
La transformación digital del sistema financiero peruano ha dejado de ser un proceso gradual para convertirse en un imperativo estratégico. Con más operaciones migrando al entorno virtual, los bancos están redoblando sus inversiones en tecnologías de protección de datos y monitoreo de riesgos para enfrentar un escenario donde las amenazas cibernéticas evolucionan con la misma velocidad que los canales de pago.
Las cifras muestran la magnitud del cambio. En 2024, cada adulto en el país realizó en promedio 442 pagos digitales, es decir, más de una operación al día. El volumen total de estas transacciones equivalió a 6,2 veces el PBI nacional, según el Informe del Sistema de Pagos y Fintech 2025 del BCRP. A ello se suma el salto de las operaciones con códigos QR en comercios: de 12,7 millones en diciembre de 2023 a 26,7 millones un año después.
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En este contexto, las billeteras digitales y plataformas de transferencias inmediatas como Yape y Plin se han consolidado como las principales billeteras digitales en Perú, con 14 millones y 4 millones de usuarios activos a inicios de 2025, respectivamente. Su crecimiento impulsa la bancarización y el comercio electrónico, aunque también las convierte en un objetivo frecuente para ciberdelincuentes.
“El riesgo cibernético es la nueva amenaza para la estabilidad financiera. Ya no se trata de proteger una bóveda física, sino de garantizar la integridad de los datos de los clientes, que hoy son el activo más valioso”, afirma Albeiro Cortés, CEO de CLAI PAYMENTS.
La regulación también ha evolucionado. En 2024, Perú actualizó el Reglamento de la Ley 29733 de Protección de Datos Personales, aumentando las exigencias sobre el control y la responsabilidad en el manejo de información sensible. Estas acciones buscan no solo prevenir incidentes, sino fortalecer la confianza de los usuarios en un sistema financiero cada vez más digital.
No obstante, el comportamiento de los usuarios sigue siendo un factor crítico. Solo el 23% de los usuarios cambia sus claves de forma regular, y en zonas rurales apenas el 46% de adultos tiene educación financiera digital mínima, según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS).
“Esto evidencia la necesidad de seguir invirtiendo en tecnologías de protección y en educación financiera”, señaló el vocero. No basta con contar con plataformas seguras; es fundamental que los usuarios comprendan los riesgos y adopten hábitos de seguridad básicos, como la actualización regular de contraseñas y la verificación de transacciones”, sostiene Cortés.
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Acorde con la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), el uso de productos y servicios financieros digitales ya alcanza el 67% de la población adulta en el país. “Esto implica no solo invertir en sistemas de seguridad avanzados y protocolos de ciberprotección, sino también fomentar la educación financiera y digital de los usuarios”, finalizó Albeiro Cortés, CEO de CLAI PAYMENTS.








