La cerveza era un producto algo exclusivo en los comienzos de su consumo, pero para fines del siglo XIX ya era considerado un producto de consumo popular. Por eso, Jacobo Backus y J. Howard Johnston son considerados unos verdaderos emprendedores en el país.
Y es que, si bien a finales de la década de 1870 ya había fábricas de cerveza en ciudades del interior como Arequipa, Trujillo y Cusco, fue en la capital, Lima donde por primera vez tomó fuerza con la empresa de estos dos norteamericanos.
Ellos fueron, sin duda, los primeros en tener una visión clara del negocio: ambos eran ingenieros y amigos de un compatriota suyo: el ingeniero Henry Meiggs, quien los llamó al Perú para colaborar en su propio negocio: el de los ferrocarriles.
Cuenta el escritor e historiador peruano Luis Alberto Sánchez (LAS), en su libro “Historia de una industria peruana: Cervecería Backus y Johnston S.A.” (Lima, 1978), que Meiggs, quien había arribado a Lima en enero de 1868, era un hombre de mundo, apegado a los banquetes y las fiestas, tanto como al trabajo y con una debilidad: la hípica.
Pues en ese entorno empresarial y social, aparecieron en el escenario los dos jóvenes ingenieros. Backus llegó al Perú en 1869, y su colega Johnston en 1871; los dos participaron de las tareas ferroviarias de Meiggs, que concluyeron en 1874.
Backus y Johnston: sus inicios fueron con el hielo, luego cambiaron a la cerveza
Johnston había nacido en 1850, en la ciudad de Bath, New Hampshire (EE.UU.). Mientras Backus en 1843, en Brooklyn, Nueva York (EE.UU.). Este último estaba vinculado familiarmente con Meiggs, y con él trabajó de 1872 a 1874 en el cargo de Superintendente del Ferrocarril Central (Callao-La Oroya), una de las obras de ingeniería ferroviaria más brillantes del continente. En esa misma dependencia participaría luego el joven Johnston.
Backus trabajó con Meiggs también en los ferrocarriles de Mollendo a Arequipa, y de Arequipa a Puno. Meiggs murió en 1878, pero Backus se quedó en el Perú para iniciar sus propios negocios. LAS indica que, una vez concluida su labor con Meiggs, Backus se empeñó primero en el negocio del hielo. Luego le interesó la cerveza, y más tarde la minería, siempre junto con Johnston. Ambos buscarían el progreso inicial en la incipiente industria cervecera. Eran, para entonces, una buena dupla empresarial.
En 1876, Backus había comprado una fábrica de hielo, la cual funcionó primero en los Barrios Altos (Cercado de Lima), cerca del río Hablador; y luego en el distrito del Rímac, en una antigua fábrica de tocuyos, que era a la vez la antigua casa de la familia de Manuel Amat y Villegas, el hijo del virrey Amat y Micaela Villegas (La Perricholi).
Hacia 1879, luego de una ampliación de la maquinaria, Johnston se asoció a Backus para embarcarse -en el mismo local- en la elaboración industrial de cerveza. LAS relata: “La Quinta disponía de una de las mejores aguas de Lima, una turbina, un molino y los implementos necesarios para elaborar el hielo”.
Emprendedores en el camino del mundo cervecero
La fábrica comenzó a funcionar entre fines de 1879 y comienzos de 1880 -en plena guerra con Chile- con el nombre de The Backus & Johnston’s Brewery Ltd. Sin duda, la producción de hielo se fusionó con la de la cerveza; era una combinación rentable, pues aseguraba la refrigeración del producto estrella. La empresa, por ese motivo, empezó con el nombre de “Cervecería y Fábrica de Hielo de Backus y Johnston”.
La ocupación chilena de Lima, que empezó en enero de 1881, no afectó el negocio de Backus y Johnston, ya que hicieron valer su condición de extranjeros, obteniendo las garantías necesarias para seguir funcionando. Hasta 1889 la compañía era solo un pacto de caballeros. Un año después, en 1890, cuando los dueños incursionaron en la minería en Casapalca, se convirtió en sociedad anónima con la razón social de Backus and Johnston Brewery and Co. Ltd., con sede central en Londres (Inglaterra). Como dice LAS, la empresa se “britanizó”.
Backus se quedó en el Perú a cargo de sus inversiones mineras, aunque fallecería el 9 de julio de 1899. En El Comercio del 10 de julio de ese año se dijo: “Al frente de ese gran establecimiento, queda el señor Guyer, miembro de la sociedad Backus y Johnston, pues el señor Johnston se halla en Europa desde hace más de un año”.
Johnston regresó al Perú y, entre idas y venidas, decidió finalmente quedarse aquí en 1909. Se concentró en la mina Casapalca, ya transferida entonces a la Cerro de Pasco Copper Corporation, pero a la que proveyó de adelantos técnicos y administrativos. El 9 de mayo de 1913, el socio más joven de la dupla moriría de un paro cardíaco.
En su recorrido por el Perú, los dos empresarios norteamericanos habían mantenido vínculos amicales y comerciales con un joven minero: Ricardo Bentín Sánchez. Los herederos de la firma Backus & Johnston y los descendientes de Bentín, junto con otros banqueros e industriales peruanos, llegarían a refundar en 1954 la empresa cervecera. La vieja compañía “extranjera” se convertiría, con los años, en una empresa completamente peruana.