El mercado laboral peruano se encuentra constantemente en una encrucijada marcada por una dinámica cambiante y desafíos. La inestabilidad política, la informalidad, la integración juvenil en la fuerza laboral conforman un escenario complejo que requiere una adaptación estratégica tanto de empresas como de trabajadores.
Con una mirada detallada a las estadísticas, testimonios y expertos en el campo, exploramos lo que ha sido el 2023 y lo que se proyecta para el 2024 en el dinámico mercado laboral de Perú.
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Crisis Política
En el ultimo año, Perú ha experimentado un periodo de inestabilidad política notable, caracterizado por cambios frecuentes en las autoridades. De hecho, según información del observatorio de Videnza Instituto, el tiempo promedio de la gestión ministerial era en promedio de 20.1 meses durante el 2006-2011, ahora, para el periodo 2021-2026, se reduce a solo 4.6 meses. Similar sucede a nivel de regiones, donde el gerente general regional ahora dura en el cargo en promedio 7.2 meses cuando en el periodo 2011-2014 era de 18.3 meses.
Cecilia Guzmán-Barrón, socia en DLA Piper Perú menciona que “una de las consecuencias directas de la inestabilidad política ha sido la dificultad para implementar y mantener políticas laborales coherentes y a largo plazo”.
Esta situación ha creado un entorno de incertidumbre política y económica. Los inversores internacionales, buscando estabilidad y previsibilidad para sus inversiones, se han mostrado cautelosos a la hora de entrar en el mercado peruano.
Guzmán-Barrón añade que “la actitud cautelosa de los inversores ha limitado este potencial en Perú y la disminución en la inversión extranjera no solo afecta la creación de nuevos empleos sino también la transferencia de tecnología y el desarrollo de infraestructura”.
“Debemos garantizar la estabilidad y seguridad laboral puede ser un fuerte incentivo para los inversores. Esto implica no solo la estabilidad en los empleos existentes sino también la creación de nuevos puestos de trabajo a través de políticas que fomenten la contratación y retención de talento, así como la inversión en sectores emergentes”, concluye.
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Informalidad
Uno de los mayores desafíos en el mercado laboral peruano ha sido la alta tasa de informalidad laboral. No solo afecta la seguridad y bienestar de los trabajadores, sino también tiene implicaciones económicas significativas. A medida que nos acercamos a 2024, es crucial identificar estrategias para abordar y reducir la informalidad laboral en Perú.
Jorge Toyama Miyagusuku. socio de Vinatea & Toyama refiere que “la informalidad laboral en Perú ha sido un problema persistente, exacerbado por factores como la falta de oportunidades de empleo formal, la inestabilidad económica y la insuficiente regulación”.
Los sectores como la agricultura, construcción y servicios se han visto obligados a aceptar trabajos sin las garantías laborales básicas, lo que conlleva riesgos en términos de seguridad, salud y estabilidad económica, dice.
Para abordar la informalidad laboral en Perú en 2024, deben plantearse estrategias centradas en la promoción de la formalización y el fortalecimiento de la regulación laboral, apuntar a incentivos para que las empresas contraten. Además, es importante es ofrecer apoyo técnico y financiero a las pequeñas empresas para facilitar su transición hacia la formalidad.
Toyama remarca que “se debe desarrollar programas de empleo que se enfoquen en sectores con altas tasas de informalidad puede promover la creación de empleos formales en áreas críticas, contribuyendo así a un mercado laboral más justo, seguro y productivo”.
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Fenómeno de El Niño
Históricamente, el fenómeno de El Niño ha tenido efectos devastadores en Perú, afectando a sectores clave como la agricultura, pesca y construcción. Las inundaciones, deslizamientos y otros desastres naturales asociados no solo impactan en la infraestructura y la producción, sino también en la estabilidad del empleo y los ingresos de miles de trabajadores.
Percy Alache, socio líder de servicios laborales de PwC afirma que “frente a esta realidad, las pólizas de seguro se presentan como una herramienta esencial para las empresas, especialmente para aquellas en sectores de alto riesgo”.
Estas pólizas -considera- no solo ofrecen cobertura para daños materiales, sino que también pueden incluir cláusulas para protección de ingresos y empleo, asegurando una red de seguridad tanto para empleadores como empleados.
Existen diversas pólizas adaptadas a diferentes necesidades y riesgos. Algunas se centran en daños a la propiedad y equipos, mientras que otras abarcan la interrupción del negocio, pérdida de ingresos, e incluso asistencia en la reubicación temporal de operaciones y empleados.
“Ante la previsión de un fenómeno de El Niño en 2024, las empresas deben evaluar sus riesgos específicos y seleccionar pólizas de seguro que ofrezcan la cobertura más adecuada”, señala. Esto implica no solo una evaluación de los activos físicos, sino también un análisis del impacto potencial en la cadena de suministro, la producción y la fuerza laboral.
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Teletrabajo como opción
A medida que Perú avanza hacia 2024, el trabajo remoto se perfila como una solución innovadora y efectiva en el panorama laboral. Esta modalidad, que se destacó durante la pandemia, ha demostrado ser más que una medida temporal, convirtiéndose en una parte integral de las estrategias laborales para muchas empresas.
La flexibilidad y el equilibrio entre la vida laboral y personal que ofrece el trabajo remoto no solo han mejorado la satisfacción y la productividad de los empleados, sino que también han abierto las puertas a nuevas formas de trabajar.
Mauricio Matos, Socio del Área Laboral de EY Perú señala que “el ahorro de costos es un beneficio significativo del trabajo remoto tanto para empleadores como para empleados”. Por lo que en un contexto donde está la disyuntiva de si volver a la presencialidad, o -estando en las oficinas- si se debería volver a trabajar desde casa, es un tema relevante aún de cara al 2024.
Matos afirmó que las empresas pueden reducir sus gastos operativos, especialmente aquellos relacionados con el espacio físico de oficinas, mientras que los empleados ahorran en costos de transporte y otros gastos asociados con el trabajo presencial. Este aspecto es especialmente relevante en un contexto económico donde la optimización de recursos es fundamental.
Abogado por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Actualmente, ocupa la posición de redactor en el área de Economía en el Diario Gestión.