En el Perú, un 37.2% de jóvenes mira con reserva o pesimismo su futuro laboral, principalmente, por la falta de posibilidades de conseguir empleo, reveló el estudio “Situación Laboral y Aspiraciones de Jóvenes en Lima Metropolitana” de Arcos Dorados y la consultora Datum Internacional. Pese a que existen iniciativas desde el Estado para reducir el problema de la falta de experiencia laboral, el impacto no sería suficiente para generar más puestos de trabajo.
De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el año pasado, el empleo para jóvenes de hasta 24 años se redujo en 3.3% en Lima Metropolitana. Paola Herrera, economista del Instituto Peruano de Economía (IPE), precisó que, acorde a los últimos datos del INEI, la tendencia negativa se replica a nivel nacional.
“El empleo en los jóvenes está cayendo y no solamente el número de trabajadores, sino también el número de jóvenes que busca empleo. La población que activamente lo busca viene bajando por, más o menos, 10 trimestres seguidos y eso va en línea con las pocas expectativas a futuro para la vida laboral de los jóvenes”, comentó a Gestión.
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Una de las principales razones de esta tendencia es que el mercado laboral se ha vuelto más exigente y está priorizando la contratación de trabajadores con experiencia o en rangos de edad mayores de 30 años.
Otro factor clave es la desconexión entre la educación y las necesidades del mercado. Herrera explicó que, por ejemplo, muchas empresas buscan empleados con habilidades en tecnología y sistemas, pero las carreras más ofertadas son de otras áreas.
Como resultado de esta situación, también se podría ver un incremento en el número de jóvenes que no estudian ni trabajan, también conocidos como “ninis”. Al 2023, el INEI estimaba que el 18% de los jóvenes peruanos de 15 a 29 años eran “ninis”, es decir, cerca de un 1.2 millones.
“Lo más probable es que la cifra se mantenga bastante similar o sea un poco mayor porque las últimas cifras de empleo juvenil es que siguen cayendo en el 2024 hasta el tercer trimestre. Ha seguido cayendo el empleo juvenil y la oferta laboral de jóvenes”, sostuvo Herrera.
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¿Qué medidas se necesitan?
Entre las claves para sacar al empleo juvenil de esta crisis, Herrera consideró fundamental asegurar la recuperación económica y promover la inversión privada, pero también la implementación de reformas que faciliten la transición de los jóvenes desde la educación al mundo laboral.
La economista precisó que, teniendo en cuenta las sugerencias del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), se necesita “una mejor alineación entre la capacitación académica y también las habilidades laborales más blandas para que puedan entrar de manera más rápida al mercado laboral formal. También se debe dar, desde el Estado, más programas de capacitación laboral que permitan tener algún tipo de experiencia laboral porque esto incrementa sus posibilidades”, explicó.
Si bien recordó que existen iniciativas estatales para mejorar la empleabilidad de los jóvenes, Herrera advirtió que el alcance que están teniendo los programas actuales sería limitado, por lo que se necesita una evaluación de ellos para garantizar que realmente estén ayudándolos a encontrar empleos formales.
“Es un problema que se está volviendo bastante prioritario, sobre todo luego del incremento de la pobreza. De repente tienen que sacrificar sus estudios para trabajar en la informalidad o en estos ‘cachuelos’ que en el futuro no les van a asegurar un empleo formal. Desde el Estado, todavía falta que se ponga esto como prioridad”, añadió.
Para Jorge Toyama, abogado laboralista, la implementación de los incentivos que tiene el Estado para la contratación juvenil no están teniendo efecto. A pesar de la existencia de estas herramientas, subrayó que los jóvenes siguen siendo los más informales -con ocho de cada 10 afectados- y con salarios 25% menores que otras categorías de trabajadores.
Toyama apunta que el mecanismo de Capacitación Laboral Juvenil, que permite a las empresas contratar jóvenes de 18 a 25 años sin costos laborales adicionales, solo benefició a 432 jóvenes en el primer semestre del año pasado. Según estimó duplicando el resultado, serían menos de 1,000 empleados por la modalidad más importante que busca el Estado para la contratación de jóvenes.
En tanto, la modalidad que implica la contratación de jóvenes en planilla con la reducción de impuestos para los empleadores, tampoco tuvo impacto significativo, con menos de 800 contrataciones anuales.
“Los mecanismos del Estado para la contratación de jóvenes no funcionan. A pesar de que no tienen costos laborales, casi ninguna empresa los usa probablemente porque es (un trámite) engorroso, demanda muchos requisitos o no se ha difundido bien”, refirió.
Aparte de la desconfianza de las empresas frente a la falta de promoción de los incentivos o el complejo proceso que puedan tener, otras razones por las que no estarían funcionando estos mecanismos serían la desconexión entre la oferta educativa y el mercado laboral, así como la falta de orientación a jóvenes para su inserción laboral.
“No hay un acompañamiento, ni tampoco una orientación del Estado en las necesidades y las oportunidades de los jóvenes. Y en el tema educativo, el Estado ha liberalizado el mercado educativo cuando debe haber una intervención para alinear lo que necesitan las empresas con lo que ofrece el mercado educativo, con las habilidades y tecnología”, añadió.
Para revertir esta situación, Toyama planteó implementar un sistema de acompañamiento laboral, que oriente a los jóvenes sobre sus opciones de empleo, emprendimiento y formalización. Asimismo, se requiere alinear la educación superior y técnica con las necesidades del mercado, asegurando que la oferta de carreras que existen respondan a las demandas de las empresas.
Otro reto, agregó, será el fortalecimiento de la educación pública desde la primaria, ampliando iniciativas exitosas como los colegios de alto rendimiento y también impulsando la educación técnica.
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Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres, con experiencia en radio, tv y web. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.
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