La petrolera británica BP anunció el lunes la compra por US$ 4,100 millones del productor estadounidense de “gas renovable” Archaea Energy, con el objetivo de avanzar hacia su objetivo de neutralidad de carbono en sus negocios en el horizonte del 2050.
Archaea produce biogás, principalmente metano, a partir de residuos de los vertederos o de procesamiento de materia orgánica procedente del ganado o de los alimentos.
Con esta operación, BP, que dispone de gran liquidez a raíz de la disparada en los últimos meses en los precios del petróleo, espera “aumentar significativamente sus actividades de bioenergía”, explicó en un comunicado
Cuenta con esta adquisición, que aún debe ser aprobada por los reguladores y los accionistas de Archaea, para “apoyar (su) progreso hacia (su) objetivo de neutralidad de carbono”.
La operación, afirmó el lunes el director ejecutivo del gigante británico, Bernard Looney, creará “un verdadero líder en el sector del biogás y apoyaría nuestra ambición de cero emisiones”.
Archaea, con sede en Houston, produce gas natural renovable equivalente a unos 6,000 barriles de petróleo al día.
BP pagará US$ 3,300 millones en efectivo más unos US$ 800 millones de deuda.
BP, que cotiza en la bolsa de Londres, está tratando de orientarse hacia combustibles más limpios para contribuir a la lucha contra el cambio climático, pero las grandes empresas energéticas son amenudo acusadas de lavado de imagen corporativo, especialmente por parte de los ecologistas.
El director de políticas de Greenpeace en el Reino Unido, Doug Parr, planteó el lunes, después de el nuevo ministro de Finanzas Jeremy Hunt diese marcha atrás en los recortes fiscales, “¿por qué no considerar un impuesto completo y adecuado sobre el petróleo y el gas?”.
Incluso Ben van Beurden, consejero delegado de saliente de Shell, petrolero rival de BP, consideró recientemente que los gobiernos deberían “probablemente” gravar más a las empresas energéticas para ayudar a los más desfavorecidos a pagar unas facturas de energía que no dejan de aumentar.
Pero hasta ahora, la primera ministra británica Liz Truss -exempleada de Shell- se ha negado gravar más a las empresas energéticas.
Con información de AFP