El sector hotelero tuvo que apelar a diversas estrategias para no quebrar; sobre todo cuando su principal fuente de ingresos, los turistas extranjeros, no visitan con la misma frecuencia el Perú. ¿Cómo afronta la crisis el Country Club Lima Hotel?
“El negocio de alimentos y bebidas es el que nos ayuda a tener un poco de colchón para cubrir nuestras responsabilidades”, dice Vanessa Villagrán, directora de Ventas de Los Portales Hoteles. En el restaurante Perroquet, ubicado en el hotel, el aforo del salón aún está al 50%, pero la ventaja es que cuenta con dos terrazas.
Cuando inició la pandemia, el restaurante apostó por el servicio de delivery; sin embargo, la estrategia no funcionó. “Desde que lo abrimos, la ocupación se mantiene en crecimiento. Pero se tuvo que reducir la carta con solo los platos más vendidos (antes eran casi de 80 opciones y ahora alrededor de 50)”. De esta manera el gasto en insumos es menor.
Además, todos los meses Perroquet realiza festivales gastronómicos, que consisten en un buffet asistido. “Es un poco más lento porque antes uno mismo podía ir y servirse, pero la acogida es buena”, señala. Incluso, el ticket de gasto promedio subió en 10%, respecto a niveles prepandemia. Antes era de S/ 70. También ofrecen buffets dominicales y en los desayunos.
¿Y el Bar Inglés? Este abrió sus puertas en julio. Lo más vendido en el lugar -como es costumbre- es el pisco sour. “Casi siempre está a tope, pero el espacio es pequeño y el aforo solo permite que entren hasta 20″. Es por ello que una vez por semana se pone a disposición el jardín para que el público escuche música de ambiente junto con algún cocktail.
Otra alternativa que ayuda al hotel a encontrar un punto de equilibrio es la panadería. “Creció y hemos puesto mesas en la parte externa. También hacemos especiales ahí y, en este caso, el delivery sí funciona bien por la naturaleza de los productos”, explica Villagrán.
Ocupación
Si bien en alimentos y bebidas el Country Club Lima Hotel ya casi alcanza lo logrado en 2019, en alojamiento la situación es distinta.
“Los hoteles viven del turismo extranjero. Las tarifas se redujeron en 40% y el nivel de ocupación aún está al 55%”, refiere Villagrán. El público ahora son turistas de provincia o los que solicitan habitaciones para una noche de boda.
Otro golpe para el negocio es la ausencia de eventos. “Se hacen algunos muy pequeños, pero antes había muchas conferencias organizadas por extranjeros. También tenemos pequeñas reuniones de directorio”, señala Villagrán, tras estimar que la recuperación de alojamiento y eventos podría darse en 2025.
Los datos
- Exclusividad. Dom Perignon Suite, la más exclusiva, ahora se vende tres veces al mes y a clientes locales.
- Extranjeros. Ahora las visitantes son, en su mayoría, de Estados Unidos.
- Tiendas. Todas se encuentran alquiladas actualmente y con tarifas regulares.
- Público. La oferta está dirigida principalmente al cliente local.