La marginación y falta de identificación de la población peruana con los partidos políticos vigentes hacen que el malestar social sea una forma de canalizar su descontento, señala un informe de Moody’s.
Asimismo, los ingresos y la liquidez de las empresas en el país serían afectados por sus bajos niveles de confianza que derivan, en parte, de esos disturbios sociales prolongados y no resueltos, sostiene la agencia calificadora.
El descontento de la población materializado en protestas tiene impacto directo en las ganancias de las empresas y sus planes de inversión pues paraliza la producción y genera inestabilidad, dijo Enrique Castellanos, docente de Economía de la Universidad del Pacífico.
“Si bien el malestar social permanece en stand by en las últimas semanas, las empresas siguen muy cautas, continúan en una especie de piloto automático, operan pero no crecen ni tienen ganas de invertir”, argumentó Fernando García, gerente de inversiones de Kubus Wealth Management.
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¿Cómo afecta el riesgo de gobernabilidad a las empresas?
Asimismo, Moody’s estima que un resurgimiento de las protestas sociales en Perú crearía riesgos de gobernabilidad y amenazaría a las empresas que emiten títulos valores, sobre todo de los sectores bancario, turístico y minoristas.
Según la calificadora de riesgo, el financiamiento bancario permanecerá disponible y estable para el segmento corporativo, aunque con riesgos crecientes en la calidad y métricas de rentabilidad si los disturbios se prolongan o acentúan.
El ajuste en las condiciones crediticias se dio a nivel global, pues las tasas se elevaron e implicaron un encarecimiento del financiamiento, dijo García. Y hay empresas que operan golpeadas desde la pandemia y aún no logran recuperarse, lo que les resta atractivo ante los inversionistas, acotó.
Por su parte, Castellanos señaló que el mercado de capitales se ha contraído, principalmente por la falta de confianza, pues los bonos corporativos son inversiones de largo plazo y este escenario genera inseguridad en los demandantes de dichos papeles.
Además, los bancos se vuelven más conservadores y prefieren exponerse cada vez a menos riesgo, a fin de cuidar la calidad de su cartera crediticia, expresó.
Moody’s mencionó que la escalada de protestas e interrupciones operativas podrían provocar una erosión en la inversión y la confianza comercial. Además, representan un peligro para los activos de infraestructura crítica y los nuevos desarrollos de Perú, lo que aumenta la probabilidad de que las inversiones sean socavadas estructuralmente, alertó.
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Sistema político estructuralmente débil
La agencia de rating advierte un sistema político estructuralmente débil y fragmentado en Perú, con escándalos de corrupción que afectan a los poderes Ejecutivo y Legislativo, y presidentes que, a menudo, gobiernan bajo mandatos débiles e interrumpidos.
“Si bien para todos los países, los riesgos sociales y políticos se están materializando en cambios de política y un deterioro en el desempeño económico o el entorno operativo, vemos riesgos de gobernabilidad en Perú”, afirma.
El economista Enrique Castellanos sostiene que el país cuenta con un gobierno que no es capaz de asegurar el pleno orden interno, lo que acentúa el temor de las empresas por aumentar la apuesta localmente.
En contraste, Moody´s refiere que las autoridades monetarias y fiscales del país tienen una larga historia de credibilidad política, gestión presupuestaria eficaz y transparencia de datos, fortalezas crediticias que se equilibran con un sistema político débil y fragmentado.
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