
Los puestos de trabajos formales en el Estado alcanzaron los 1.69 millones al cierre de septiembre, según reportó el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), a partir de cifras de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat). El detalle que trajo dicho mes fue que el crecimiento fue de apenas 1% interanual, un ritmo débil que se ha visto en los últimos meses, identificó Gestión.
Esto se tradujo en que 17,000 personas más sumaron al Estado a trabajar formalmente respecto a septiembre del año pasado.
Segmentados por niveles de gobiernos, el nacional tuvo un crecimiento más tímido con un 0.6% (5,000 trabajadores más), mientras que los gobiernos regionales aumentaron en un 2.3% (8,000 trabajadores más). A nivel de municipalidades, el avance fue de 1% (3,000 más).
En los últimos seis meses a septiembre, el crecimiento estuvo bordeando el 1%. Esto explica que, entre enero y el noveno mes del año, el acumulado de crecimiento fue de solo 1.2%.
LEA TAMBIÉN: Empleo “de calidad” sigue creciendo y cubre a más del 50% de trabajadores: ¿quiénes quedan fuera?
¿Empleo en el Estado “saturado”?
Ante esta tendencia, César Puntriano, socio del Estudio Muñiz, señaló que es importante recordar la composición de la fuerza laboral pública. Así, explicó que dentro de este grupo de la planilla estatal están varios regímenes del Estado, como el 276, el 728 (que es aplicado en el sector privado, pero también alcanza a algunos trabajadores públicos), el de Servicio Civil (Servir) y los de Contrato Administrativo de Servicios (CAS).
“Los que quedan fuera [de la planilla mensual de pagos de la Sunat] serían los locadores de servicios, mientras que los que son mayoría en el Estado son los CAS”, precisó.
Para Juan José Martínez, expresidente ejecutivo del Consejo Directivo de la Autoridad Nacional del Servicio Civil (Servir), probablemente estaríamos viendo un acercamiento al tope posible de contrataciones en el Estado, al menos, bajo los conductos formales de la normativa laboral.

Esto lo comentó también a razón de la desaceleración del empleo público en su crecimiento en los últimos meses, luego de que, durante el 2024, lograra expansiones hasta de 3.3%.
Con los 1.69 millones de trabajadores formales en el Estado a este septiembre, se marcó un crecimiento de más 13% en puestos respecto al mismo mes del 2019, en la prepandemia. "Respecto a hace unos años, el crecimiento del empleo en el Estado es significativo”, comentó Martínez.
Sin embargo, observó que el sector público está caracterizado por presentar, en promedio, una baja productividad y, pese a ello, tener una fuerte estabilidad laboral.
“En el Estado, se tiene una “capa” que trabaja correctamente, pero pasado un tiempo caen en la burocracia. Entonces, ese grupo se queda y se suma otra “capa” y así sucesivamente. Crece el presupuesto para personal, crecen los trabajadores, pero no la eficiencia”, refirió. “Los regímenes laborales son rígidos, no hay ceses colectivos, no hay evaluaciones, con lo que la gente improductiva se queda y, por ello, se incorporan más trabajadores”, complementó.
Por su parte, Puntriano recordó que la creación de nuevas plazas en el Estado responde necesariamente a que se tenga presupuesto habilitado, lo que se consigna antes de cada inicio de año. Esto, salvo casos donde se efectúen transferencias de recursos.
“El Estado, a diferencia del sector privado, no depende de las perspectivas económicas para crear o reducir puestos de trabajo”, apuntó.
En este contexto, también anotó que, con mayor incidencia a nivel de gobiernos subnacionales, suelen darse contrataciones de personal de manera irregular, bajo el concepto de locadores de servicios o servicios de terceros.
LEA TAMBIÉN: ¿Empresas “dicen adiós” a la retención? Las nuevas reglas del compromiso laboral
Caen puestos en el Estado, pero suben salarios
Un aspecto que observaron ambos expertos fue que, pese al menor dinamismo del crecimiento de las plazas en el Estado, el ingreso promedio formal continuó aumentando a un buen ritmo. En septiembre, el sueldo en el aparato público ascendió a los S/ 3,869, un incremento de 6.8% respecto a hace un año. En el período acumulado, el aumento es de 5%.
“Llama la atención ese dinamismo en el que la contratación no sube, pero sí la remuneración. Aquí cabe decir que esto último es fácil de hacerlo en el Estado, pero tiene afectaciones fuertes sobre el gasto público”, mencionó Puntriano.

En efecto, Martínez, exServir, comentó que el principal problema con este punto es que, cuando se incrementan las remuneraciones, posteriormente es muy difícil de reducirlas. Se convierten en un gasto rígido.
Esto merece especial atención en un contexto complicado para las finanzas públicas por el significativo aumento del gasto corriente, principalmente orientado a las remuneraciones.
Para atender este escenario, Martínez indicó que, primero, debe realizarse un real dimensionamiento del personal que se requiere en el Estado. “Un análisis objetivo de cuántos trabajadores demanda el Estado se requiere para empezar a atender esta situación. Pero uno de verdad, no ajustes a metodologías y cifras para calzar con los números actuales”, comentó.
Un segundo paso oportuno es implementar un sistema de gestión de rendimientos, a fin de identificar dónde están las causas de los bajos niveles de productividad. Agregó que la normativa actual ya cuenta con el marco para efectuar esta medición. “Es un tema de voluntad”, refirió.
Otro factor sería el impulso de ceses colectivos, aunque su ejecución es mucho más compleja. “No se puede realizar actualmente, no tiene marco normativo. Esto, pese a que hay algunas municipalidades que están quebradas e igual mantienen a sus trabajadores”, indicó.
A esto sumó que al Poder Judicial llegan varios procesos de reposición laboral contra el Estado y cuyos resultados terminan siendo positivos. “Incluso en caso de locadores de servicios”, subrayó.

Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.








