La petrolera BP registró unas pérdidas atribuidas de US$ 20,384 millones (19,385 millones de euros) en el primer trimestre del año tras salir del mercado ruso por la invasión de Ucrania, pero en cambio vio incrementados los ingresos por el alza de los precios del crudo.
Esas pérdidas contrastan con los beneficios atribuidos de US$ 4,667 millones (4,438 millones de euros) obtenidos en el mismo periodo del 2021, según un comunicado remitido a la Bolsa de Londres, y reflejan la salida de la petrolera del mercado ruso a causa de la invasión de Ucrania ordenada por el Kremlin a finales de febrero.
Las cuentas de BP muestran un efecto negativo de US$ 24,000 millones, como consecuencia de su salida de la rusa Rosneft al deshacerse del 19.75% de participación que tenía en la empresa rusa.
El consejero delegado de BP, Bernard Looney, señaló que los resultados responden también a la guerra en Ucrania y a “la volatilidad en los mercados energéticos”.
La empresa se benefició por el fuerte incremento del precio del petróleo en la primera mitad del año, hasta situarse actualmente en torno a los US$ 107 el barril debido al incremento de la demanda de crudo en todo el mundo al reabrirse las economías tras las restricciones que se habían impuesto por el COVID-19.
Los precios también subieron cuando estalló la crisis en Ucrania, ya que Rusia es el segundo exportador mundial de petróleo y es además el principal exportador de gas natural del mundo.
Según Susannah Streeter, analista de mercados de la firma Hargreaves Lansdown, los precios del petróleo han subido un 40% desde el comienzo de la guerra y hay una expectativa cada vez mayor de que la Unión Europea prohibirá las exportaciones de crudo ruso, por lo que “el precio se mantendrá elevado, lo que ayudará a BP a recuperar el costo de su onerosa salida” de Rosneft.
El responsable de petróleo y gas de la organización ecologista Greenpeace, Rosie Rogers, calificó de “juego enfermizo” que BP consiguiese duplicar ganancias debido a una “guerra cada vez más mortal de Rusia en Ucrania” y, “a medida que aumenta el número de muertos, más dinero fluye hacia las arcas de BP”.
Tras conocerse los resultados, varios políticos de la oposición británica, entre ellos el líder laborista, Keir Starmer, pidieron al Gobierno conservador que imponga a la compañía energética un impuesto sobre ganancias extraordinarias porque muchos hogares tienen dificultades para afrontar el alza de las facturas energéticas.
Sin embargo, el primer ministro británico, Boris Johnson, declaró hoy a la cadena ITV que un impuesto así puede perjudicar a la inversión en el país, necesaria, dijo, para “mantener bajos los precios energéticos” a largo plazo.