
Aunque Perú ha logrado convertirse en el segundo exportador mundial de nuez de Brasil, todavía se encuentra rezagado en los niveles de envíos de otros tipos de frutos secos pese a contar con las condiciones agroclimáticas para estos cultivos, según un reporte del portal Fresh Fruit.
Solo en nuez de Brasil se estima que el año pasado se ha logrado totalizar 5,471 toneladas de envíos por cerca de US$ 40 millones, mientras que en pecanas la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP) calcula que se alcanzaron apenas 45 toneladas.
Gabriel Amaro, presidente de AGAP, señaló que la cifra es mínima si se compara con la demanda global. Solo de pecana, el mundo importó unas 224 mil toneladas en 2024, con Estados Unidos y China como principales compradores.
“Sí hay mercado para estos productos. Acabamos de abrir el mercado de China, lo cual nos da una ventaja. Hay espacio para crecer, pero tiene que haber inversión”, comentó a Gestión.
Incluso en el caso del pistacho -sobre el cual no existen datos de producción ni de exportación oficiales- se viene identificando demanda principalmente a Europa, sin embargo, aún no se ha logrado desarrollar lo suficiente este producto en Perú.

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¿Por qué aún no ha logrado consolidarse?
El especialista de AGAP precisó que el problema no es la falta de mercado. Una de las principales barreras que limitan el despegue de envíos de los frutos secos es plazo que toma abrir mercados.
“Si hay demanda, pero no está abierto el mercado, nadie va a invertir. Los procesos de acceso a mercados se hacen con el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) que demora y esa es la principal barrera. Una vez que tengamos eso, ya la inversión comienza a venir”, sostuvo.
A ello se suma la naturaleza de los cultivos. A diferencia del arándano o el espárrago, que dan frutos en menos de tres años, la pecana tarda seis o más en producir.
“La pecana es un producto que proviene de un árbol que demora más de 6 años para que comience a dar fruto, o sea, la inversión es importante, y después dura décadas, pero sí tiene un tiempo de demora mayor para comenzar a producir que arándano o palta”, refirió.
Por otro lado, André Solórzano, gerente general de Grupo Transpacífico, indicó que la competencia es dura, no solo por los volúmenes, sino también por la atomización productiva.
“Cada productor va por su lado. Una empresa internacional no busca 2 toneladas, sino 20 o 40. Eso solo se logra con asociaciones o cooperativas que garanticen volumen y calidad homogénea”, explicó.
En ese sentido, consideró que el rol del Estado resulta clave con programas de financiamiento, así como incentivos a la asociatividad para acelerar el despegue, al igual que ocurrió con otros superfoods peruanos.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de San Martín de Porres con experiencia en radio, tv, redes sociales y medios impresos. Escribo y hablo sobre economía y finanzas desde el 2020.