Vista aérea de la deforestación en la Reserva Biológica Nascentes da Serra do Cachimbo en Altamira, estado de Pará, Brasil. (AFP)
Vista aérea de la deforestación en la Reserva Biológica Nascentes da Serra do Cachimbo en Altamira, estado de Pará, Brasil. (AFP)

Un grupo de firmas de inversión en su mayoría europeas envió una carta conjunta a los embajadores de Brasil en sus países para expresar su preocupación por la creciente deforestación de la Amazonía.

, con sede en Noruega, recopiló las firmas de un total de 29 empresas, entre las que están Legal & General Investment Management Ltd, Sumitomo Mitsui Trust Asset Management y NN Investment Partners. Juntas, gestionan US$ 3.75 billones en activos, según un comunicado de Storebrand.

Desmantelar las políticas medioambientales y de derechos humanos está creando incertidumbre generalizada acerca de las condiciones para invertir o proporcionar servicios financieros a Brasil”, dijo la misiva, que fue enviada el lunes a los embajadores del país en Noruega, Suecia, Francia, Dinamarca, Holanda, Estados Unidos y Gran Bretaña. El documento pide además el inicio de un diálogo para abordar el asunto.

El presidente de Brasil, , asumió la presidencia en el 2019 con la promesa de desbloquear las riquezas de la vasta selva amazónica, y se ha opuesto repetidamente a los grandes territorios controlados por grupos indígenas.

Cuando los incendios arrasaron la región el año pasado, primero rechazó los datos de la agencia espacial gubernamental Inpe que mostraban su magnitud y luego despidió a su jefe. Más tarde se preguntó si las organizaciones ambientales habían provocado los fuegos para asegurarse donaciones.

Como resultado del historial ambiental de Bolsonaro, algunos parlamentos europeos dijeron que votarían en contra de la ratificación del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur, una unión aduanera que incluye a Brasil, firmado el pasado junio tras dos décadas de negociación.

La carta de los inversionistas destacó las normas brasileñas para legalizar la ocupación de tierras públicas y para permitir la minería en tierras indígenas, así como las declaraciones del ministro de Medio Ambiente brasileño, Ricardo Salles, quien apuntó que que prensa estuviese distraída por la pandemia del coronavirus daba una oportunidad para reducir la burocracia. Salles habló durante una reunión del gobierno en abril, en una grabación hecha pública por el Supremo Tribunal el mes pasado.

Este año, con la llamada “temporada de quema” de la cerca, Bolsonaro puso al ejército a cargo de evitar otro año de deforestación histórica. Durante el mes de mayo, su primer mes de operaciones en la selva, los datos mostraron que la deforestación subió con respecto al mes anterior.

La deforestación creció un 22% entre enero y mayo frente al mismo periodo del año anterior, dijo el Inpe el 6 de junio.

Las empresas no llegaron a amenazar directamente con una desinversión, pero resaltaron su preocupación porque la deforestación y la violación de los derechos de los indígenas pueda suponer riesgos para sus clientes y las empresas en las que invierten.

Considerando las crecientes tasas de deforestación en Brasil, estamos preocupados porque las empresas expuestas a una potencial deforestación en sus operaciones brasileñas y cadenas de suministros enfrenten una creciente dificultad para acceder a los mercados internacionales. Es probable que los bonos soberanos brasileños sean considerados de alto riesgo si la deforestación continúa”, agregó la carta.