El mercado financiero es uno de los sectores que más variaciones viene presentando. El despegue de las innovaciones tecnológicas, la llegada de la pandemia y, por ende, la incertidumbre económica que atraviesa, no solo en el Perú, sino en todo el mundo, han generado que las escuelas de posgrado enfocadas en finanzas corporativas vayan actualizando sus esquemas curriculares para ir dando respuesta a las demandas que este mercado presenta.
Si bien encontramos que muchos contenidos se mantienen estables con los cursos básicos —como contabilidad financiera, administración financiera, costos—, las casas de estudios también adaptaron sus esquemas e incluyeron manejo de banca electrónica, big data, inteligencia artificial, criptomonedas, fintechs, aplicaciones de la IA en finanzas, entre otros. Asimismo, ahora se pone un mayor énfasis en gestión de liquidez, gestión del capital de trabajo o circulante, reestructuración empresarial, etc.
“Sin duda, el desarrollo del mercado de capitales, su inestabilidad y los periodos sucesivos de alta incertidumbre conllevan retos importantes para los profesionales”, afirman desde USIL.
Y es que, hoy en día, los profesionales están buscando tener una perspectiva moderna en el campo de las finanzas, así como herramientas muy concretas de inmediata aplicación, según explica Juan O´Brien, director de Maestrías Especializadas en Centrum PUCP. “Tienen que ser un puente efectivo entre las operaciones de la empresa y la implicancia financiera de las decisiones”, asegura.
En la misma línea, Álvaro Tresierra Tanaka, profesor de Finanzas de la Universidad de Piura, afirma que, además de tener un sólido conocimiento de las principales técnicas financieras, el profesional en finanzas debe entender cómo impacta en la empresa y en la sociedad la decisión que analiza.
“Hay dos grupos de profesionales: uno que está buscando ingresar o avanzar en el mundo de la banca de inversión, del private equity, del mercado de capitales, entre otros, y otro que desea mejorar sus habilidades de gestión y dirección en la empresa, con especial énfasis en la parte financiera”, manifiesta.
Mirada global
Wilder Pereyra, coordinador del Programa de Especialización en Finanzas de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental, comenta que tener estudiantes de todo el mundo ha obligado a pasar de mallas curriculares locales a mallas curriculares globales. Además, la dinámica de la enseñanza también ha variado con la masividad de la enseñanza virtual, lo que ha originado un cambio en la forma de estructurar las clases: ahora se involucra mucho más al estudiante.
“La pandemia ha obligado a tener un mayor énfasis en la liquidez, además de la previsión de contar con un fondo de maniobra ante sucesos fuera del control de la empresa”, resalta.
Leyder Bocanegra, director del Área Académica de Finanzas de la Escuela de Postgrado de la UPC, menciona que los profesionales buscan una plana docente experta, enfoque práctico que tome en consideración la situación económica y financiera real, infraestructura tecnológica y un modelo de enseñanza basado en la investigación. “Las misiones académicas también son claves; los profesionales buscan expandir sus conocimientos en la búsqueda de soluciones a los problemas locales, regionales y globales mediante el contacto con empresas, profesionales y docentes internacionales”, indica.
Y desde USIL precisan que la formación de un profesional integral en el campo es importante. Sin embargo, en la medida en que el mercado laboral se ha vuelto más competitivo y especializado, los profesionales han empezado a buscar determinado tipo de especializaciones dentro del campo de las finanzas.
La nueva mirada
Por Antonio Jiménez Rosa, profesor de la Maestría de Finanzas de Pacífico Business School
Teniendo en cuenta que estamos viviendo unos años con alta volatilidad, incertidumbre y complejidad, el sistema financiero —y, a su vez, los programas de formación en finanzas— se debe actualizar a las necesidades del mercado de capitales.
En la formación de finanzas corporativas, es fundamental entender y aprender tres prioridades: i) toma de decisiones de inversión/presupuesto de capital para el largo plazo, ii) elección de alternativas de fondeo de capital para hacer más eficiente la estructura de capital de la empresa, y iii) gestión de capital de trabajo, cobros y pagos.
Sumado a lo anterior, se convierte en una necesidad tener en cuenta lo siguiente:
• El efecto de la inflación a la hora de proyectar costos. Este efecto puede llegar a tener doble dígito en algunas economías.
• El incremento de tasas de interés que se está produciendo en Estados Unidos, América del Sur y Europa.
• Los problemas en el suministro de insumos, componentes y materiales exigen mayor anticipación en la gestión de compras y en los volúmenes de inventario para no impactar en el ritmo proyectado de ventas.
• Y finalmente, la volatilidad en el tipo de cambio de divisas requiere un mayor conocimiento en coberturas de FX y no dejar futuras compras o ventas sin cubrir.
En resumen, el contexto actual exige una gestión de las finanzas corporativas con mayor anticipación y con un nivel de sofisticación más elevado a la hora de proyectar inversiones, reforzando la búsqueda de fondeo de capital, la gestión de compras e inventario, y mitigación del riesgo de tipo de cambio de divisas, para que los resultados no se vean impactados.