Si usted está pensando en realizarse un “retoque” en el rostro o un “arreglito” en el cuerpo, no está solo. De hecho, es parte de una tendencia mundial que ha tomado fuerza tras la pandemia, donde muchas personas optaron por tratamientos mínimamente invasivos y procedimientos quirúrgicos aprovechando el tiempo de teletrabajo para recuperarse en casa.
La tendencia sigue y apunta a consolidarse más en el Perú este 2023. De acuerdo con Guillermo Wiegering, presidente de la Sociedad de Cirugía Plastica, Reconstructiva y Estética del Perú, a nivel mundial los procedimientos quirúrgicos de este tipo tuvieron un incremento del 20%. Sin embargo, los tratamientos mínimamente invasivos, entre ellos el uso de ácido hialurónico y botox, crecieron en un 200% con respecto al 2019.
“La actitud hacia este tipo de tratamientos o cirugías ha cambiado. Antes alguien se operaba y se escondía tres a cuatro semanas en su casa. Ahora los chicos lo hacen y salen orgullosos con su yeso en la nariz a la calle”, sostiene el también cirujano plástico.
De hecho, también las edades de los pacientes que demandan estos servicios ha cambiado con los años. Según el doctor Juan Manuel Pantoja, director de la Clínica AMA, el 70% de sus pacientes tiene entre 30 y 50 años. Sin embargo, hay pacientes desde los 18 años hasta los 28 años que llegan en busca de monotratamientos, es decir, de aquellos que no requieren de una cirugía y se resuelven en consultorio.
En el caso del género, los hombres se preocupan cada vez más por cómo se ven. “Mi padre también fue cirujano y en su tiempo solo una de 10 operaciones se le practicaba a un varón”, cuenta Pantoja. En la actualidad, el 40% de clientes son hombres.
Precios y demanda
Un tratamiento mínimamente invasivo puede tener un precio promedio de US$500, según el experto de Clínica AMA. Ellos representan el 50% de los pacientes de este centro médico, que este año apunta a tener 1,500 atenciones mensuales (actualmente están en alrededor de las 1,200).
“El otro 40% de nuestra atención tiende a superar los US$2,000 en ticket promedio”, dice Pantoja. “Esos son los clientes que vienen por un cambio total, como un perfilamiento de rostro, una rinomodelación, entre otras prácticas”, enumera.
Asimismo, hay un 10% restante que son pacientes derivados de otras clínicas o que llegan por complicaciones en estética o cirugía plástica. Y es que, ante mayor demanda, también más probabilidades de caer en manos de un médico no especializado o simplemente de un estafador.
“En el Perú hay alrededor de 580 cirujanos plásticos certificados con el registro nacional de especialista (R.N.E) dado por el Colegio Médico. Sin embargo, hay más de 3,000 personas publicitándose como tales”, advierte el doctor Wiegering. “Hay médicos que no tienen la especialidad y están haciendo este tipo de procedimientos. Pero la cosa es peor: hay enfermeras y técnicos que colocan sustancias de relleno, cuando los únicos que pueden hacerlo por ley son los cirujanos plásticos y los dermatólogos”, añade.
Por eso, Wiegering aconseja verificar la información de la persona que lo atiende en el Colegio Médico del Perú. Sobre todo, teniendo en cuenta que algunos de los procedimientos con mayor demanda en el Perú tienen que ver con pasar por un quirófano. Estos son, de acuerdo con Wiegering, el aumento de mamas, la liposucción y por último la rinoplastia.
“Una mala práctica puede causar una embolia o una necrosis”, señala el cirujano.