto que sostiene La Alcoholería responde a una tendencia global: “El concepto nació de unir nuestra experiencia en la industria vitivinícola y hotelera con la demanda creciente de experiencias completas en un solo lugar”.

Escribo sobre política, economía, defensa y afines. Nueve años contando historias y analizando problemáticas en prensa escrita, radio y televisión.