El Ministerio de Salud (Minsa) estima que, a causa de los estragos del COVID-19, la proporción de peruanos con algún trastorno mental podría pasar del 21% al 30% en los próximos años.
Ahora mismo la población ya siente masivamente los efectos en su entorno de varios meses de aislamiento y de las miles de muertes y hospitalizaciones a causa del coronavirus: según una reciente encuesta de Ipsos, el 71% tuvo una crisis emocional por la pandemia.
Las crisis emocionales son mecanismos adaptativos frente al estrés y la ansiedad. Son malestares, no enfermedades. Sin embargo, tienen efectos sobre aquellos que ya tenían trastornos de salud mental. Esto se ve reflejado en el incremento del consumo de algunos tipos de medicamentos, como ocurre con los ansiolíticos y antidepresivos. Dos ejemplos son los productos de Sanofi Genfar y Laboratorios Bagó.
Dicho fenómeno no implica necesariamente que el aumento sea generalizado, pero sí que existe un grupo de personas que se han visto en la necesidad de retomar sus tratamientos o también que han surgido nuevos pacientes con trastornos de salud mental que han demandado específicamente productos de estos laboratorios.
Medicamentos
“Los primeros médicos que establecieron consultas virtuales han sido los psiquiatras y nos han reportado que han aumentado los casos de insomnio, ansiedad y depresión”, comenta Lucero Vergara, gerente general de Laboratorios Bagó.
“Es importante recalcar que todos los ansiolíticos, psicotrópicos o antidepresivos requieren consulta y prescripción médica”, precisa Brenda Balcázar, gerente de Unidad de Negocio de Sanofi Genfar.
Neuryl, de Laboratorios Bagó, es el ansiolítico de mayor prescripción en el país y cuenta con más de 20% de participación de mercado entre enero y julio . Las ventas de este medicamento, en unidades, han crecido 19% durante dicho periodo del 2020 en comparación al 2019. Asimismo, toda la categoría de tranquilizantes ha incrementado su venta de unidades en 27%.
Genfar tiene un portafolio de medicamentos genéricos de más de 150 productos. En cuanto a ansiolíticos y psicotrópicos, el laboratorio comercializa Fluoxetina, Paroxetina, Sertralina, Escitaloipram y Desvenlafaxzina. Todos estos son medicamentos antidepresivos.
Los incrementos más importantes en este grupo los tienen la Sertralina, que es usada para trastornos de depresión severos, angustia y trastorno obsesivo compulsivo, la cual ha tenido un aumento en la demanda de unidades de 58% si comparamos el periodo de enero a julio del 2020 contra el mismo periodo del 2019.
Además, hay un caso similar con la Fluoxetina de 20mg, que ha tenido un incremento en el mercado del 71%.
En cuanto al Zolpidem, medicamento hipnótico de Sanofi Genfar usado para los trastornos de sueño e insomnio, la venta de unidades no ha tenido un incremento tan notorio como ocurre con los antidepresivos y ha mostrado solo un aumento del 9% en unidades vendidas.
Mercado
Según la Asociación de Industrias Farmacéuticas Nacionales (Adifan), los psicofármacos representan un 12% del mercado total de medicamentos en el Perú.
José Silva, presidente de dicho gremio, considera que los incrementos en ciertos medicamentos de esta categoría son casos aislados, porque, según la información de Adifan, hacia fines de agosto la venta de unidades había caído entre 1% y 2% en boticas y farmacias a nivel nacional.
“Yo personalmente pensaba que iba a haber un incremento del consumo, pero, en general, no es así. Esto no quiere decir que no vaya a crecer en el futuro, pero en la actualidad mucha gente ha perdido su empleo y no está consumiendo”, señala Silva. “No pueden estar ahora pensando en comprar un producto para sentirse mejor cuando no tienen para comer”.
Yuri Cutipé, director de Salud Mental del Minsa, considera que en esta coyuntura los más vulnerables han sido los que ya tenían un trastorno médico previo y que pudo haberse intensificado debido al estrés adicional. “Posiblemente algunos pacientes tuvieron recaídas porque, como ha ocurrido acá y en el mundo, los servicios de salud han estado saturados. Además, ha habido temor por visitar hospitales e incluso clínicas privadas”.
“Todo esto ha hecho que probablemente haya habido menos consumo y una falta de continuidad en los tratamientos”, advierte Cutipé.
Así, el aumento de consumo de medicamentos de ciertos laboratorios por parte de nuevos pacientes y otros que retomaron tratamientos, no compensó la cantidad de usuarios que interrumpieron sus tratamientos.
Tendencia
Sin embargo, se espera que como consecuencia de la pandemia, cerca de tres millones de peruanos, según el Minsa, se sumen a los que ya padecen trastornos mentales, quienes podrían necesitar, asegura Cutipé, un tratamiento incluso desde el próximo año.
Por el lado del sector público, el director de Salud Mental del Minsa explica que a principios del 2020 , a través del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares), finalmente ingresó una compra de ansiolíticos, antidepresivos, estabilizadores del ánimo y antipsicóticos que tenía un retraso de dos años.
“Hemos tenido suerte. Esta compra entró a almacenes en enero y ya se ha distribuido a todo el país. Ahora mismo, si es que en alguno de los servicios del Minsa faltara alguno de estos medicamentos, sería por un caso de gestión puntual, no porque no existan provisiones”, señala Cutipé. Esto, comenta, permitirá al Estado responder a la demanda en los próximos meses.