El Rímac es una de las zonas más tradicionales de nuestra capital, al punto que en muchos rincones de este distrito todavía reluce el adobe y la quincha como resquicio de esa Lima antigua que nos dejó.
Los ejemplos quizás más claros de los años transcurridos son las casonas antiguas que, pese a la inseguridad que albergan cada uno de sus ambientes, siguen en pie. Y es que la situación de las viviendas es diversa, así como variada también es la condición de sus habitantes.
Algunos son propietarios, otros posesionarios y otros solo son inquilinos. Asimismo, la infraestructura de predio a predio puede ser irrecuperable o de mantenimiento, dependiendo del grado del deterioro.
Sin embargo, el abandono y olvido que afronta esta parte histórica del Rímac puede cambiar de rumbo. La vocera de la Cámara de Comercio del distrito rímense, Clara Cieza, en diálogo con gestion.pe, señaló que existe un plan para promover el turismo por medio del impulso de lugares como las alamedas de los Descalzos y los Bobos, el Paseo de Aguas y el jirón Trujillo.
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“La idea es crear un circuito turístico que busque revalorar la historia del Rímac, que incluso pueda ser la continuidad de otros paseos que se ofrecen a los turistas por el centro de Lima, aprovechando nuestra cercanía”, explicó la delegada.
En este objetivo, las casonas antiguas, según Cieza, pueden ser recuperadas a través de la inversión privada, con el fin de convertirlas en lugares comerciales vinculados a la gastronomía. Actualmente, existe la experiencia de algunos pequeños restaurantes que se han acondicionado en ciertas viviendas aledañas a la alameda de los Descalzos.
“De prosperar esta iniciativa, el fin sería que todos los vecinos que tienen casa con puerta a la calle ejecuten un emprendimiento relacionado con comida o con dulces, tipo el tradicional arroz zambito u otros”, sostuvo.
Pero ¿qué pasa con quienes no cuentan con el capital para estos emprendimientos? Cieza indicó que el alquiler también es una salida interesante para aquellos que no cuentan con los fondos para iniciar un negocio.
No obstante, el camino no se muestra fácil. Este plan que se gesta desde antes de la pandemia, se truncó inicialmente por el covid-19 y hoy por la elección de un nuevo alcalde. Mientras, aguardan diversas acciones, cuyos primeros pasos se orientan a conocer la situación real de cada una de las casonas, así como de los ocupantes.
“Necesitamos hacer un empadronamiento de las viviendas y ahí está uno de los primeros problemas, pues existe desconfianza de los vecinos para brindar información. Son entre cinco y seis casonas por manzana y el circuito que proyectamos considera como 10 manzanas”, detalló.
En ese sentido, Cieza consideró clave la labor de Defensa Civil, de modo que se conozca el estado de las casonas y se determine cuáles se pueden rescatar para este proyecto. También se requiere de un trabajo conjunto con la municipalidad para lograr el saneamiento físico legal que esté pendiente.
“Muy importante, además, es la seguridad, pues necesitamos otorgar confianza al turista y al inversionista privado. De hecho, por qué no creer que, dando las condiciones, cadenas de restaurantes se puedan interesar en el Rímac”, remarcó.
Adelantó que previo a la pandemia, se conversó con el Patronato de Lima para la elaboración de un plan de desarrollo, pero esto su frustró por el covid-19. “Esperamos retomarlo y poder concretar este circuito turístico-gastronómico”, finalizó.