El consejero delegado de Twitter, Jack Dorsey, anunció este lunes que abandona la empresa que ayudó a crear en el 2006 para “liberarla” de la influencia de sus fundadores tras años de tensión con sus inversores y cuestionamientos sobre la libertad de expresión en la plataforma.
“Después de casi 16 años con cargos en nuestra compañía... desde cofundador hasta CEO (consejero delegado), presidente, presidente ejecutivo, CEO en funciones y CEO... he decidido que ya es hora de irme”, dijo el empresario de 45 años en una nota en la que delineó así su irregular trayectoria.
Tras varias horas de especulaciones que generaron fuertes movimientos en Wall Street, la compañía confirmó su salida e indicó que su junta directiva había nombrado por unanimidad al que ha sido jefe tecnológico los últimos tres años, Parag Agrawal, como el ejecutivo de más alto nivel “con efecto inmediato”.
También designó un nuevo presidente independiente de la junta, Bret Taylor -cofundador de Google Maps y jefe de operaciones de Salesforce-, quien reconoció el “liderazgo visionario y la dedicación incansable” de Dorsey a la red social y el “giro” que le ha dado desde su “retorno” en el que consideró un “momento crítico”.
El atípico empresario creó Twitter con la idea de que fuera una herramienta de comunicación entre amigos y ha acompañado su transformación hacia un foro público en el que se han abierto importantes retos, sobre todo durante la presidencia en Estados Unidos de Donald Trump, cuya cuenta está vetada por decisión empresarial.
Figura emblemática de internet
Dorsey fue apartado del puesto de máxima responsabilidad a petición de la junta directiva en los inicios, en el 2008, por dividir su tiempo y atención entre demasiados proyectos y pasiones -le instaron a “ser diseñador de moda o el CEO de Twitter”- pero permanecer en un segundo plano no implicó que se quedara quieto.
En el 2009, el empresario fundó la firma de pagos digitales Square -en la que sigue ejerciendo de consejero delegado-, y en los últimos años ha ganado notoriedad por su estilo de vida bohemio, con retiros espirituales al desierto o ayunos extremos, y por su defensa de las criptomonedas, consolidándose en una figura emblemática de internet.
Volvió a ser nombrado CEO de Twitter en el 2015, pero el año pasado su cargo se vio amenazado otra vez cuando la firma inversiones Elliott Management lanzó una campaña para que lo reemplazaran después de anunciar que se mudaría a África y compaginaría desde allí su trabajo en la plataforma con el de Square.
Finalmente, la firma llegó a un acuerdo con Elliot, que controla un 4% del capital de la empresa, para que Dorsey siguiera siendo el líder y este rechazó viajar a África después de desatarse la pandemia del coronavirus.
Su última etapa al frente de la red social coincidió de lleno con la era de Trump, quien frecuentemente usaba Twitter para atacar a sus oponentes en un clima de fuerte polarización ideológica, lo que provocó críticas porque la red estaba sirviendo para la propagación de noticias falsas y discursos de odio.
Empresa versus ego fundador
Sin hacer mención a esas tensiones con los inversores ni a las críticas por parte de sectores conservadores de la sociedad estadounidense, que alegan que se les silencia, el fundador de Twitter argumentó que se va porque quiere priorizar su compañía “por encima de su ego” y cree que seguir en la cúpula conduciría al “fracaso”.
Dorsey permanecerá en la junta directiva de Twitter hasta que expire su mandato, cerca de mayo del 2022, “para ayudar a Parag (Agrawal) y Bret (Taylor) con la transición”, y luego asegura que se irá, sin dar más detalles.
“Creo que es esencial que una compañía pueda levantarse por sí sola, libre de la influencia o dirección de su fundador”, insistió.
Twitter, con una capitalización de mercado de unos US$ 37,600 millones, ha perdido cerca de un 10% de su valor desde el comienzo de este año tras encadenar tres trimestres de pérdidas que ascienden a US$ 403 millones acumulados.
Pese a los resultados trimestrales negativos, la red social del pájaro azul divulgó en su último informe que tenía 211 millones de usuarios activos diarios (que se conectan por lo menos una vez al día) en todo el mundo, un 13% más que en el tercer trimestre del 2020.
La plataforma, que planea alcanzar los 315 millones de esos usuarios a finales del 2023 y duplicar sus ingresos para entonces, dijo este lunes que mantiene esas metas y que no espera cambios en sus previsiones para este ejercicio.