El arbitraje es un método alternativo de solución de conflictos en el que dos partes enfrentadas someten voluntariamente sus controversias a la decisión de un tercero imparcial, que en este caso es el árbitro, para dar una solución rápida y definitiva a su disputa.
Según Luis Bustamante Belaunde, presidente del Consejo Superior de Arbitraje del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima, es el medio idóneo para resolver un conflicto civil o comercial de manera eficiente y ágil.
“El ejercicio arbitral en el Perú ha servido para solucionar controversias sin recurrir a instancias judiciales. Además, desde la implementación de la Ley de Arbitraje Nº 26572 y la promulgación del Decreto Legislativo Nº 1071 que la reemplaza, se ha potenciado el arbitraje institucional, es decir, donde los procesos arbitrales son administrados por una institución arbitral, como es el caso del Centro de Arbitraje de la CCL, y bajo sus reglamentos”, indicó.
El presidente del Consejo Superior de Arbitraje de la referida institución indica que el arbitraje puede ser utilizado tanto en contratos entre particulares, como en contratos donde una de las partes es de carácter público, por lo que su versatilidad permite que cada vez más personas opten por esta valiosa alternativa. En línea con ello, detalla cinco razones por las cuales optar por el arbitraje:
1. Consentimiento y control de las partes: un proceso arbitral puede desarrollarse solo si ambas partes están de acuerdo. Es decir, a modo de prevención, las partes incluyen una cláusula arbitral en el contrato que suscriben para que eventuales controversias que surjan de esa relación puedan ser resueltas mediante arbitraje.
2. Los árbitros son seleccionados por las partes: en un arbitraje las partes pueden elegir a los árbitros que resolverán la controversia. Al elegirlos, deben tener en cuenta factores como su trayectoria, reputación, especialidad y experiencia, entre otros.
3. Rapidez en el proceso: una de las ventajas principales del arbitraje es la celeridad y flexibilidad en el desarrollo de los procesos. A comparación de un juzgado, donde la duración del proceso es incierta, en el arbitraje son las partes, junto con el Tribunal Arbitral, quienes, de forma directa o indirecta, determinan su duración y las reglas de conducción del mismo.
Adicionalmente, en un arbitraje administrado por nuestra institución, los procesos arbitrales cuentan con un calendario procesal acordado por las partes y los árbitros con fechas exactas para la presentación de escritos, la realización de audiencias y del cierre de las actuaciones, así como el plazo para laudar.
4. Costo económico: los gastos arbitrales, que incluyen los honorarios del Tribunal Arbitral y los gastos administrativos de la institución arbitral, se determinan según la cuantía económica de la controversia y la complejidad del caso. El arbitraje, al ser más célere respecto a la alternativa judicial, permite a los usuarios ahorrar en tiempo y, por tanto, también en costos de patrocinio, de manera que resulta una opción económicamente más eficiente.
5. Especialización de los árbitros: el arbitraje puede estar presente en diversas clases de actividades comerciales. Sin embargo, los árbitros necesariamente deben tener un alto grado de especialidad en la materia de la controversia y su problemática. De tal manera que, a mayor grado de especialización, mayor posibilidad de que la decisión sea la más idónea y adecuada.
Finalmente, Luis Bustamante Belaunde, señala que el arbitraje es una alternativa cada vez más común en el Perú, pues muchas personas o empresas incluyen en un contrato este mecanismo para la solución de eventuales controversias. “El arbitraje permite una solución de conflictos más rápida y eficiente, y un mejor control de las partes sobre las reglas del proceso”.
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