Las protestas contra el gobierno de Dina Boluarte han reconfigurado el escenario para el desempeño de la economía peruana. En esta entrevista con el economista y director de Macroconsult, Élmer Cuba, se plantean los impactos y posibles formas de acción frente a la coyuntura política del Perú.
¿La coyuntura de protestas y violencia que vive el país tendrá un impacto muy fuerte en la economía?
Sí, sin duda. Pero se verá con mucho más fuerza en los territorios donde más se paralizó. En Puno y en Cusco en diciembre (del 2022) y en enero habrá una recesión. Son economías recesadas por lo que está pasando. En Lima no habrá mayor impacto porque no ha parado ni siquiera un día, el trabajo siguió a través del teletrabajo y Lima concentra tres cuartas parte del PBI industrial y dos tercios del PBI de servicios.
Hablamos de impactos regionales más que uno global del país...
En determinadas zonas geográficas hay una recesión abierta y también inflación. Si se ve Cusco, Puno y quizás Arequipa la sensación de recesión e inflación es mayor y va a saltar en enero y diciembre. A nivel nacional se diluye un poco, pero igual afecta la tendencia.
¿Cuál es la tendencia?
La tendencia del ciclo económico era hacia abajo y se pensaba que se rompa con el Plan Con Punche Perú, pero no se va a romper ahora porque tenemos los bloqueos en Antapaccay, Las Bambas, inflación al alza. Si se va a ver golpeada la tendencia.
¿Qué tanto se golpea?
Será medio punto. En enero en lugar de crecer 1.5%, creces solo 1%. También afecta la inflación, que se esperaba que sea alta por el tema de la sequía y la urea, pero esta situación la exacerba un poco más, sobre todo en las regiones más afectadas, pero allí hay que tener en cuenta que la gente sustituye productos y eso hace que, en la práctica, la inflación pueda ser un poco menor.
Hacia adelante, ¿cuál es el principal riesgo que enfrenta la economía peruana?
Ahora es muy prematuro decirlo porque aún estamos en enero. Va a depender de cómo se resuelva la crisis política. Se puede resolver con Dina (Boluarte) quedándose y la elecciones son en abril del 2024, o con Dina renunciando y elecciones seis meses después de la renuncia. Eso está abierto.
¿Y cuál es el peor escenario?
El segundo. Una renuncia de Dina Boluarte, asume el Congreso por seis meses y una sociedad muy polarizada. Hay que enfriar las cosas. El mejor escenario es que la presidenta, que es la titular legalmente del puesto, debería seguir. Ahora, ya se ha cedido porque después de 20 años que se ha recortado un periodo presidencial. Ni siquiera con Kuczynski se ha recortado el periodo de cinco años, hubo una sucesión legal. Esto es nuevo, es un quiebre.
¿Qué tanto afecta este recorte de periodo a la confianza del sector privado y la inversión privada?
Hay que distinguir a los empresarios de la opinión pública internacional. El tema de los derechos humanos es muy importante en la política mundial y Perú está mal allí. Hay que cambiar esa imagen. Pero por el lado económico, Perú igual es fuerte.
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Confianza empresarial
Pero la confianza empresarial aún se mantiene débil...
La confianza medida por el BCR en diciembre, mostró el alivio por la salida de Pedro Castillo, pero todavía no se sabe qué pasará en enero por el tema de violencia; quizás la confianza a 12 meses ya no esté tan alta.
¿Este quiebre del periodo presidencial le puede jugar en contra al país o va a depender de quién sea el nuevo presidente?
Ha sido una solución que se pensaba que sería suficiente para desmovilizar a la gente: nos vamos todos, adelantamos elecciones y chau, pero no ha sido suficiente. El siguiente paso es que renuncie la presidenta, según los insurgentes, pero no se puede seguir cediendo a más cosas por la fuerza. Por ejemplo, cerrar el Congreso es imposible en una democracia o ceder a una constituyente por la fuerza de los palos, no es la manera.
¿En medio de esta situación hay forma de que la inversión privada mejore?
No se se va a mover mucho. Si ya se esperaba que cayese con Castillo, ahora que está fuera con Boluarte el tema ha mutado a la violencia en las calles. No creo que tenga un desempeño positivo, la inversión privada va a ser negativa este año.
Y con este escenario a la baja de las proyecciones, ¿cuánto puede crecer la economía en el 2023?
Para el año todavía estamos hablando de un crecimiento de 2%, y con esa tasa, Perú todavía es la estrella regional. Si se ven a los más pintados del barrio está México con 1% con López Obrador; Brasil, 1% con Lula; Chile con -1.5%; Argentina con 1% y Colombia con 1.5% luego de crecer 7%, un freno fuerte. En Perú es suave el freno, porque el año pasado habremos cerrado con un crecimiento de 2.7% y este año que sea 2%, es suave.
¿Esto se explica, como dice Julio Velarde, por la inercia de la economía?
Así es. Es por el modelo económico. Perú tiene un modelo económico fuerte sustentado en sus dos patas: la estructural, con una economía abierta y de mercado; y en la pata de manejo macro, allí el Perú es fuerte. Incluso la inflación, siendo alta, va a ser más baja que en estos países. Pero pese a eso tenemos problemas ya nuestros, como el empleo, la informalidad o la pobreza.
¿Y la pata del sector privado, que es clave, no está aportando?
Hay un reflejo de lo que es el tema político. No es que el sector privado va a invertir porque ven que están abajo, sino que es un resultado de todo lo que está ocurriendo.
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Impacto en consumo
¿Qué tanto se afecta el consumo de las familias?
En los lugares donde está el conflicto mayor, como Cusco, Puno y Arequipa, sin duda que se afecta el consumo porque sus ingresos han caído. Son familias pobres. Puno y Cusco tienen las familias más pobres del país junto con Huancavelica, y su ingreso diario es casi el mismo monto que gasto diario.
¿Cómo se hace para reactivar estas economías regionales que, al parecer, no van a ceder en sus reclamos?
Sí, pero no tienen los activos o acceso a crédito para aguantar mucho tiempo cerrando (por las protestas). La economía les va a ganar. La recesión va a hacer ceder las protestas.
¿Cree que la recesión hará ceder las protestas?
Sí. No aguantan muchas semanas más así.
¿Cuánto tiempo pueden aguantar economías, como las regiones que menciona, en una situación como esta?
Son economías altamente informales, con ingresos iguales a sus gastos, sin activos ni acceso al crédito. Su consumo va a caer fuerte. Por eso es que las protestas violentas tienen patas cortas.
Pero en Puno, por ejemplo, la economía ilegal a través del contrabando es fuerte ¿Eso no los podría soportar
Ni el contrabando tiene a quien vender, porque están con las puertas cerradas por las protestas, no vende. Pero no todo Puno está parado, hay un grupo de jóvenes con ciertas características que está marchando. Puno está perjudicado y pronto va a haber puneños en contra de puneños y eso va a quebrar la protesta.
¿Entonces tenemos los impactos más fuertes focalizados solo en el sur?
Hay temas particulares, como lo que está pasado en Ica o en Chao en Trujillo (con bloqueos de carreteras), que afectan a la agroexportación, que generan pérdidas privadas importantes a algunos agroexportadores.
Pero en el agregado no son de una magnitud muy grande...
Así es.
Inflación a dos momentos
Respecto de la inflación, ¿este año se podrá regresar al 3% que espera el BCR?
Van a haber dos momentos muy marcados en el año. Un verano alto, arriba de 8% por el tema agrícola, y sobre eso se ha montado la protesta. Pero en el último trimestre del año, el tema se derrite porque por un tema aritmético, toda la inflación de alimentos se hace trizas, igual la de petróleo. La inflación peruana puede ceder fuertemente en junio.
¿Y cómo cerraría el año?
La inflación promedio del año aún va a ser alta entre 5.5% o 6%. Eso te come los salarios y es un factor contractivo. Las familias sustituyen y no van a dejar de comer: compran alimentos, pero dejan de comprar zapatillas.
¿Estos resultados qué implican para la acción del BCR y la tasa de interés?
Implica que el BCR que el BCR va a tener que moverse rápido con la tasa de interés, porque no la puede dejar arriba en 7.75% todo el año, eso sería contractivo en la segunda parte del año.
En el caso del MEF, que apuesta por Con Punche Perú, ¿es suficiente para la coyuntura que vivimos?
No soy muy crítico del MEF en esta coyuntura porque el ministro ha encontrado una situación donde la demanda interna está bajando cada trimestre desde el año pasado y quiere estabilizarla. Y que se apunten a cosas que no se van a ver en su Gobierno también es correcto porque el Estado peruano dura más de un periodo. Me refiero a proyectos como Chavimochic; no porque no salgan cuando tú eres ministro no lo vas a hacer. Hay que seguir dándole la vuelta a la rueda de la inversión. Pero lo que ha pasado en enero y en diciembre, le está quitando “punche” a Con Punche Perú.
Hay quienes cree que se requiere de un plan específico para las zonas más convulsionadas. ¿Coincide con eso?
La gente no está marchando por la inflación o porque faltan puentes. Es un tema puramente político y tiene que ver con una identificación antropológica y sociológica con Castillo, porque piensan que lo han sacado a la mala. Esto no se calma con un bono. Reciben su bono y siguen reclamando.
Medidas económicas para un reclamo político no tienen impacto...
Es un remedio para otro problema. Pero sí pueden ayudar a capear la recesión porque puede haber rotura en la cadena de pagos por el turismo, la agricultura, el comercio informal y otros.
Entonces, sí se podría pensar en apoyos específicos según las zonas...
Algo parecido a lo que se hizo con el covid-19. Como no podías trabajar te dieron un bono. Acá es lo mismo, pues no se puede trabajar por la violencia y se puede dar un bono para que no se corte la cadena de pagos. Pero eso no hace que la gente no reclame.
¿Es optimista de lo que puede venir para el país hacia adelante?
Viéndolo en el largo plazo, Perú se está democratizando en 200 años y estamos avanzado a trompicones, pero hay un riesgo: si no logramos encauzar la democracia a través de las políticas públicas nos podemos quedar indefinidamente subdesarrollados. Estamos ya en un año electoral y allí se va a definir, para bien o para mal, lo que va a pasar en el país en los próximos 20 años. Soy un optimista moderado y espero que la gente se convenza de las bondades del sistema.
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