AT&T
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El máximo ejecutivo de AT&T, Randall Stephenson, ha hecho poco por ocultar su descontento con el intento del Departamento de Justicia de Estados Unidos de bloquear la fusión de su compañía con Time Warner Inc. La demanda es un "cambio abrupto" en cómo se aplica la ley antimonopolio, afirma.

De hecho, si el gobierno de EE.UU. se está tomando más en serio la tarea de enfrentar las amenazas a la competencia derivadas de la integración vertical (cuando un acuerdo reúne a empresas involucradas en diferentes etapas de la cadena de suministro), esto constituiría un gran giro. No se puede descartar que estemos ante un ejemplo de política trumpiana en el caso de AT&T, pero probablemente era hora de un replanteamiento de la filosofía, de todos modos.

Los reguladores han tendido a no ser duros con las fusiones verticales. Si las empresas no competían directamente entre sí, una fusión no debería dañar a los consumidores, ha sido el pensamiento dominante. En todo caso, los precios deberían caer gracias a los ahorros en los costos. Otras preocupaciones antimonopolio se han abordado generalmente a través de compromisos de conducta, es decir, promesas del comprador de no discriminar a los rivales, con la supervisión del gobierno para asegurarse de que cumpla. A menudo se han evitado grandes desinversiones.

Pero no es adecuado evaluar las fusiones solo sobre la base de si conducirán a precios más bajos para los consumidores, un enfoque prevaleciente desde la década de 1980. Para empezar, una empresa integrada verticalmente podría hacer que los clientes compren productos en "paquetes" (excluyendo así a sus rivales) o cobrar más a esos rivales por usar sus productos.

Y aunque las empresas que buscan una fusión vertical podrían no competir con una empresa en particular en este momento, eso puede cambiar con el tiempo. Instagram o WhatsApp podrían haberse convertido en rivales de Facebook Inc. si no los hubiera adquirido. La integración vertical también puede crear barreras insuperables para la entrada. Una nueva empresa exitosa podría tener que ingresar a ambas etapas de la cadena de suministro para poder competir, pero no lo intentará porque es demasiado caro.

El auge de las "plataformas tecnológicas", o controladores del acceso, como Apple Inc., Facebook Inc., Alphabet Inc. y Amazon.com Inc., ha hecho que la reevaluación de la integración vertical sea aún más apremiante.

Los conglomerados tecnológicos pueden utilizar los datos y el conocimiento del mercado obtenidos de las empresas que utilizan sus servicios para comenzar a competir con ellos. Este año, la Comisión Europea multó a Google con 2.400 millones de euros (US2.800 millones) por sesgar los resultados de búsqueda para favorecer su servicio de comparación de compras y dijo que la decisión estableció un marco para evaluar conductas similares. En otras palabras, vigilar este ámbito.

Curiosamente, dos mega acuerdos que involucran elementos de integración vertical todavía están esperando las aprobaciones antimonopolio de EE.UU. y la UE. La adquisición de Monsanto Co. por Bayer AG crearía un proveedor integrado aún mayor de pesticidas, semillas y herramientas digitales de cultivo, mientras que la fusión de Luxottica Group Spa y Essilor International SA crearía un proveedor integrado de anteojos y lentes.

Si bien los proponentes de los acuerdos dicen que fomentarán la innovación, estos podrían socavar la competencia. A diferencia de Luxottica, Bayer ha ofrecido vender una gran cartera de activos para aplacar a los reguladores.

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