
En un mundo globalizado y de constante información en tiempo real, las compañías se encuentran más expuestas que nunca a sufrir en cualquier momento una crisis reputacional. Bajo ese contexto, es clave el rol de las empresas como actores que anticipen un acontecimiento antes de limitarse al tradicional control de una situación que —dependiendo de su complejidad— a veces suele tomar dimensiones desmedidas. Pero, ¿qué temas representan riesgos constantes para los diferentes sectores en nuestro país?
A partir de una investigación centrada en las menciones y percepciones en conversaciones digitales, la consultora LLYC (Llorente & Cuenca) elaboró el informe “Análisis de riesgos en Perú”, el cual se enfoca en los sectores primario (agroindustria, minería y pesca); secundario (manufactura y construcción/infraestructura); y terciario (comercio y servicios) desde cinco dimensiones de la reputación: contribución, integridad, credibilidad, transparencia e imagen.

El análisis indica que, en promedio, el 40% de los asuntos de riesgo identificados en los tres sectores está vinculado a expectativas sociales. De este modo, la dimensión reputacional con mayor nivel de vulnerabilidad para las empresas peruanas es contribución, considerando la percepción que tienen los diferentes grupos de interés sobre el impacto positivo de la empresa en la sociedad y su compromiso real con su propósito declarado.
“La clave está en evaluar oportuna y rigurosamente la coherencia en la conducta de la empresa, entre lo que se espera de esta (atribuida a un factor reputacional) y lo que se ha comprometido a cumplir como marca”, señaló Sandra Ortiz, directora senior de Crisis y Riesgos de LLYC Perú.

En ese sentido, el estudio destacó la necesidad de una estrategia preventiva clara desde la comunicación, tomando en cuenta la importancia de que las compañías traspasen las acciones de responsabilidad social y tengan como práctica una narrativa preparada y sustentada, desde datos concretos hasta ejemplos tangibles de impacto positivo.
Riesgos críticos y moderados
Otro aspecto que resaltó el análisis es el “relacionamiento con sindicatos”, cuyo asunto se posiciona como el principal riesgo crítico y grave entre los sectores primario, secundario y terciario. Destacan casos como la oposición sindical a procesos de privatización en el sector energético o denuncias sobre condiciones laborales en agroindustria y en alimentos y bebidas generan alta exposición.
“Es importante construir legitimidad día a día, reconociendo lo que se hace bien, mejorando donde sea necesario y siendo parte del diálogo con el mundo sindical desde una posición de respeto, apertura y evidencia”, sostuvo Ortiz.
Asimismo, otro asunto en común en los tres sectores, con riesgo grave moderado, es la “contratación, remuneración y retención del talento”, asociado a cuestionamientos sobre bonificaciones consideradas injustificadas, recortes salariales —especialmente en el sector agroindustrial— y otros temas relacionados con la gestión del capital humano.
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Análisis de los riesgos por sectores
Dentro del sector primario se identificaron 41 asuntos de riesgo, de los cuales el 45% fueron clasificados como críticos. En detalle, en la agroindustria la conversación digital está marcada por un alto nivel de rechazo en torno a asuntos normativos, de seguridad y entorno laboral. Así, temas como “permisos de operación y consultas previas”, “criminalidad e informalidad”, “percepción de monopolio” e “inseguridad en servicios de transporte” concentran entre el 96% y el 100% de menciones de detractores.
En minería metálica, entre los temas con mayor polaridad negativa se encuentran “inversión y desarrollo local”, “eficiencia operacional” y “contribución al PBI y tributación”. Además, la conversación digital reveló una alta participación de detractores y una activación sostenida de los grupos de interés en torno a los asuntos de riesgo como “gestión de conflictos sociales”, “relacionamiento con entidades del Estado”, “contaminación ambiental” e “integridad empresarial y prácticas de mercado”.
A su turno, en el sector secundario, se hallaron 33 asuntos de riesgo, siendo que casi el 40% fueron clasificados como graves. Al desglosarse, la industria de alimentos y bebidas muestra detractores, principalmente, en temas vinculados a talento y cultura organizacional, así como a seguridad y bienestar, evidenciando una alta sensibilidad y expectativa creciente hacia prácticas laborales justas en el sector, entornos seguros y culturas corporativas más inclusivas.
En construcción, la conversación digital abordada por los detractores incluyen temas como la contribución al PBI y tributación, corrupción y lavado de activos, conflictos y repercusiones sociales, percepción de inseguridad ciudadana, y tragedias a consecuencia de desastres naturales y accidentes. La percepción de vinculación con corrupción y lavado de activos, marcada por casos emblemáticos como Lava Jato, sigue siendo un desafío relevante en este sector.
Sector terciario concentra el mayor volumen de asuntos de riesgo
Respecto al sector terciario se reconocieron 54 asuntos de riesgo, y casi el 55% fueron clasificados como graves. En esa línea, la industria de entretenimiento, cultura y deporte expone que el 80% de los temas identificados se clasifican como graves o moderados. “Los tres temas más sensibles en este grupo son comportamientos indebidos, acoso y abuso laboral, relacionamiento con sindicatos e integridad empresarial y prácticas de mercado”, indicó el estudio.
En torno a servicios financieros, dentro de los asuntos con mayor impacto potencial figuran “jornada laboral y vacaciones”, “integridad empresarial y prácticas de mercado” y “comportamientos indebidos, acoso y abuso laboral”.
Asimismo, en los temas clasificados como graves figuran asuntos vinculados a economía y finanzas, incluyendo “desempeño económico y financiero”, “estabilidad económica y riesgos financieros”, “volatilidad de precios de insumos y productos”, “contribución al PBI y tributaria”, e “inversiones y transacciones empresariales”.
Sobre la industria de telco y tecnología, en el contexto peruano, la conversación está fuertemente influida por los recientes cambios de propiedad y sus implicancias para los consumidores, lo que ha amplificado una variedad de preocupaciones que van desde lo técnico hasta lo social. “Inversiones y transacciones empresariales” es un asunto de riesgo moderado que exigirá atención, ya que su puntaje lo ubica muy cerca del nivel grave”, señaló el análisis.
Los asuntos con mayor polaridad negativa están vinculados con temas de tecnología e innovación, y de experiencia del cliente, tales como “interoperabilidad entre sistemas o plataformas digitales” y “atención del cliente y resolución de problemas”. A esos aspectos, se suman “apoyo al desarrollo local y comunitario” e “inclusión social y digital”.
“El sector terciario concentra el mayor volumen de asuntos de riesgo en comparación con el primario y secundario”, precisó el informe.
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Canalizando oportunidades
De otro lado, Ortiz afirmó que las compañías están obligadas a escuchar activamente las conversaciones para anticipar percepciones, expectativas y potenciales focos de crisis. “Las empresas necesitan cambiar su mentalidad. Ya no basta con el estado resiliente de soportar la tormenta, sino anticipar riesgos, salir a flote en medio de ellos, convertir la adversidad en ventaja. Quien no lo haga perderá la capacidad de diferenciarse, legitimarse y capitalizar oportunidades frente a sus grupos de interés”, agregó.
En esa línea, la ejecutiva manifestó que algunas oportunidades estratégicas son reconfigurar el mapeo de riesgos más allá de los indicadores financieros y considerando las expectativas de los grupos de interés; identificar y comprender los actores relevantes en la conversación; y ejecutar un análisis de riesgos específicamente para cada marca e industria.
Ficha técnica:
- La investigación se basa en el procesamiento de 37 millones de publicaciones digitales, generadas por 110,000 autores, recopiladas a través de X (antes Twitter). El periodo de observación abarca 17 meses, desde enero de 2024 hasta mayo de 2025.
- Se analizaron 1,064 empresas (agroindustria, minería y pesca; manufactura y construcción/infraestructura; comercio y servicios), recogiendo como base criterios relacionados con su tamaño y/o con el alcance e impacto de su presencia en redes sociales.
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Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Nacional del Santa. Trabaja en el Diario Gestión desde noviembre del 2021. Laboró anteriormente en la Sociedad Nacional de Industrias y el diario La Industria de Chimbote.