
En el evento Gestión Responsable, organizado por el Diario Gestión, José Luis Velásquez, socio de PwC, advirtió que el cambio climático, el estrés hídrico, la pobreza y la seguridad alimentaria son hoy algunos de los principales desafíos de sostenibilidad que generan riesgos significativos tanto en el Perú como en el mundo.
Si bien se han registrado avances en la materia, estos aún resultan insuficientes. De no acelerarse las acciones, la materialización de dichos riesgos será cada vez más evidente y de mayor magnitud en los próximos años, sostuvo el especialista.
Una de las preguntas centrales que planteó Velásquez fue cómo cerrar la brecha entre las metas climáticas y la realidad. Para limitar el calentamiento global a 1.5 °C, el planeta debería descarbonizarse en un 20% anual; sin embargo, la reducción actual apenas alcanza el 2%, lo que evidencia la distancia entre los objetivos y los resultados concretos.
Ante este panorama, la innovación surge como el camino más viable. El directivo subrayó que, más allá de cumplir con compromisos y metas pasadas, se requieren soluciones basadas en creatividad y tecnología para generar alternativas de alto impacto.
“La aplicación de tecnologías emergentes —como la inteligencia artificial, el blockchain o los modelos predictivos— ofrece oportunidades para anticipar y gestionar riesgos, al mismo tiempo que abre nuevas alternativas en la búsqueda de soluciones sostenibles”, afirmó.
Velásquez destacó que ya existen herramientas concretas que demuestran el potencial de esta ruta: la protección de manglares, la digitalización de datos para predicciones climáticas y la inclusión de pequeños agricultores en mercados de carbono. Sin embargo, la gran incógnita sigue siendo por qué estas iniciativas no se aplican de manera masiva y sistemática.
LEA TAMBIÉN: Crece interés por proyectos sostenibles, pero inversionistas ven este problema en Perú
La paradoja de la inversión sostenible
El socio de PwC advirtió que los avances también enfrentan un obstáculo financiero. No se trata únicamente de la falta de recursos disponibles, sino también de la dificultad para canalizarlos de manera eficiente hacia proyectos que realmente generen impacto sostenible. Esta brecha, advirtió Velásquez, limita la capacidad de los países para enfrentar los riesgos ambientales y sociales más urgentes.
De acuerdo con un informe global de PwC, existe un desbalance evidente: aunque cerca del 28% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los sectores de energía y transporte, casi el 80% de la inversión sostenible se concentra precisamente en esas áreas. En contraste, iniciativas críticas como la captura y remoción de carbono apenas reciben una fracción de los recursos necesarios.
Esta disparidad refleja un “mismatch” entre las fuentes de emisión y los flujos de inversión. En el caso peruano, las finanzas sostenibles tienden a enfocarse en la transición energética, dejando de lado proyectos sociales y ambientales que podrían tener un impacto estructural más profundo en la lucha contra el cambio climático y en la reducción de la desigualdad.
LEA TAMBIÉN: Inversión de impacto en Perú, rol del privado: ¿cómo participar y en qué sectores?