¿Un lomo saltado, una papa a la huancaína, un arroz con pollo? Todos esos platos llevan, por lo menos, dos productos que son seriamente afectados por la crisis de fertilizantes que todavía vive el país. Y no estamos hablando de comida gourmet, sino de la mesa diaria de muchos peruanos. Un problema del campo que les toca el estómago a las ciudades.
Porque la crisis, en los últimos meses, ha mutado. Ya no se trata solo de escasez de urea, que los agricultores antes buscaban con desesperación. Ahora sí hay fertilizante en los almacenes, pero a un precio inusualmente alto: hasta 90% más caro que el año pasado (ver gráficos).
Y como en cadena, el alto precio de fertilizantes sintéticos (también incluye al cloruro de potasio y fósforo), que se importan en su gran mayoría, implica un incremento en el costo de la producción agrícola. Ello golpea a los productores, sube el precio de los cultivos en chacra y genera una presión inflacionaria de alimentos. ¿Pero cuál es la magnitud exacta del problema en cada eslabón de esta serie? Gestión consultó con productores y especialistas para dimensionarlo.
Miguel Pintado, economista del Centro Peruano de Estudios Sociales, y Sady García, investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad Agraria La Molina, han identificado 13 cultivos cuyos rendimientos dependían -además del clima y las características del suelo- en más de 20% de los hoy escasos fertilizantes. De ellos, hemos seleccionado cuatro que son claves para los hogares peruanos: arroz, papa, limón y maíz (este además sirve para la ganadería y la crianza de pollos). En los dos primeros, la tasa de dependencia de fertilizantes es mayor al 50%.
Quienes los producen esperaban con urgencia que el gobierno de Pedro Castillo completara la compra internacional de más de 65,000 toneladas de urea, para adquirirla a un precio subsidiado de cara a la campaña agrícola 2022-2023. Pero no ocurrió. Entonces, los especialistas explican que ahora hay dos grupos de agricultores: aquellos que pueden adquirir el fertilizante caro y los que migrarán a otros cultivos.
“Las consecuencias en los volúmenes de producción se verían en estos últimos meses del año y la primera parte del 2023″, advierte Pintado.
Todavía se puede aliviar el golpe con Fertiabono. El reto en los próximos meses es la capitalización transparente de los productores, señala Rubén Carrasco, del gremio de Protección de Cultivos de la CCL, que integra a importadores de fertilizantes. Añadió que ahora lo que más se está importando es sulfato de amonio y de potasio, que cuesta la mitad que la urea. “Es un precio más accesible. Por eso, si el Fertiabono se entrega de manera adecuada, los productores todavía estarán a tiempo de fertilizar [para esta campaña]”, mencionó. Aunque sea con retraso. Ya el BCR había indicado que si todo el fertilizante importado se usa, “el impacto [en la inflación de las compras fallidas de urea] no sería tan grande”.
Papas calientes
Freddy García, presidente de la Corporación Rural de la Papa, explica a Gestión que el tubérculo -variedad blanca y amarilla, las que más fertilizantes demandan- requieren 20 sacos de fertilizantes fosfatados y potásicos por hectárea. El Fertiabono que entregará el Gobierno ayudará a pagar solo tres sacos, detalla, pero el resto lo asumirán los productores.
Los que pueden hacerlo -un 60%- están vendiendo la papa comercial a S/ 1.50 el kilo, y las nativas a S/ 3.50 en chacra. Eso es casi 100% más que en un año normal. “No solo es por el fertilizante, también por las heladas y porque hay poca oferta. Algunos dejaron la producción y han ido a la mina a trabajar”, dijo García, quien estima que el alza más fuerte en los precios se sentirá en octubre. Después se moderará por la nueva oferta de papa de la sierra. Un alivio.
Es preciso indicar que el precio en chacra no es el mismo que en los mercados mayoristas ni locales. Por supuesto, los intermediarios incluyen el gasto del flete y otros factores, señala Eduardo Zegarra, economista de Grade. Por ello, el precio de la papa en los mercados de Lima subió en los últimos días hasta en un 200% (papa amarilla) respecto a setiembre del 2021.
En el arroz -que llena el plato de los peruanos- hay proyecciones de que China y Vietnam restrinjan sus envíos al Perú, lo que reduciría la oferta nacional. Por eso, los productores prevén precios altos. Eso ha hecho que en la actual campaña se mantenga el área sembrada en el norte del país, pese a que el Ministerio de Desarrollo Agrario (Midagri) proyectó una reducción del 2%, según el presidente del gremio de productores Apear, Wilmer Flores.
“Los productores reemplazaron la urea por sulfato de amonio, que es más accesible. Pero el rendimiento podría bajar de 14 a 12 toneladas por hectárea. Por eso, el precio en chacra es de S/ 1.60; un 20% más que un año normal”, anotó.
En la producción de limón -cuyo precio rompió la barrera de S/ 4 en el mercado mayorista de Lima-, el fertilizante y el clima son factores claves. Ya de por sí, el constante frío había retrasado la cosecha desde agosto, afectando la oferta y el precio, cuenta Fernando Molina, integrante de una asociación de acopiadores en Piura. Y añade que solo los productores de entre 5 y 10 hectáreas han tenido capacidad para negociar un mejor precio del fertilizante al comprarlo al por mayor. Los pequeños han tenido que recurrir a abonos orgánicos, que limitan el potencial de producción.
El maíz rompe la tendencia, pero igual afecta el bolsillo de los peruanos. Ángel Manero, especialista en agronegocios, asegura que en esta campaña se sembrarán 296,000 hectáreas de maíz amarillo duro. Eso es un 13% más que el promedio de los últimos cinco años. La razón: el ya alto precio internacional del commodity, que atrajo al productor incluso con el fertilizante caro.
Prepandemia se pagaba S/ 0.70 el kilo en chacra de maíz. Ahora S/ 1.20. Según Manero, en el Perú, buena parte del maíz que se consume y el que se usa para la crianza de pollos es importado. Y al estar ya en precios altos, no se esperan mayores alzas en el corto plazo. Por el contrario, se prevé aumentos en la producción mundial que regulen la tendencia.
“Eso quiere decir que se espera que el pollo vivo no suba [más] de precio -ahora se mantiene en S/ 6.23 en mercados mayoristas-, pero tampoco baje”, mencionó.