El camino que recorrió la ‘combi’ de empanadas -Empanacombi-, una empresa inclusiva con 10 años de operación en Perú, está llena de subidas y bajadas. Lo mismo sucedió con Mama Qucha, una empresa con objetivo ambiental que comenzó en el 2018 con solo 150 pedidos. Pero hoy ambas ven un presente en común: un consumidor cada vez más dispuesto a adquirir un producto con propósito.
Aunque en Perú no existe una estadística oficial del número de empresas con propósito o empresas sociales que se crean cada año en el país, la red Kunan -una de las pocas plataformas que reúne a este tipo de empresas en el mercado local- estima que anualmente se integran a su red entre 40 y 50 nuevos emprendimientos, la mayoría en fase temprana, pero con rápido crecimiento.
“Laboratoria fue una de las primeras empresas que premiamos en el 2014, cuando ellos apenas comenzaban a operar, y ahora son un gigante”, destaca Cinthia Varela, directora de la red Kunan en diálogo con Gestión. A ese caso le sigue Pixed Corp, emprendimiento peruano de prótesis en 3D que ya abrió operación en Chile; o Recidar, que acaba de abrir su tercer centro en Villa el Salvador, entre otras iniciativas.
LEA TAMBIÉN: James Berckemeyer: el crecimiento con Pánguche y la internacionalización de Cosme
Con estos ejemplos, Varela destierra el mito de que las empresas sociales no son rentables en Perú. “Lo que nos diferencia de otras empresas es que nacemos un paso más atrás, identificando primero la problemática en la que queremos involucrarnos y, en función a ello, se diseña el producto o servicio”, remarca. Esta definición les ha permitido guardar distancia -también- de una ONG, la filantropía, o una empresa con responsabilidad social, cuyo Core de negocios no es necesariamente resolver un problema de pobreza o ambiental.
Pero el éxito que están alcanzando las empresas sociales, en el que el 50% son lideradas por mujeres y más del 70% son organizaciones con fines de lucro, también se sustenta porque han logrado cautivar el mercado retail. Cadenas como Supermercados Peruanos, Sodimac, Promart, Plaza Vea y otros, ya han abierto sus puertas a los productos con propósito, señala Varela.
Empanacombi
“Nuestro objetivo de inclusión laboral influye en nuestras finanzas”, cuenta Carlos Sánchez, CEO de Empanacombi, empresa cuya fortaleza en sus 10 años de operación está en sus más de 10 trabajadores con discapacidad que se encargan de la elaboración y la venta de las empanadas y otros productos para sus diferentes líneas de negocio.
La idea de negocio nació de Cynthia Rodríguez -pareja de Carlos- cuando diversas empresas empezaron a cerrarle la puerta a su hermana menor, Naty, una joven con síndrome de down que se había destacado como subcampeona mundial de natación en su categoría.
“Como cualquier empresa, necesitamos ser sostenibles, pero sin despegarnos de un indicador clave para nosotros, el impacto social”, señala Carlos Sánchez.
Para lograrlo, sumaron a sus dos líneas de negocio -tiendas propias y catering inclusivo- otras dos líneas más el año pasado: la concesionaria sostenible creada para operar en colegios -ya están presentes en una escuela de Huaraz y este año ingresarán a otro centro en Urubamba, Cusco-; y las cocinas inclusivas, que incluye el diseño, innovación, consultaría y logística para implementar un ambiente adecuado para personas con discapacidad en otros restaurantes.
“Ya estamos trabajando con pastelería San Antonio, que tiene la visión de implementar una cocina inclusiva y estamos a punto de cerrar un proyecto con Acurio Restaurantes, para que las cocinas de sus diferentes sedes sean inclusivas también. Pero ojo, más allá del cambio físico y espacio, es el cambio de actitudes y de paradigmas, es una transformación cultural que empieza desde la cabeza de la organización”, aclara.
Con todo ello, Sánchez proyecta un crecimiento del negocio en 35% en términos conservadores Y es que no descarta una cifra más alta porque apuntan a seguir sumando locales propios en Lima sur y norte para este 2023.
LEA TAMBIÉN: Cervecerías artesanales: las pérdidas estimadas debido a la crisis social
Mama Qucha
“Yo creo que las empresas sociales tienen una gran posibilidad de seguir escalando porque los millennials y la generación X son compradores más éticos y sienten curiosidad por saber cómo se elaboró un producto, es un valor que los atrae”, dice Gabriela Marín, una de las fundadoras de Mama Qucha (diosa del mar. Una empresa social que ayuda a reducir la presencia de plástico en el mar y, a la vez, emplea a mujeres del penal Anexo de Chorrillos.
Marín nació en Chimbote por lo que desde muy joven fue consciente de la problemática de la contaminación del mar. Pero su punto de inflexión, recuerda, fue su viaje a Bali, Indonesia, antes del 2018. Ahí -dice a gestion.pe- vio cómo el abundante plástico en el océano afectaba a diferentes especies marinas, principalmente a la manta raya.
Y fue en Sri Lanka donde aprendió la técnica de fundir el plástico reciclado para convertirlo en un material que pueda usarse en la elaboración de carteras y bolsas reusables. Así empezó el negocio junto a Estefania, su primera socia, con un primer pedido de 150 bolsas.
Tres años desde que iniciaron operaciones, sus productos se venden en tiendas como Flora&Fauna y Orgánica. La expansión de dichas marcas les ha permitido crecer orgánicamente y ahora su objetivo de corto plazo es ingresar a provincias y concretar sus primeras exportaciones. Sus dos primeros mercados, para los cuales ya han empezado a crear estrategias, son Europa y Canadá.
“Crecer nos permite emplear a más mujeres y reciclar más plástico de las cárceles y de algunas tiendas. En los meses con pedidos corporativos logramos dar trabajo a más de 40 mujeres del penal Anexo de Chorrillos”, señala. Así lograron que en el 2022, su crecimiento sea de un 40%. Para este 2023 esperan repetir ese desempeño. Para ello -añade- ampliarán la línea de productos, incluyendo mochilas, billeteras, porta pasaportes, así como maletines para laptops y tablets, entre otros productos.
Mama Qucha se mantiene en pie y más fuerte que nunca, bajo la dirección de Gabriela y Alana Linder, su gerenta de marketing. Ambas, con los mismos objetivos, no pierden la esperanza de algún día ver un mar más limpio y a más mujeres lograr la anhelada reinserción social y laboral.
En corto
- Regulación. En 2020 se aprobó en Perú la Ley 31072, la Ley de la Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo (Sociedad BIC) que establece un marco jurídico regulatorio para empresas que, de acuerdo con la Ley, tengan impacto material positivo o la reducción de un impacto negativo en la sociedad y en el ambiente. Kunan espera que la ley sea promovida por el gobierno a fin de que la sociedad reconozca cuando empresa es o no social. Cabe indicar que las sociedades nuevas o las que se modifiquen deben incluir en su denominación o razón social el texto “de beneficio e interés colectivo” o la sigla BIC.
- Organización. Red Kunan, además de abrir convocatoria -en mayo- para su concurso Perú Inspira, informó que trabaja de manera articulada con otros líderes empresariales para próximamente lanzar una organización que represente y apoye -asesoría en temas legales y empresariales- a nuevos emprendimientos sociales en Perú.