El fabricante nipón de vehículos obtuvo un beneficio neto de 736,800 millones de yenes (US$ 5,518 millones) entre abril y junio, primer trimestre del año fiscal japonés, un descenso interanual del 17.9% que atribuyó al encarecimiento de las materias primas y la depreciación del yen.

El líder mundial del automóvil por volumen de ventas obtuvo un beneficio operativo de 578,655 millones de yenes (US$ 4,334 millones), una caída del 42% respecto al mismo trimestre de 2021, según sus resultados financieros publicados este martes.

El fabricante con sede en Aichi (centro de ) se anotó una facturación por ventas del 7 % interanual, hasta los 8.4 billones de yenes (US$ 62,917 millones).

Toyota Motor explicó que su producción durante el primer trimestre del año fiscal se vio impactada por los confinamientos en a raíz de los rebrotes de coronavirus y por las inundaciones en Sudáfrica.

Otro factor negativo para sus resultados fue el encarecimiento global de las materias primas, combinado con la continuada devaluación del yen frente a otras divisas, lo que incrementó aún más sus costes de producción.

El fabricante nipón señaló en un comunicado su voluntad de “absorber las cargas crecientes” que afrontan sus proveedores por la inflación global, con vistas a “reforzar la competitividad de toda la cadena de suministro a medio y largo plazo”.

Pese a las citadas dificultades que afectaron al primer trimestre, el grupo Toyota ha decidido mantener sus objetivos anuales de producción y de ventas de vehículos, situados respectivamente en 9.7 millones y 10.7 millones de unidades.

Toyota Motor vendió entre abril y junio 2.013 millones de unidades de vehículos, lo que representa un retroceso cercano al 6% interanual, que no obstante se vio compensado por la depreciación del yen.

En , su principal mercado, sus ventas decrecieron un 4%, mientras que en el mercado doméstico cayeron cerca de un 20%, y en el resto de Asia solo un 1%.

El grupo nipón subrayó que esta evolución negativa se debió también a los cuellos de botella en las cadenas de suministro, a pesar de una “fuerte demanda global” de vehículos.

“Los volúmenes de venta disminuyeron porque no fuimos capaces de producir lo suficiente, lo que obligó a clientes de todo el mundo a esperar a que sus vehículos fueran entregados”, subrayó Toyota, que también señaló que los automóviles eléctricos “son los que más posibilidades tienen de verse afectados por la carestía de semiconductores”.

Toyota también publicó sus estimaciones de resultados para el año fiscal en curso, que concluirá el 31 de marzo de 2023, y en el que prevé embolsarse un beneficio neto de 2.3 billones de yenes (US$ 17,227 millones), un 17.2% interanual menos.

Sus cálculos apuntan a un retroceso del 19.9% de su beneficio operativo, hasta los 2.4 billones de yenes (US$ 17,973 millones), y a un incremento de la facturación por ventas del 9.9%, hasta los 34.5 billones de yenes (US$ 258,380 millones).