El S&P 500, al cierre del primer semestre, había caído aproximadamente 20%. Otros mercados siguieron una tendencia similar. Eventos como la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania y las políticas de los bancos centrales precipitaron este derrumbe. Sin embargo, y pese a que estos factores aún persisten, ya empiezan a verse las primeras señales de recuperación. Aunque Perú podría quedarse atrás en dicha tendencia.
“Si bien es cierto que a nivel global podemos decir que ya comenzamos a ver los primeros brotes verdes de una recuperación —que debería consolidarse a fines de año y manifestarse el 2023 y el 2024—, el Perú se va a quedar rezagado en todo este proceso por distintas razones”, considera José Martínez, vicepresidente ejecutivo de Inversiones de Rimac Seguros.
Recuperación global
Martínez comenta que el mercado va a tocar su punto más bajo en algún momento de los meses que quedan hasta fin de año. “Posiblemente el S&P 500 tenga que volver a caer por debajo de los 3,500 para que el proceso de recuperación se vea de manera más firme”, añade.
De todas formas, el economista indica que hay ciertas señales que denotan el inicio de una incipiente recuperación.
“A pesar de que las tasas de corto plazo han subido, o van a seguir subiendo, en respuesta a la acción restrictiva de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed), las tasas de largo plazo, que son determinadas por el mercado, han empezado a caer”, detalla.
La tasa del bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años llegó a niveles cercanos al 3.50% en junio y hoy se encuentra por debajo del 3% y sigue decreciendo. “Ese es uno de los primeros signos: la curva de retornos se ha invertido. Por ello podemos esperar que las tasas de corto plazo sean más altas que las de largo plazo”, indica.
Una señal adicional de la recuperación es que en el último rally la acciones de las empresas pequeñas (”small caps”) ya empezaron a subir “de manera más o menos consistente, lo que normalmente marca el inicio de los procesos de recuperación”.
Mercado peruano
¿Dónde queda la bolsa peruana en este proceso? A comienzo de año, el Perú estaba viviendo un shock positivo en términos de intercambio como consecuencia de la subida en los precios de las principales materias primas que el país exporta (minerales), lo que se vio reflejado en una relativa bonanza de los activos peruanos
“Sin embargo, la asimilación de una idea de posible recesión ya hecho que esta tendencia se revierta. El Perú ya no vive este shock positivo, sino todo lo contrario: atraviesa un shock negativo en los términos de intercambio”, asevera José Martínez, de Rimac Seguros.
Este efecto debería traer consigo un debilitamiento del crecimiento de la economía peruana, lo que impacta también en el rendimiento de los activos peruanos. A esto se suma el efecto de la reducción sustancial de las tasas de inversión privada y pública debido a la inestabilidad política que atraviesa el país. Además, no se descarta un posible downgrade en la clasificación internacional de riesgo si es que persiste la incertidumbre para la gobernabilidad.
“Desde ese punto de vista, las perspectivas para los activos peruanos deberían ser negativas. Más aún si sumamos nuevos retiros de los fondos de las AFP, lo que genera aún mayor presión sobre las acciones locales”, indica.
Inflación
Luego de atravesar la parte más crítica de una pandemia global, el mundo viene enfrentando otra amenaza: la guerra entre Rusia y Ucrania y su consecuente impacto en la economía. Este conflicto es particularmente dañino porque ha generado escasez de petróleo, fertilizantes, algunos alimentos básicos (trigo y soya) y materias primas para la producción de semiconductores, entre otras cosas.
“Ante esta escasez de insumos básicos para la producción, se han elevado mucho los costos y se está transmitiendo a todas las actividades económicas de modo que un shock inflacionario de oferta se termina convirtiendo en un aumento generalizado de precios en el mundo”, explica el vicepresidente de Rimac Seguros.
Ante ello, los bancos centrales del mundo han tenido que abandonar las políticas expansivas que habían implementado para contrarrestar los efectos de la pandemia y se han visto en la necesidad de empezar a restringir el crédito.
“Básicamente esta combinación de pandemia, y después guerra, está generando una recesión global que se va a manifestar en la mayor parte de países como una reducción en la tasa de crecimiento, pero en otros se va a convertir en una recesión seria”, indica el economista.
Los que están en mayor riesgo son aquellos cercanos a Rusia y Ucrania. Hay una amenaza, afirma Martínez, de recesión europea y posiblemente una en Estados Unidos también.
“Cuando caen las expectativas de crecimiento empieza a caer el valor de los activos y eso es lo que hemos visto de alguna manera durante este año en el que han caído las bolsas”, precisa.
Riesgo de recesión
De todas formas, advierte que existe un riesgo adicional que deriva del hecho de que los bancos centrales pudieran equivocarse y excederse en la ejecución de medidas restrictivas de política monetaria para lucha contra la inflación.
“El balance va a ser muy delicado, porque la inflación no se va a derrumbar hacia los niveles objetivos de los bancos centrales de un momento a otro. La caída va a ser gradual. Y es ahí donde tiene que funcionar la “correa” de los banqueros centrales, porque no se puede tratar de ajustarla de golpe. Si se procede de esa forma, existe la posibilidad de terminar induciendo a la economía global a una recesión aguda y más larga, que va a ser, necesariamente, más perjudicial”, explica.