Desde la asunción de Pedro Castillo como presidente de la República, hace más de un año, los negocios ubicados en el Centro Histórico de Lima subsisten a las rejas que cercan la Plaza de Armas, incluso desde una cuadra antes, y que impiden el tránsito.
“(La medida se aplica) todos los días, sin excepción. Recién, a partir de las 8:00 p.m., se retiran las rejas, pero a esa hora ya no se puede cumplir con los objetivos de ventas”, dice Eduardo Estrada, gerente general de la Confederación Nacional de Comerciantes (Conaco).
Antes, los empresarios de la zona operaban 12 horas al día, en promedio, pero ahora apenas cuatro. Según Estrada, debido a las rejas, los negocios del Centro Histórico se redujeron entre 10% y 15%. Por ejemplo, indica, si se visita el Pasaje Olaya (calle del Damero de Pizarro), se notarán pisos de edificios ya desocupados.
“Los comerciantes están migrando porque además de la crisis internacional, económica, política y la pandemia, nos ponen rejas. Muy pocos querrán invertir en la zona”.
Tal como lo reveló Gestión, las pérdidas mensuales a causa de las rejas, solo en los negocios ubicados en la Plaza de Armas, alcanzan los S/18 millones (07.04.2022). Sin embargo, las quejas -dice- llegan también desde Mesa Redonda, el Mercado Central, El Hueco y el jirón de la Unión.
En otros gobiernos se ejecutaba esta medida de seguridad, pero solo ante alertas de marchas. Los rubros gastronómico y turístico, que son los predominantes, están impactados. Además de joyerías y oficinas donde laboran abogados y contadores.
Las agencias turísticas se ven obligadas a modificar la Plaza de Armas como punto de visita dentro de los tours debido al impedimento de tránsito.
Rejas en Congreso
La situación se agravó desde que el Congreso de la República también optó por poner rejas en los jirones Junín, Andahuaylas y hasta la tercera cuadra del jirón Ayacucho. “Lo cierran siempre, pese a que hay bastantes galerías operando”, comenta.
Además, las constantes visitas de políticos al Ministerio Público también generan disturbios y manifestaciones. “Tenemos que cerrar para salvaguardar el negocio y nuestra integridad, es un problema más”, dice.
Con preocupación, Estrada comentó que las manifestaciones inician desde Nicolás de Piérola, pasan por el Parque Universitario y luego se extienden a la avenida Abancay hasta llegar a los jirones Áncash y Amazonas.
Nuevos espacios.
De acuerdo con Eduardo Estrada, los comerciantes migran a lugares más tranquilos, como la avenida Alfonso Ugarte, dentro del distrito. Mientras que otros prefieren buscar jurisdicciones distintas. “Contrario a impulsar la economía, aumentar el empleo y reducir la pobreza, estas medidas son nocivas para los empresarios”, dijo el presidente de la Conaco.
Dato
Sin respuesta. Gestión se contactó con el Ministerio del Interior para conocer hasta cuándo se mantendrán las rejas, pero no se obtuvo contestación hasta el cierre de la edición.