La velocidad a la que los depositantes huyeron del Silicon Valley Bank este mes -retiraron US$ 42,000 millones en 24 horas- ha hecho que las autoridades se enfrenten a un nuevo riesgo: las corridas bancarias propiciadas por las redes sociales.
Atrás han quedado los días en que las colas de gente ante los bancos eran la imagen que definía a un prestamista al borde del abismo. En la era digital, los clientes pueden retirar efectivo con unas pocas pulsaciones en su teléfono.
Las informaciones aparecidas en las redes sociales durante la semana del 6 de marzo, según las cuales algunas empresas de capital riesgo, entre ellas el Founders Fund del influyente inversor Peter Thiel, estaban aconsejando a las empresas que retiraran efectivo de SVB, un banco centrado en la tecnología, se convirtieron en una bola de nieve que provocó la caída de las acciones e hizo que los clientes se apresuraran a salir.
Las autoridades cerraron SVB el 10 de marzo.
El banco Credit Suisse, que el domingo tuvo que ser rescatado por UBS en una operación de adquisición promovida por el Gobierno tras el colapso de la confianza de los inversores, conoce muy bien los peligros de las redes sociales. El año pasado incumplió los requisitos de liquidez en algunas de sus filiales después de que una publicación infundada en redes sociales provocó la salida de clientes.
“El hecho de que la gente pueda comunicarse mucho más deprisa ha cambiado la dinámica de las retiradas masivas de fondos de los bancos y, tal vez, la forma en que tenemos que pensar en la gestión del riesgo de liquidez”, afirma Todd Baker, profesor del Richmond Center de la Universidad de Columbia.
El multimillonario gestor de fondos de cobertura William Ackman advirtió pocos días después de la quiebra de SVB que “ningún banco está a salvo de una corrida” en un mundo con cuentas bancarias en línea y redes sociales, a menos que el Gobierno ofrezca a los depositantes una garantía explícita de “acceso completo” a todo su efectivo.
Los reguladores saben que están luchando contra la posibilidad de que las avalanchas bancarias se produzcan más rápido que nunca, aunque no está claro cómo pueden abordar específicamente el riesgo de pánico alimentado por Twitter.
En Estados Unidos, la decisión de asegurar todos los depósitos bancarios tras el cierre de SVB sorprendió a muchos. Los expertos dijeron que demostraba que las autoridades temían lo suficiente que los depositantes retiraran efectivo de otros prestamistas.
“Es posible que la cuestión sea que los depósitos nunca se habían movido tan rápido y eso es lo que sirvió de base a esta decisión: las salidas de dinero en SVB no tenían equivalente”, dijo Nicolas Veron, investigador principal del Peterson Institute for International Economics de Washington.
Desaparecer rápidamente
Algunos en el sector bancario restan importancia a los riesgos de otra caída como la de SVB.
Señalan la vulnerabilidad única de SVB a una corrida bancaria impulsada por las redes sociales, dada su base de clientes altamente concentrada de empresarios tecnológicos y de capital de riesgo que se relacionaban en los mismos círculos.
“Se trataba de un centro de influencia concentrado en este ecosistema, a diferencia de lo que ocurre en otras zonas”, afirma Randell Leach, director ejecutivo de Beneficial State Bank, que tiene su sede en California.
Aun así, algunos depositantes de todo el mundo no se arriesgan, aunque crean que su banco es fundamentalmente sólido.
Un inversor en biotecnología de Alemania que tenía su cuenta en Credit Suisse y que habló antes del acuerdo de rescate del domingo dijo que había cambiado sus depósitos personales a otra institución, pese a que pensaba que Credit Suisse era un “buen banco”. SVB había demostrado lo rápido que pueden desaparecer los depósitos, dijo el inversor.
Dan Awrey, profesor de Derecho de la Universidad de Cornell, achacó las consecuencias del SVB a la “ausencia de una estrategia de comunicación”.
Entre el viernes por la mañana en que SVB se derrumbó y el final del fin de semana, los reguladores deberían haber explicado que el banco tenía un modelo de negocio único y que otros prestamistas no eran tan arriesgados, dijo.
Si no lo hicieron, los depositantes de otros bancos temieron que sus fondos estuvieran en peligro, lo que exacerbó la tensión en el sistema, dijo Awrey.
“Todo eso faltó entre el viernes por la mañana y el domingo, de forma que la twittersfera se apoderó realmente de la dinámica informativa y de la narrativa”, añadió.
Otros bancos regionales de Estados Unidos se han visto presionados desde entonces, y el precio de las acciones de First Rebublic Bank se desplomó un 47% el lunes debido a la preocupación por su liquidez.
La saga del SVB y la incesante especulación en las redes sociales podrían llevar a los bancos a prestar servicios las 24 horas del día, incluso los fines de semana, según Jez Mohideen, presidente ejecutiva de Laser Digital, la división de criptomoneda del banco japonés Nomura.
Según Patricia McCoy, catedrática de Derecho del Boston College, los reguladores también tendrán que vigilar las redes sociales y elaborar una serie de protocolos para orientar su respuesta.
“Tienen que estar atentos a cualquier indicio de rumores infundados, de pánico que empiece a cundir en las redes sociales, y tienen que hacerlo las 24 horas del día”, afirmó.
Fuente: Reuters