Por un envejecimiento respetuoso. En el 2050, América Latina y el Caribe (ALC) albergará a un 27.5% de personas mayores de 60 años; y, en el 2090, será la región con el porcentaje de este grupo más alto del mundo, con más del 36%, estima la ONU. En esa línea, las demandas que genera dicho cambio demográfico conforman la economía plateada —o silver economy—, una dinámica con patrones de consumo y comportamientos que contribuyen al desarrollo.
Si se coloca el foco sobre el Perú, el 42.6% de los hogares tiene entre sus miembros al menos una persona de 60 y más años de edad, según el último informe técnico del Instituto Nacional de Estadística e Informática e (INEI). En cuanto a su vinculación con el mercado laboral, el 50.6% de esta población participó activamente, sea en condición de ocupado o en búsqueda de un empleo. El porcentaje mayor lo registraron los hombres, con 60.4%, frente al de mujeres, con 41.2%. ¿Cuál es la lectura de este panorama?
Teresa Laos, extitular del Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), brindó su perspectiva para Gestión y destacó que, si antes los segmentos de edades configuraban una estructura piramidal, ahora se observa un rombo: “Cada día hay menos jóvenes y el grupo de mayores va a seguir incrementando. Es importante tomarlo en cuenta para la revisión de todos los temas”, resaltó. En suma, hizo hincapié en un enfoque multidimensional.
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Alerta por la informalidad
La extitular de la cartera aseguró que no existe una etiqueta de urgencia que vele por las condiciones de los integrantes de la economía plateada. El enfoque resulta difícil porque los esfuerzos se concentran en la población joven, la cual debe enfrentar una inserción laboral en un país con una tasa de alrededor de 80% de informalidad.
Coincide Mónica Pizarro, abogada laboralista. “No creo que haya una política gubernamental enfocada en afrontar este cambio demográfico que estamos sufriendo y sí es algo que debería merecer la atención por parte del sector público. En un país que posee un rango de informalidad de casi 80%, hablar específicamente de las condiciones de trabajo dignas de determinada generación acaba siendo no prioritario”, sostuvo.
Y la alta informalidad para el sector más joven también se replica para el grupo con mayor edad. Los resultados de la Encuesta Permanente de Empleo Nacional (EPEN) arrojaron que, en el periodo de julio del 2023 a junio del 2024, el 78.1% de las personas de 60 y más años de edad tenía un empleo informal; es decir, una relación laboral precaria, sin cobertura de protección social y carente de prestaciones.
“Una economía sumamente informal no les va a garantizar pensiones dignas a estas personas. Van a acabar apoyándose en sus familias porque no van a poder pagar cuidadores profesionales siquiera”, acota la especialista.
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Tendencias en el consumo
En un escenario caracterizado por el desamparo, la población más longeva ajusta sus preferencias de consumo al ritmo del monto que posee en el bolsillo, lo que modifica la silver economy. Al respecto, la sección BID Lab del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mapea las tendencias de este segmento en América Latina y el Caribe y halló preponderancias en el sector salud.
El organismo agrega en su informe que, “en la región, todavía es limitado el papel de las personas mayores en el consumo activo; por ejemplo, de servicios de turismo, entretenimiento, educación o vivienda”. Enumera también la falta de presencia en el sector financiero.
Pizarro explica por qué: “Una población envejecida, que no necesariamente va a tener recursos para poder pagar los puestos de trabajo en actividades de cuidado, difícilmente puede destinar dinero a gastos de entretenimiento, por ejemplo”.
La exministra también reflexiona acerca de este asunto. “El cambio en la tendencia demográfica nos incentiva a pasar de una visión triste de la jubilación a un enfoque más optimista”, menciona. Es enfática al argumentar que esta etapa puede representar una oportunidad para que los adultos mayores disfruten de “las cosas que no pudieron en su época de alta actividad laboral”. Incluso, cita medidas de otros países, en los cuales sí hay un enfoque destinado a este segmento: teatro y promociones turísticas exclusivos para ellos.
Perú está tan desprovisto de políticas sobre el tema que no figura en la lista del BID sobre los casos de desarrollo de la economía plateada en América Latina y el Caribe. Los 11 puestos los ocupan Argentina, Chile, Costa Rica, Uruguay, Colombia, Brasil, México y República Dominicana.
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Brecha digital, un contratiempo
La digitalización, por último, es un reto transversal en la economía plateada. Las habilidades en las TIC son una exigencia del mercado laboral moderno; por tanto, se convierten en una tarea extra para los adultos mayores de 60 años a más.
Y no se trata de un tema de capacidad, sino de infraestructura y de condiciones: el INEI reporta que de los hogares que tienen como cabeza a un adulto mayor, el 90.2% cuenta con algún miembro que posee teléfono celular. En el caso del área urbana, se llega al 94.1%; y en el área rural, hay un 78.1%. La diferencia entre ambas zonas es de 16 puntos porcentuales, a favor del área urbana.
Pero un celular es insuficiente. Laos identifica esta brecha en su discurso y advierte que las empresas podrían asumir un papel clave: por un lado, valorar la expertise de dicho grupo poblacional y reconocer que su inclusión en las filas representaría una ventaja laboral; y, por otro, destinar ahíncos para capacitarlo en el rubro de la tecnología. Es decir, separar tiempo y recursos, elementos que sean vistos como una inversión y no como un problema.
En conclusión, aún es colosal el trabajo sobre la mesa. Se requiere de una armonía entre los actores tanto del sector público como del privado. “Deberían trabajar juntos para generar una cultura de mayor seguridad social”, finiquitó la exministra.
Redactora de Economía en diario Gestión. Periodista piurana con seis años de experiencia profesional en el rubro.
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