(G de Gestión) Por primera vez en más de 20 años, el agro y la agroindustria en el Perú atraviesan una fuerte crisis de liquidez y rentabilidad. El panorama ha dado pie a un movimiento particular de operaciones de M&A, reestructuración de costos y búsqueda activa de nuevas formas de apalancamiento.
Solo un ejemplo: de las cinco solicitudes de autorización de operaciones de concentración (que no bajan de las 18,000 UIT) relativas a empresas agrícolas o vinculadas a la industria alimentaria presentadas ante el Indecopi desde el 2021, tres ingresaron este año, de los cuales dos continúa todavía continúan en trámite.
Además, de las 10 principales agroexportadoras peruanas, al menos tres hicieron públicas transacciones importantes en los últimos meses. El Grupo Virú adquirió a la estadounidense Superior Foods International (SFI), Agrokasa finalmente fue vendida al guatemalteco Grupo Hame y Camposol recurrió a una operación de leaseback con Interbank, además de anunciar una reestructuración interna que implicó recorte de personal y reducción de hasta el 10% en costos generales.
Estamos frente a una etapa de cambio de estrategia en el sector. “No es suficiente la reducción de costos”, advierte Mario Salazar, presidente del Directorio de Agrícola y Ganadera Chavín de Huántar. Sobre todo cuando la mayoría de las empresas del sector agrario siguió creciendo a punta de deuda, aprovechando las bajas tasas de interés que duraron hasta el 2021 y pensando que lo peor ya había pasado con el fenómeno del Niño (FEN) del 2017.
LEA TAMBIÉN: ABB Perú alista ampliación de cartera para el segmento minero en 2024
Pero, como recuerda Jorge Ramírez, actual Director Ejecutivo de Grupo Silvestre y ex-CEO de Camposol, en los últimos 18 meses se presenciaron en el país siete crisis que impactaron directamente en el agro, entre el cambio de la Ley Agraria (que elevó el costo en 8% adicional), el alto valor de los fertilizantes y las protestas sociales. Entonces, “con un ebitda 40% menor a lo que reportaron algunas empresas en el 2021, el ratio de apalancamiento se fue al cielo, y, cuando todos hablaban de un nuevo FEN 2023, los bancos restringieron el crédito, elevaron las tasas y subieron aún más la alta presión al flujo de caja”, explica.
Así, la liquidez que se había podido acumular en los últimos años se esfumó en menos de dos. “Hay que tomar en cuenta que las empresas cuyo índice de apalancamiento deuda neta / ebitda se encuentre actualmente entre ocho y nueve veces tienen problemas financieros serios, en comparación con aquellas cuyo índice está entre las tres y las cinco veces, que se hallan mejor preparadas para afrontar el bache actual”, recalca Salazar.
Ante este escenario, las agrícolas están aplicando —por primera vez— lo que para el sector de consumo masivo ya es parte de la estrategia: renegociar los plazos con proveedores, así como refinanciar deudas, aunque con riesgo de tasas más altas comparativamente. Pero, en voz de los expertos, también hay otra consecuencia: cuando las industrias pasan por ciclos contractivos, las consolidaciones y adquisiciones están “a la orden del día”.
LEA TAMBIÉN: Momento de explorar: las categorías de consumo con espacio para nuevos jugadores
‘Conquista’ agrícola
El Perú todavía es suelo fértil para el ingreso de capital extranjero en empresas agrícolas, que aprovecharían la coyuntura para hacer ofertas. Grupo Hame, productora de alimentos de Guatemala con más de 300,000 hectáreas de palma, hizo lo propio con la peruana Agrokasa, que tenía 3,000 hectáreas en diferentes cultivos frescos en las provincias de Barranca e Ica. De acuerdo con Manuel López, investigador y profesor de la Maestría en Dirección de Agronegocios de la Universidad de Piura, “las empresas de Centroamérica siguen apostando por el sector agrario por su relación cercana con el mercado estadounidense y su fuerza financiera”.
La inversión guatemalteca está metiéndose en Latinoamérica, afirma también Diego Fernández, docente de la carrera de Administración y Negocios Internacionales de la UPC. El especialista, que además está en el negocio del café, anota que, por ejemplo, la firma CBC, original de Guatemala y que ha posicionado su marca Don Café en el norte del país, adquirió en Ecuador el 50% de solubles instantáneos y podría seguir de compras en la región.
LEA TAMBIÉN: Crisis pesquera: esto exige el sector que sería el más golpeado del 2023
Las firmas de Europa también encuentran en el Perú un mercado atractivo desde donde abastecer a Asia (China, Corea del Sur e India). López, de la Universidad de Piura, asegura a esta revista que hay “noticias de que al menos dos compañías europeas tienen procesos de negociación en marcha con empresas ubicadas en Piura; entre ellas, una importadora y distribuidora de frescos”.
Según TTR Data, de las seis transacciones de compra y venta que se registraron entre julio y setiembre de este año en el Perú, tres fueron del sector de agricultura y pesca.
“Definitivamente me da la impresión de que, en los próximos seis meses o un año, habrá más actividades de fusiones estratégicas en este sector agrícola”, anota Diego Peschiera, socio de CMS Grau, y explica que la ventana de oportunidad generada por el momento de estrés que atraviesan las empresas alentaría a las más capitalizadas a efectuar dichas transacciones (operaciones horizontales y de otro tipo). Peschiera, que se encuentra asesorando actualmente una transacción en este sector, refiere que, “mientras más estresada está la empresa, más financiamiento necesitará; [entonces,] algunas preferirán vender un pedazo o toda la compañía”.
En esa línea, el Indecopi dijo por escrito a esta revista que la normativa de fusiones y adquisiciones en el país, de cara a ser atractiva también para el inversionista extranjero, cuenta con criterios técnicos y tiene similitud con los regímenes de países como Chile, Colombia y otros de la Unión Europea, por ejemplo. La autoridad de competencia también está siendo más ágil, pues el periodo de evaluación promedio de las operaciones es de 26 días hábiles.
LEA TAMBIÉN: Agroindustria y electricidad darían la sorpresa en venta de empresas de cara a fin de año
¿Agro 2.0?
El gremio agrícola proyectaba en el 2022 que los envíos alcanzarían los US$ 11,400 millones este año, pero ha reajustado la cifra incluso a menos de US$ 10,000 millones, por la caída de hasta 50% en la cadena de mango, banano, uva y arándanos. Esta contracción en volumen podría durar hasta abril del 2024, cuando inicia la etapa de floración.
Ante esta situación y el cambio de estrategia inminente, las fuentes coinciden en que la agroindustria peruana será en algunos años un sector de grandes compañías y de aquellas que inviertan en tecnología. Hoy hay más de 2,000 empresas agrícolas entre aquellas que acopian, exportan y producen, pero solo 20 tendrían capacidad de profesionalizarse financieramente (presentar reportes a fondos de inversión, por ejemplo), resalta Marco Vinelli, especialista en agronegocios y docente de la Maestría de Agronegocios de Esan. La alta dispersión de exportadores, en tanto, ha menguado la calidad, como pasó con la palta Hass este año, agrega Salazar, de Agrícola Chavín de Huántar.
Y, en la ruta de la especialización, la posible consolidación de tierras es un efecto que no podría evitarse. “Un fondo no vendrá para comprar 20 o 50 hectáreas, sino más. Hablamos de fundos con más de 1,000 hectáreas, por eso necesitamos proyectos de irrigación como Majes-Siguas”, menciona Mauricio Olaya, socio del Estudio Muñiz.
La otra parte es la tecnología en el campo. Hoy ya no se trata de conseguir un cultivo “milagroso”, pues las economías estadounidense y europea se están ralentizando. “El juego ahora es genético”, indica Ramírez, ex-CEO de Camposol, quien recuerda que el Perú pasó de exportar solo uva red globe a contar con más de 25 variedades patentadas. El blueberry va en la misma dirección. Por ello, proyecta que el área instalada en el país se mantendrá, pero con nueva composición genética.
Entre el 2018 y el 2021, las compañías agrícolas terminaron de definir su portafolio con dos o tres cultivos. Si en algún momento Agrícola Rapel entró al banano, se retiró al poco tiempo. Ecosac intentó con palta y granada, pero retrocedió. Agrícola Chavín de Huántar, en tanto, está probando con fresa, aunque por ahora los resultados no han sido totalmente positivos, debido al clima. Los resultados de las pruebas incipientes con cerezo tardarán unos años más.
Lo anterior debe hacerse, no obstante, sin dejar de lado un buen modelo estratégico, indica Fernández de la UPC. “Si uno se fija en los precios que alcanzaba Virú y los compara con los que tenía Agrokasa, este último tenía precios promedio anuales mejores, pero los costos de Virú fueron extraordinarios por sus productos diferenciados: está en congelados, soluciones culinarias y ahora, con el distribuidor norteamericano que ha adquirido, tiene espacio para meter jalapeños o tomates”, manifiesta.
Inversiones en biología molecular, en el monitoreo de insectos y enfermedades, o en oficinas del exterior para empacar productos, serán movimientos claves en el corto plazo. La compra de agtechs no se avizora pronto, pero no se descarta.
Periodista. Bachiller en Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Activa participante de los cursos del Centro Knight para el Periodismo en las Américas.