
El fabricante de baterías Duracell del inversor multimillonario Warren Buffett fue acusado por el productor químico BASF de robar secretos comerciales sobre la tecnología de baterías de iones de litio.
BASF, el mayor fabricante de productos químicos del mundo por ingresos, alega en una demanda que Duracell, propiedad de Berkshire Hathaway, de Buffett, desde 2016, se apropió indebidamente de la tecnología mientras ambas compañías mantenían un acuerdo de cooperación.
Duracell es uno de los fabricantes de baterías más vendidos en EE.UU., y las baterías de iones de litio se utilizan para alimentar coches eléctricos, productos electrónicos de consumo y dispositivos de almacenamiento de energía.
“La apropiación indebida de los secretos comerciales de Basf por parte de Duracell y su incumplimiento del acuerdo de colaboración han causado y seguirán causando a BASF daños y perjuicios irreparables”, declaró la empresa química en la demanda, presentada ante un tribunal federal de Delaware y revelada el martes.
BASF solicita una indemnización por daños y perjuicios y una orden para que Duracell destruya todos los documentos obtenidos como parte del acuerdo.
Marc Hamburg de Berkshire no devolvió inmediatamente una llamada en busca de comentarios sobre la demanda.
La demanda se presenta en un momento en que la empresa alemana impulsa la producción de materiales utilizados en baterías de iones de litio a partir de metales reciclados en una planta con sede en Michigan para reducir las emisiones de dióxido de carbono.
El director ejecutivo, Markus Kamieth, ha estado reposicionando a Basf para contrarrestar los altos precios de la energía y la disminución de la demanda, especialmente en China.
Kamieth está convirtiendo la división de materiales para baterías en un negocio independiente, y la empresa declaró el año pasado que estaba “explorando oportunidades de colaboración” en esa línea de negocio.
BASF ha lanzado un esfuerzo de reducción de costos en su planta de Ludwigshafen, la planta química más grande de Europa, donde en febrero ya había comenzado a cerrar algunas unidades de producción más pequeñas, y está en camino de reducir los costos anuales en US$ 2,320 millones para fines de 2026.
En su demanda, BASF afirmó haber “invertido importantes recursos y esfuerzos en la creación y perfeccionamiento de un proceso patentado y secreto comercial para producir material de cátodo de alto rendimiento”, que, según afirma, es un “componente crucial de la batería”.
La empresa alega haber compartido su tecnología patentada con Duracell únicamente como parte del acuerdo de colaboración, en el que ambas partes acordaron mantener en secreto las innovaciones. Afirma que Duracell compartió indebidamente la tecnología con una tercera empresa no identificada.
Como resultado, BASF perdió su papel de desarrollador y proveedor, “socavando el beneficio financiero que Basf obtuvo por sus esfuerzos de desarrollo”, afirma la empresa.