
Durante el primer semestre de 2025, el mercado peruano de fusiones, adquisiciones y capital de riesgo experimentó una desaceleración marcada tanto en número de operaciones como en valor transaccionado. Según el más reciente informe de la consultora Transactional Track Record (TTR), entre enero y junio se contabilizaron 62 transacciones, lo que representa una caída del 27,06% frente al mismo periodo de 2024. En términos de monto, el capital movilizado fue de US$ 1,035 millones, un retroceso interanual del 41,11%. ¿Qué factores explican esta retracción y qué señales ofrece el mercado para la segunda mitad del año?
El segmento de fusiones y adquisiciones (M&A) concentró la mayor actividad, con 48 operaciones por US$ 857 millones. No obstante, solo 35 fueron completadas, sumando apenas US$ 267 millones, lo que refleja un número considerable de procesos aún en curso (13 transacciones, valorizadas en US$ 590 millones). En el caso del capital privado (private equity), se registraron cuatro transacciones, todas cerradas, con un valor conjunto de US$ 155 millones. Esta cifra representa una caída de más del 50% en valor y del 73% en volumen frente al mismo periodo del año anterior.
La tendencia a la baja también afectó al capital de riesgo (venture capital), con solo cuatro operaciones por US$ 14 millones, es decir, una contracción de más del 75% en monto y cerca del 70% en número de transacciones. El segmento más golpeado fue el de adquisición de activos, que apenas sumó seis operaciones —cinco de ellas completadas— por un total de US$ 10 millones, reflejando un desplome del 92% respecto al primer semestre de 2024.
Para Oscar Trelles, socio director de la oficina de Lima del estudio Cuatrecasas, si bien se cerraron operaciones relevantes, los resultados del semestre evidencian una mayor cautela y selectividad por parte de los inversionistas. Desde su perspectiva, la reducción responde a una tendencia global marcada por la incertidumbre geopolítica, donde factores como las tensiones comerciales y los cambios en tarifas “han puesto paños fríos a algunas transacciones relevantes”.
Trelles advirtió, además, que el debilitamiento del dólar ha encarecido las adquisiciones para las compañías estadounidenses, tradicionalmente las más activas en el mercado peruano. “Al haberse encarecido las operaciones para los compradores de EE. UU., se ha reducido de forma relevante el número de adquisiciones que se han concretado en Perú”, señaló.

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¿Qué se espera para la segunda mitad del año?
Con los resultados del primer semestre sobre la mesa, las proyecciones para lo que resta del año se mantienen moderadas. Según el socio director de Cuatrecasas en Lima, si bien el entorno internacional aún es incierto, existe la posibilidad de que 2025 logre igualar los niveles de actividad registrados en 2024, siempre y cuando se disipen las tensiones ligadas a tarifas y políticas comerciales. “Hay unas pocas operaciones de gran tamaño —con tickets superiores a los US$ 500 millones— cocinándose en el mercado, que podrían concretarse antes de fin de año si se alinean las condiciones correctas”, estimó.
Por su parte, Rafael Boisset, socio director y líder del área Corporativo/M&A en Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (PPU), considera que el segundo semestre debería mostrar un mejor desempeño que los primeros seis meses. “Típicamente el segundo semestre es más activo en cierres que el primero. Y lo que estamos viendo, sobre todo en términos de tamaño de las operaciones, no necesariamente en número, es que los sectores de energía y minería están siendo los principales impulsores”, comentó.
Trelles coincide en que la energía renovable y la minería son hoy los motores más dinámicos del mercado transaccional, seguidos por tecnología, software, internet y servicios financieros. En contraste, sectores como real estate y consumo exhiben señales de ralentización, principalmente por la combinación de incertidumbre macroeconómica, costos financieros elevados y menor capacidad de compra de inversionistas internacionales. “El apetito por operaciones grandes se recuperará solo si el entorno político brinda señales claras de estabilidad y crecimiento”, sostuvo.
En cuanto al perfil de los compradores más activos, Boisset explicó que en industrias como energía y minería predominan los inversionistas estratégicos, tanto locales como extranjeros, dada la naturaleza de largo plazo y el carácter estructural de esos sectores. “En energía, donde hay mayor predictibilidad en los retornos, se ve una mayor participación de fondos de private equity”, afirmó.
Sin embargo, Trelles agregó que tanto los fondos de private equity como los de venture capital han reducido su exposición, enfocándose en operaciones selectivas y de menor tamaño. Esto responde, en parte, al entorno financiero internacional: las tasas de interés aún elevadas y la debilidad del dólar han limitado el poder de compra de los fondos estadounidenses, históricamente los más activos en el mercado peruano.
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Año pre-electoral, ¿cuándo se verán los efectos?
Pese a que 2025 es un año preelectoral en el Perú, los especialistas no atribuyen a este factor un papel protagónico en la caída de la actividad de fusiones y adquisiciones registrada durante el primer semestre. Para Boisset de PPU, el enfriamiento observado responde más bien a dinámicas globales iniciadas hace varios meses. “La actividad de M&A en el primer semestre es el reflejo de lo que viene sucediendo en el mundo desde hace seis o diez meses. El verdadero impacto del ciclo electoral recién lo veremos hacia fines de 2025 o comienzos de 2026”, afirmó.
Una lectura similar tiene el socio de Cuatrecasas, quien indicó que hasta ahora el proceso electoral no ha generado señales de inestabilidad entre los inversionistas. “Lo que nos transmiten los clientes es que perciben al Perú con mayor estabilidad que otras economías de la región, como Colombia, Chile o Argentina, donde la incertidumbre política es más alta”, sostuvo. No obstante, el abogado anticipa que el entorno preelectoral comenzará a pesar sobre el mercado a partir del último trimestre del año.
Boisset recordó que en ciclos anteriores sí se ha evidenciado una ralentización sustancial del mercado de M&A en momentos electorales, motivada por el clima de incertidumbre. “Estas coyunturas llevan a los fondos de private equity, a las empresas y a los inversionistas en general a adoptar una posición de espera y análisis. Pero, una vez que esa incertidumbre se disipa, la actividad tiende a repuntar con fuerza”, concluyó.

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Ticket promedio en descenso y perfil más reservado: así se reconfigura el mercado
Otro rasgo destacado del mercado transaccional en la primera mitad del año ha sido la caída en el ticket promedio de las operaciones. Según el análisis de Cuatrecasas, el semestre estuvo marcado por una mayoría de transacciones en rangos bajos y medianos, y una menor presencia de grandes acuerdos. Pese a ello, aún se concretaron algunas operaciones relevantes, como la adquisición de Energía Renovable del Sur por Luz del Sur (US$ 253 millones), la compra de Aldea Logística por SF (US$ 160 millones), y la reciente adquisición de Sierra Metals por parte de Alpayana (US$ 162 millones).
“La participación extranjera sigue siendo muy significativa, especialmente de compradores provenientes de Estados Unidos, Chile y Canadá. Sin embargo, el número total de operaciones inbound también se redujo en comparación con años anteriores”, precisó Trelles. Añadió que solo el 31% de las transacciones publicadas reportaron montos, lo que refuerza la tendencia a la confidencialidad y la prevalencia de operaciones de menor escala.
En términos de distribución por tamaño, más del 60% de las transacciones realizadas durante el semestre tuvieron tickets inferiores a US$ 50 millones, mientras que apenas un 8% superó los US$ 100 millones. “Las grandes operaciones han sido la excepción y no la regla en este periodo, aunque se han visto casos puntuales con valores relevantes”, agregó el socio de Cuatrecasas.
Sobre las motivaciones detrás de las operaciones, Trelles indicó que han estado guiadas por la consolidación sectorial, el acceso a nuevas tecnologías y mercados, y la necesidad de optimizar portafolios en un entorno más volátil. En cuanto a los procesos de venta, se observa una clara inclinación hacia la desinversión de activos no estratégicos y la búsqueda de liquidez o reestructuración financiera como respuestas defensivas ante la incertidumbre global.

Licenciado en Comunicación de la Universidad de Lima, con especialidad de periodismo y comunicación corporativa. Actualmente redacto en la sección negocios del Diario Gestión.