Ante las medidas de aislamiento social para contener el avance del covid-19, los gimnasios cerraron sus puertas apenas a la mitad de la temporada más fuerte para este negocio. Ahora, buscan mantener el músculo económico para resistir.
Luis Kiser, presidente de Front Consulting, señaló que la mayoría de gimnasios han congelado las membresías para no afectar a sus clientes. Sin embargo, también están teniendo que alquilar sus máquinas y equipos, y vender accesorios.
“Están adoptando muchas medidas, pero estos ingresos no son nada comparables con la venta de membresías”, comentó a Gestión.
Por su parte, Carlos Gálvez, gerente de Marketing de la empresa de suplementos deportivos Corporación Universe Nutrition (UN), afirmó que algunas cadenas de gimnasios inclusive han comenzado a liquidar sus máquinas de entrenamiento.
“Es el inicio del fin. Ya muchos proyectan que el negocio no reabrirá pronto y quizás tengan que cambiar a otra actividad, reinventarse”, anotó.
Y es que, al menos en Lima, donde habría cerca de 1,000 gimnasios y centros de entrenamiento deportivo, la mayoría opera en locales alquilados y no solo vive de las membresías, sino también del servicio de cafetería, venta de suplementos y otros.
Por su parte, los entrenadores están apostando por dictar clases personalizadas online y vender todo tipo de productos.
Público cautivo
En consultas a dueños de algunas cadenas y locales de gimnasios, Kiser refirió que el 50% de los clientes tiene la intención de regresar a entrenar a dichos establecimientos cuando la cuarentena acabe.
“Ya el 40% de estas personas realiza alguna rutina en casa, en cierta forma se está ejercitando. Por la pandemia, justamente la gente está tomando más cuidado con la salud en el cuerpo y la mente, se ha repotenciado”, anotó.
En ese sentido, consideró que los gimnasios, desde los más pequeños hasta los más grandes, deberían implementar clases virtuales para mantener a sus miembros en actividad y acogerlos nuevamente cuando termine el aislamiento social.
De supervivencia
Si bien habría cierta intención de regresar a los gimnasios, Kiser aclaró que las condiciones de funcionamiento deben cambiar. Así, desde protocolos de desinfección, hasta el distanciamiento, horarios y reducción de aforo a 30% o 40%, serán claves.
“Los gimnasios deben dar la seguridad a sus clientes, salir con mensajes de marketing empáticos, de motivación, promociones atractivas y otros”, sostuvo.
Y aunque tales medidas demandarán un aumento de costos de operación, consideró que estos no deberían redundar en un incremento de precios, pues ello terminaría por ahuyentar a los clientes en un momento de incertidumbre para todos.
“Hay momentos en los que debes inyectar dinero a tu negocio, es ahora. Luego ya se verán resultados. Es un costo de supervivencia. Si estos locales pueden abrir el segundo semestre, será para sobrevivir hasta la próxima temporada de verano”, dijo.
Añadió que el aforo de un gimnasio no está directamente relacionado a sus ingresos, pues el 40% de estos provienen de miembros que no acuden. Al respecto, Gálvez indicó que un gimnasio pequeño tiene entre 35 y 40 inscritos al mes; y los grandes, hasta 600, pero no todos visitan frecuentemente el local.
Asociación
Ante la incertidumbre sobre el reinicio y operación de muchos negocios, varios rubros que no tenían representación han comenzado a organizarse. Así, Carlos Gálvez refirió que ya 300 gimnasios están uniéndose para colaborar en la recuperación del sector.
“Quieren presentar un plan de salubridad al Gobierno para reiniciar actividades. El tema deportivo es importante para las personas, para la salud, y aun la situación es incierta para estos centros de entrenamiento”, finalizó.