En el confinamiento por la pandemia del covid, las startups de educación o “edtechs” encontraron el contexto para validar su modelo de enseñanza virtual en diferentes ámbitos. Ahora, estos emprendimientos enfrentan nuevos desafíos, no solo por el retorno a la presencialidad, sino también por una coyuntura global de menor acceso a capital e incertidumbre por el colapso de bancos. Por ello, Crack The Code, con alcance en 22 países, define sus estrategias más allá de rondas de capital.
María del Mar Vélez, CEO de esta startup de cursos de programación y pensamiento computacional, afirmó que el 2022 casi duplicaron los ingresos a cerca de US$ 1 millón. En ese resultado, destacó el crecimiento de los canales enfocados en los padres de estudiantes (B2C) y en las empresas (B2B).
“Tenemos alianzas con empresas y fundaciones, que representan hoy el 50% de nuestros ingresos. Son proyectos de impacto social en Perú, Colombia y México, ese canal de empresas es el que más ha crecido”, comentó a Gestión.
Entre los hitos del negocio en los últimos dos años, la ejecutiva recordó que cerraron una ronda de inversión por US$ 2.7 millones a finales del 2021 con el fondo de capital de riesgo Kaszek Ventures.
Para el 2023, Crack The Code apunta a duplicar la facturación del 2022 con un crecimiento de sus dos canales. Para ello, en el B2C, vienen testeando diferentes herramientas (redes sociales, alianzas y otros) para elegir la que aporte el mayor avance. En el canal B2B, construyen un equipo de distribución y de asesores de venta.
En expansión geográfica, destacó que esta edtech ya tiene estudiantes en 22 países, incluyendo a hispanohablantes fuera de América Latina que acceden a los cursos por referencias. Si bien el foco de la inversión seguirá siendo el Perú, México y Colombia, reveló que realizan pruebas para futuras operaciones en Chile y Estados Unidos.
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¿Crack The Code tras nueva ronda de capital?
Consultada por la posibilidad de salir nuevamente a levantar capital, Vélez reconoció que el 2022 fue un año difícil por las mayores restricciones al acceso a capital. En el 2023, mencionó que el panorama se torna también complejo tras el colapso de bancos en el mundo.
“Todos los emprendedores están enfocados en crecer sosteniblemente; no depender tan agresivamente de rondas de inversión para sobrevivir y tener un negocio que perdurará. Este año definirá quienes logran encontrar ese balance y quiénes no”, consideró.
En el caso de Crack The Code, aseguró que tienen caja para más de un año y medio. Así, si bien no planean una nueva ronda de inversión, sí aspiran a una extensión de la antigua ronda en este semestre para incorporar a un fondo especializado en educación al directorio de la empresa a fin de potenciar el producto.
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Hacia alianzas con edtechs
En otra estrategia de crecimiento, Crack The Code ultima el cierre de tres alianzas con otras edtechs enfocadas en adultos a fin de llegar a nuevos segmentos. Y es que, en la actualidad, la empresa se orienta más a niños y adolescentes que buscan conocer de programación antes de llegar a la educación superior.
“Hay muchas sinergias en este tipo de alianzas. En este momento estamos por cerrar una alianza con una edtech grande para lanzarla a fines de marzo; y de ahí en adelante un par más para ir potenciando nuestro crecimiento”, adelantó.
En detalle, explicó que Crack The Code no solo se beneficia ofreciendo cursos que prolonguen la experiencia de sus estudiantes, sino también incorporando usuarios que el público adulto de las otras edtechs les pueda referir para obtener descuentos y becas.
La oportunidad para las edtechs
Si bien el retorno a la presencialidad puede representar un desafío para las plataformas de enseñanza virtual que despegaron en pandemia, Janek Igor Kobylinski, director de Educación Blended e Innovación en la Escuela de Postgrado de Universidad del Pacífico, consideró que estos modelos de negocio siguen teniendo oportunidad.
“Las personas seguimos teniendo la necesidad de seguir aprendiendo cosas para transformar nuestra vida y la de los demás. Más que una limitación, el regreso a la presencialidad marca una oportunidad”, consideró.
Sin embargo, precisó que esta condición está definida por la posibilidad de incorporar un seguimiento a los estudiantes para que los aprendizajes impacten en la vida real y no se circunscriban a un escenario solo virtual. De esa perspectiva, estimó, dependerá la trascendencia de las “edtechs”
“Las tecnologías educativas se basan en encontrar maneras en que las personas puedan aprender cosas útiles para su vida, aunque ello no siempre es entendido”, finalizó.