Debido principalmente a las condiciones climáticas extremas (altas temperaturas y déficit de lluvias), la siembra de cuatro, de los ocho principales cultivos que conforman la campaña agrícola 2023-2024, sufrieron reducción en sus áreas sembradas a nivel nacional, al menos hasta enero de este año (tomando resultados oficiales del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, Midagri).
Para lo que resta de la campaña (que debe concluir en junio próximo), los pronósticos agroclimáticos oficiales hasta mayo siguen marcando niveles de riesgo alto para la mayor parte de cultivos.
Según expertos, existe incertidumbre incluso para la próxima campaña agrícola 2024-2026 por la proximidad de la ocurrencia ahora del fenómeno de La Niña, y la influencia de otras anomalías climáticas de alcance regional que propiciaron olas de calor en diversos países de esta parte del hemisferio.
Contracción en la superficie sembrada
Sobre el primer aspecto mencionado, el Marco Orientador de Cultivos del Midagri da a conocer el avance de la campaña agrícola 2023-2024, iniciada en agosto pasado, hasta enero de este año, y refirió que hay una caída en la superficie sembrada de frijol grano seco, maíz amiláceo, maíz choclo y quinua.
En el caso del frijol, en el periodo antes citado se avanzó su cultivo en un 46%, con la siembra de 38,559 hectáreas (has), y que resultó inferior en 17.7% con respecto al promedio de las cinco campañas anteriores.
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En cuanto al maíz amiláceo, con un avance del 91%, se sembró 184,632 has, superficie menor en 4.1% en comparación con el promedio de las cinco campañas previas. En tanto el cultivo de maíz choclo (con un 67% de avance) registró 31,789 has, espacio inferior en 2.6% frente a las cinco campañas pasadas.
Sobre la quinua, cuya siembra hasta enero tenía un avance del 94%, los productores reportaron la siembra de 60,903 has, área menor en 8.1% frente a lo sembrado en las cinco campañas anteriores.
Rendimiento también se habría afectado
En el caso del arroz (con un 50% de avance en su campaña) su superficie cultivada (con 249,436 has), aumentó en 10% (respecto al promedio de las cinco campañas pasadas), en tanto la superficie de papa (con 277,599 has y un avance del 81%), aumentó en 2.7%.
Lo mismo ocurrió con las siembras de cebolla y maíz amarillo duro, que crecieron en espacio sembrado en 0.5% y 3.9%, respectivamente, comparado con el promedio de las cinco campañas anteriores.
Sin embargo, para el investigador en temas agroclimáticos, Ulises Osorio, el crecimiento de área de cultivo de algunos de esos productos, no significa que su rendimiento haya aumentado, sino que muchos han reportado pérdidas debido a diversos factores climáticos, como el caso de la papa, o el mango, cuya producción en este último caso, detalló, se contrajo en 80%.
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¿Qué se viene para el resto de la campaña?
De acuerdo con nuevos pronósticos del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) para el periodo de marzo, abril y mayo, hay condiciones de riesgo agroclimático para cultivos como la papa, maíz, arroz, café y cacao, en diferentes zonas productivas de la costa, sierra y selva.
En el caso del arroz (el principal cultivo de la campaña), indica que, hasta mayo, en la costa norte el nivel de riesgo estaría entre medio y alto debido a que se presentarían precipitaciones superiores a lo normal que podrían provocar desbordes e inundaciones en las parcelas cercanas a la ribera de los ríos o cercanas a los canales de riego.
En Lambayeque y La Libertad, el riesgo agroclimático para esa gramínea estaría en nivel medio en este mes debido a que la temperatura sería superior y aumentaría el estrés térmico en los valles de Chancay-Lambayeque y Jequetepeque.
En mayo, el nivel de riesgo estaría entre medio y alto porque las lluvias estarían entre normales y superiores, sin embargo, la temperatura mínima estaría por debajo de lo normal por lo que se podría alargar la fase de maduración en el cultivo de arroz.
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Riesgos para la papa
En el caso de la papa, advierte que en la sierra norte se espera un ambiente propicio para el incremento de la incidencia de plagas y enfermedades que atacan a ese tubérculo, asociadas a la alta humedad, pues se prevé lluvias sobre su promedio climático y altas temperaturas, por lo que avizora allí un nivel de riesgo alto.
Para el caso de siembras tardías de papa que están en crecimiento y floración en esa zona, advierte una caída en la humedad que repercutiría negativamente.
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Para la siembra del tubérculo en la sierra central, advierte que su riesgo aumentaría por el pronóstico de lluvias intensas, granizadas, heladas, nevadas y otros eventos extremos.
Debido a las condiciones actuales de alta humedad, no se descarta que, los síntomas de la presencia de enfermedades fitosanitarias persistan, repercutiendo en la calidad del tubérculo que empezaría a cosecharse a partir de este mes.
Similares riesgos advierten el Senamhi para sembríos de papa en la sierra sur y el altiplano. Detalla que el incremento de la humedad podría repercutir en la calidad de tubérculos, sin descartar daños por la polilla, gorgojo de los andes, entre otras plagas.
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Lluvias acabarían antes de lo previsto
Para Abraham Levi, especialista de Ambiental Andina (Ambiand), el fenómeno de El Niño costero ya ha terminado, y si bien marzo suele ser un mes habitual para las precipitaciones pluviales, éstas han sido deficientes en este periodo, por lo que se prevé que los caudales de los ríos (y la provisión para el agro) irán disminuyendo en abril y mayo.
Indicó que, por la ocurrencia actual de ondas Kelvin de agua fría que emergen hacia nuestras playas, es previsible que propicien el surgimiento del fenómeno La Niña entre abril y mayo, lo que ocasionaría un otoño más frío de lo normal y podría dar buenas condiciones para cultivos de agroexportación como el arándano.
No obstante, para el especialista Ulises Osorio, más allá de El Niño o La Niña, en el Perú aún está presente un fenómeno conocido como Años de San Andrés, un evento troposférico caracterizado por vientos caóticos que afecta el clima frente a la costa, y afecta los cultivos, y que antes ocurrió en el país entre los años 1976 y 1980.
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Se multiplicaría riesgo de sequía
Ese fenómeno, consideró el especialista, es el que ha ocasionado las olas de calor y sensación térmica que actualmente, a nivel nacional aún llega a entre 35 a 42 grados centígrados, al haber desplazado la nubosidad e intensificado la radiación solar.
Dicha anomalía, advierte, puede multiplicar por diez los riesgos de déficit hídrico (sequía), no solo hasta el final de la actual campaña agrícola (hasta junio), sino prolongarla hasta el inicio de la siguiente (agosto), y podría tener diversos efectos.
Uno de ellos, observó, puede ser el atraso en los cultivos de hasta dos meses, pero también que continúe afectando el rendimiento de nuestra producción de principales cultivos, así como su calidad, como ya ha ocurrido con el mango o la palta, entre otros.
Comunicador social. Estudió en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, e Inglés en la PUCP. Diplomado en Economía y Finanzas en la Universidad de Esan.
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