El apoyo del banco HSBC al régimen chino en Hong Kong es mal recibido por el mundo financiero y político del Reino Unido y podría dañar su reputación en un contexto de desconfianza hacia Pekín.
El gigante bancario británico eligió su campo la semana pasada, algo poco común en las grandes multinacionales que evitan implicarse en política.
El responsable del banco para Asia Pacífico, Peter Wong, firmó una petición apoyando la polémica ley de seguridad nacional impuesta por Pekín a Hong Kong.
"Respetamos y apoyamos leyes que estabilizarán el orden social en Hong Kong y revitalizarán la economía", dijo el banco en un comunicado.
Otro banco británico, muy implantado en la región, Standard Chartered, también se alineó con Pekín.
Estos bancos "quieren claramente hacerse amigos con la segunda economía mundial", dijo David Madden, un analista de CMC Markets en una nota reciente.
La presencia en Asia en crucial para HSBC, que la ha convertido en su estrategia desde hace varios años y que obtiene la mayoría de sus beneficios en la región.
Bajo la dirección general de Noel Quinn, el banco decidió suprimir 35,000 puestos de trabajo y reducir su presencia en Estados Unidos y Europa para concentrarse en Asia.
Esta toma de posición a favor del régimen chino es importante para HSBC (Hong Kong & Shanghai Banking Corporation), cuya historia está estrechamente ligada a la excolonia británica.
HSBC se creó en 1865 para financiar el comercio entre Europa y China y tuvo su sede en Hong Kong durante mucho tiempo.
Desde 1993 tiene sede en Londres, cuatro años antes de que Hong Kong volviera a soberanía china, en 1997.
“Vergüenza”
"HSBC es sinónimo de Hong Kong. La silueta de los edificios figura en la web y en las tarjetas bancarias y el grupo tiene allí 30,000 empleados", recuerda Emma Wall, una analista de Hargreaves Lansdown.
La posición de HSBC "puede sorprender vista del exterior pero cualquier decisión de una empresa se toma en función de los negocios y HSBC realiza la mitad de sus ingresos en Asia", apunta.
Sin embargo, con esta decisión, el banco pone en peligro su reputación de cara a sus millones de clientes en el mundo y en Reino Unido.
La posición del banco suscita debate incluso en el mundo financiero, normalmente discreto.
El responsable de inversiones del gestor de activos Aviva Investors, uno de los más importantes de la City, David Cumming, explicó sentirse "incómodo" con la decisión de HSBC y Standard Chartered.
El caso preocupa a muchos responsables políticos, en el Reino Unido y en el extranjero. Dos diputados del partido laborista, Lisa Nandy y Anneliese Dodds, escribieron a los dos bancos, recordándoles su responsabilidad en tanto que grupos con sede en Londres.
"No debería ser una sorpresa si la actitud del público se endurece con HSBC en reacción a la decisión de apoyar el expansionismo agresivo de partido comunista chino", consideran, hablando incluso de riesgo de boicot.
De la misma manera, los diputados conservadores Ian Duncan Smith y Tom Tugendha, conocidos por sus posiciones firmes con Pekín, criticaron la posición de HSBC.
La polémica sobre HSBC llega en mal momento para el primer ministro británico Boris Johnson, bajo presión de sus aliados estadounidenses y de numerosos parlamentarios conservadores para impedir la presencia de la compañía china Huawei en las redes de internet 5G.