Dólar. (Foto: Leandro Britto / GEC)
Dólar. (Foto: Leandro Britto / GEC)
Redacción Gestión

El panorama financiero global en 2025 está marcado por una alta volatilidad impulsada por la incertidumbre en la economía de . La nueva administración de ha implementado un plan agresivo para fomentar la repatriación industrial mediante incentivos tributarios y políticas proteccionistas.

Estas medidas han generado expectativas en algunos sectores, pero también han sembrado dudas en los mercados, provocando una reacción inesperada en el tipo de cambio. En lugar de fortalecer el dólar, la incertidumbre sobre la implementación y viabilidad de estas políticas ha llevado a una depreciación de la divisa estadounidense, según indicó Christian Privat, Socio de Antut Advisors.

“La reducción del déficit comercial mediante aranceles y restricciones a las importaciones ha alterado la dinámica de la oferta y demanda global de dólares. Al disminuir las compras de bienes extranjeros, la necesidad de dólares fuera de EE.UU. se reduce, afectando su cotización. Además, la falta de confianza de los en la estabilidad del mercado interno ha generado una salida de capitales hacia economías más estables, lo que contribuye aún más a la debilidad del dólar” dijo.

“La incertidumbre sobre el impacto inflacionario de estas políticas también ha generado preocupación, ya que un aumento en los costos inter-nos podría obligar a la a ajustar su política monetaria de manera abrupta”, añadió.

Explicó que el efecto de estas políticas en América Latina ha sido variado. Mientras que algunas economías han logrado mantener cierta estabilidad, otras han sufrido importantes fluctuaciones en sus monedas. El sol peruano ha mostrado mayor resistencia frente a la volatilidad, en gran parte debido a su respaldo en reservas internacionales y a una política monetaria prudente.

Sin embargo, el peso chileno, el colombiano y el real brasileño han experimentado presiones debido a la salida de capitales y la reducción de la demanda de exportaciones. La incertidumbre sobre el comercio con EE.UU. también ha afectado al peso mexicano, generando movimientos abruptos en los mercados cambiarios.

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¿Qué deben hacer las empresas?

“Para enfrentar este escenario, las deben adoptar estrategias que les permitan mitigar el impacto de la depreciación del dólar y la inestabilidad global. Por ejemplo, la utilización de coberturas cambiarias, como contratos de futuros y opciones, es una herramienta clave para reducir la exposición a las fluctuaciones de la moneda. Diversificar mercados y reducir la dependencia de como principal socio comercial también es fundamental para minimizar riesgos. Optimizar costos mediante renegociación de contratos y ajustes en la estructura financiera puede mejorar la competitividad en un entorno cambiante”, señaló.

Privat mencionó que desde una perspectiva financiera estratégica, este no es un momento para tomar decisiones apresuradas, sino para actuar con visión predictiva, paciencia y análisis profundo. La volatilidad del dólar puede representar tanto riesgos como oportunidades, dependiendo del horizonte temporal de inversión. En lugar de reaccionar impulsivamente a los movimientos cambiarios, es recomendable adoptar una postura de observador activo, monitoreando las tendencias y esperando el momento adecuado para tomar decisiones que generen un retorno en el mediano y largo plazo.

“El sol peruano, debido a su estabilidad relativa, puede desempeñar un papel clave en la protección financiera de las empresas que operan en la región si negocian en esta moneda. Al utilizar el sol como referencia en acuerdos comerciales o contratos a largo plazo, las empresas pueden reducir su exposición a la volatilidad cambiaria de otras monedas más inestables, como el peso colombiano o el real brasileño. Además, al contar con menores niveles de y una política monetaria más predecible, el sol permite a las empresas planificar con mayor precisión sus costos y evitar pérdidas inesperadas debido a fluctuaciones del tipo de cambio”, refirió.

También es recomendable fortalecer la liquidez y establecer fondos de contingencia que permitan a las empresas hacer frente a escenarios de crisis cambiaria. A nivel operativo, es esencial monitorear de cerca las políticas económicas de y la evolución del tipo de cambio para anticipar posibles impactos y tomar decisiones estratégicas con suficiente margen de maniobra. En un entorno global incierto, la planificación y la flexibilidad serán determinantes para la competitividad y estabilidad de las empresas.

Finalmente explicó que el tipo de cambio en el 2025 no solo está determinado por los factores tradicionales del mercado financiero, sino por decisiones políticas que han generado in-certidumbre. A medida que el gobierno de EE.UU. busca incentivar la producción local y reducir su déficit comercial, los inversores evalúan los riesgos asociados a estas políticas, lo que ha derivado en una mayor volatilidad. La evolución del dólar en los próximos meses dependerá de cómo se ejecuten estas medidas y de la respuesta de los mercados ante un entorno económico en constante transformación.

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