
El mercado laboral en Lima Metropolitana continúa mostrando avances luego de la recesión económica del 2023. Según el último reporte de empleo, se registraron cerca de 5.5 millones de trabajadores en el segundo trimestre (0.4%), donde la población adecuadamente empleada fue la más dinámica.
Si bien se observa una mejora de las condiciones laborales, esto no es trasversal. Hay un grupo que tiene un panorama significativamente complicado y, peor aún, lo arrastra desde hace varios trimestres: los trabajadores más jóvenes, entre los 14 y 24 años.
Gestión revisó los últimos reportes de empleo del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que reflejan las variaciones según trimestres móviles, y halló que, a junio, este grupo de trabajadores no alcanza resultados favorables.
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Empleo de los jóvenes ¿en peligro?
La última vez que la población ocupada joven vio un incremento fue en julio-septiembre del 2022, cuando se registraron 743,700 trabajadores en este rango de edad, un crecimiento de 1.9%. Desde ese momento, hace casi tres años atrás, el empleo juvenil no ha logrado volver a terreno positivo hasta ahora.
De hecho, en el segundo trimestre de este año, última cifra disponible, registró una caída de 14.3% (se redujo a 613,500 trabajadores).
En parte, responde a que la población con empleo adecuado más joven también se viene reduciendo. En abril - junio del 2024 se alcanzaron 260,300 trabajadores entre 14 y 24 años adecuadamente empleados, un incremento de 0.3%; luego de ello, solo se han visto caídas seguidas: entre abril y junio de este año se dio un retroceso de 7.8% (se redujo a 240 mil empleos).
Paola Herrera, analista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE), explicó que el panorama adverso que vienen pasando los trabajadores más jóvenes en el Perú se observa desde la post pandemia. El mercado laboral tiene una mayor demanda por empleados con mayor productividad, que está asociado, principalmente, a los de mayor edad.
“[La pandemia] agravó, en general, la situación de los jóvenes. Hay un tema de largo plazo en el que todavía faltan alinear expectativas salariales con lo que realmente demanda el mercado. La tasa de desempleo viene sido alta [en los más jóvenes]. Lo mismo pasa con la calidad del empleo y los niveles de ingreso”, indicó.
Herrera señaló que en este panorama también se observa un “efecto dominó” en el que terminan siendo los más perjudicados aquellos con menor calificación para encontrar empleo. Las consecuencias son críticas.
El riesgo aquí es que, según alertan diferentes analistas desde hace varios meses, cada vez son más las personas de este grupo que salen del mercado laboral, pues no tienen empleo y dejan de buscarlo. Al trimestre móvil abril-junio, la Población Económicamente Activa (PEA) de entre 14 a 24 años tuvo una caída de 11.6%, equivalente a que casi 100,000 personas menos.
“La experiencia laboral es clave. La calidad del primer empleo en un joven define o delimita sus oportunidades laborales futuras. Si es formal, en el futuro, es probable que siga en ese sector. Pero en la informalidad y con bajos ingresos, son experiencias que difícilmente sean valoradas en el mercado laboral o para reinsertarse”, mencionó Herrera.

Peligroso desempleo
Herrera, del IPE, recordó que la experiencia internacional indica que entornos más difíciles y la necesidad de generar ingresos puede impulsar a los más jóvenes a buscar otras alternativas.
En este escenario de alto desempleo y fuertes barreras para reinsertarse, una de las ventanas peligrosas que se abre, entre los más afectados y vulnerables, es la criminalidad, que precisamente avanza a pasos agigantados ante la inacción del Gobierno.
“Es más fácil que las economías ilegales atrapen a los jóvenes que se quedan sin oportunidades laborales, sobre todo en regiones. En las investigaciones de minería ilegal, por ejemplo, la mano de obra es precisamente joven”, mencionó Herrera.
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En este panorama, Carlos Basombrío, extitular del Ministerio del Interior (Mininter), explicó que el delito más frecuente en el Perú sigue siendo el robo agravado callejero, mientras que el más dañino es el sicariato. Precisamente, el rango de entre 14 a 24 años es “por lejos” la edad principal en la que se “producen” los delincuentes.
A su turno, Rubén Vargas, experto en temas de crimen organizado, señaló que, actualmente, hay una latente preocupación porque las economías ilegales estén captando a los jóvenes “desencantados”.
“El Gobierno no se interesa en las necesidades, reclamos y preocupaciones de los más jóvenes. Allí se alimenta la sustracción [de este grupo de trabajadores]. Las economías ilegales tienen un alto componente social. En promedio, captan y dan empleo a cerca de un millón de peruanos de diferentes edades, pero principalmente jóvenes”, mencionó Vargas.
Siendo la minería ilegal la principal economía de este tipo en la actualidad, Vargas indicó que ha empezado a darse una migración regional inversa, de Lima hacia las otras regiones.
“Hablamos de masas humanas significativas que engrosan la minería ilegal. Lo que la explica no es solo la demanda externa, sino también la masa laboral. Y, lamentablemente, es muy fácil engancharse”, mencionó.

Otro rubro que figura es el de la extorsión, que se caracteriza por ser poco riesgoso. “Que se masifique la extorsión, tiene que ver con la multiplicación de personas [que lo practican]”, indicó.
A esto también se agrega, por ejemplo, los permanentes sectores ilegales de cocaína y de cigarrillos. Vargas estima que, en total, se emplearía a más de dos millones de personas. “Es un gran bolsón laboral que vive en el submundo sin reglas laborales”, subrayó Vargas.
Para Basombrío, una ecuación resulta clave ante este lamentable escenario: un crecimiento del empleo reduce, por un tema de expectativas, las probabilidades de que se sumen personas a la criminalidad.
“Más que por la inclusión [al mercado laboral], es por el efecto rebote en las expectativas de este grupo, pudiendo tener un impacto positivo en el decrecimiento de los Ninis (ni estudian ni trabajan), parte de los cuales terminarían en la criminalidad”, indicó.

Bachiller en Comunicación y Periodismo en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), especializado en economía, negocios, mercado laboral, políticas públicas, tributario, procesos concursales.