La economía peruana tiene en frente un riesgo de fuente idiosincrática vinculado al escenario político y social, aunque por el lado externo el panorama tampoco se presenta a favor.
La actividad económica mundial es afectada por la prolongación de los choques de oferta (en precios) y el ajuste en las condiciones monetarias (tasas de interés de los bancos centrales como la Fed). Las proyecciones del Banco Central de Reserva (BCR) para el crecimiento de frentes clave como Estados Unidos (0.6%) y Eurozona (0%) se corrigieron a la baja y son muy acotadas.
Analistas incluso señalan un escenario de recesión para la economía estadounidense.
Por su parte, otro de nuestros principales socios comerciales, China, tendría un crecimiento de 4.8% el próximo año (menor a la previsión anterior), nivel por debajo de lo que acostumbraba crecer el país asiático en etapa precovid. Asimismo, a pesar de haber anunciado una relajación de sus políticas para el control de covid-19, este es un riesgo latente.
Impacto comercial
Isaac Foinquinos, economista senior de Macroconsult, indicó que el previsto escenario global más adverso afectaría sectores como el de servicios y bienes no primarios. Sobre este último, otros analistas señalaron que la agroindustria sería sensible a este escenario.
“Va ser un año menos favorable para Perú. Por el canal comercial, sería principalmente por la venta de bienes no tradicionales y servicios vinculados al turismo. Este sector pesa alrededor del 3% del PBI, y una mayor afluencia de turistas, que se esperaba que consolide su recuperación a niveles del 2019, podría no ser el caso, considerando también el riesgo social”, afirmó Foinquinos.
Marco Contreras, head de Research de Kallpa SAB, reconoció que es un escenario complicado y también espera impacto por el lado del turismo.
“Hacia adelante, sí podría verse un impacto negativo en el sector (turismo) por un menor flujo de turistas; esto, con un riesgo por el lado social (protestas) que limita la actividad en esa rama”, precisó.
Recaudación e inversión privada
Ambos analistas señalaron el impacto por el canal exportador, en particular sobre el sector minero, en donde se verían presiones a la baja en el precio del cobre (principal producto exportado). Esto tendría efecto en la recaudación de impuestos.
“El próximo año se tendría un menor precio del cobre, y eso mueve la recaudación. Pensamos que el déficit fiscal se va a ampliar el próximo año por este factor, el cual será compensado por un menor gasto (en infraestructura, por entrada de gobiernos subnacionales). Pero el cobre aún tiene precios elevados y a futuro tiene buenos fundamentos por el auge de energías renovables”, afirmó Contreras.
Destacó que, por el lado tributario, el impacto estará sujeto a cómo el metal rojo reacciona a la evolución económica de Estados Unidos y China. Señaló que el factor se podría compensar por una mayor exportación, en volumen, de este producto.
“La recaudación va a depender mucho del precio del cobre. Tenemos un escenario donde Estados Unidos posiblemente caiga, pero China crecería más que este año. La perspectiva es que el cobre vaya a niveles alrededor de US$3.6 la libra (hoy está alrededor de US$3.8). Tendrá con un poco de debilidad en el primer semestre y mejorará en el segundo. Aún son precios competitivos, aunque menores”, indicó.
Vinculado a lo anterior, Foinquinos señala que hay una relación estrecha entre los términos de intercambio (precios de exportación e importación) y la inversión privada, sobre todo minera.
“La relación entre términos de intercambio e inversión privada es nítida. En nuestro caso, estos se ven impulsados por el precio del cobre, lo que incentiva inversiones en minería, y esto en otros sectores. Estos (términos de intercambio) ya corrigieron a la baja y seguirían hacia abajo el siguiente año. Es un efecto que ya tenemos incorporado dentro de nuestras proyecciones de inversión, que sería incluso negativa en el 2023”, indicó.
Tipo de cambio e inflación
El economista de Macroconsult señaló que el tipo de cambio (factor que incide en la inflación por el lado de importaciones) también reaccionaría al escenario.
En principio, señaló que la entrada de capitales podría ser más limitada en un entorno recesivo. No obstante, un factor que lo contrapesa es el mayor volumen de exportaciones que se proyecta, en donde destacó la entrada de Quellaveco a fase de producción.
“Las mayores tasas de interés hacen que los capitales se retraigan hacia activos más seguros, y eso juega en contra del dólar. Por otro lado, habrán más exportaciones (entran dólares a la economía). Creemos que el tipo de cambio tienda a bajar el siguiente año, pues ya está en niveles elevados si vemos años anteriores; sin embargo, hay factores como el escenario internacional que harían que el retroceso sea más lento”, indicó.
Contreras no espera grandes variaciones en el dólar respecto de su nivel actual, y destacó que presiones alcistas podrían ser compensadas por una postura más flexible de la Fed, en lo que se refiere a sus tasas.
“La recuperación de producción minera compensa el escenario cambiario. Además, es posible que luego de unos aumentos más, que ya ha ido internalizando el mercado, la Fed pueda hablar de bajar tasas. Si el discurso cambia a una política monetaria expansiva, eso probablemente compense el sentimiento negativo que haya por la recesión de Estados Unidos”, añadió.
Rusia y Ucrania
Un riesgo que puede hacer más complejo el escenario es que se aviven las tensiones del conflicto entre Rusia y Ucrania, factor que explicó gran parte del movimiento en precios de alimentos y energía en el presente año.
“Siempre se puede esperar que escale el conflicto o que se den otros nuevos. Este tipo de escenarios afecta algunos precios (como se vió con las materias primas) y, por lo tanto, que los bancos centrales tengan que aumentar sus tasas, con todo lo que ello implica (por ejemplo, efecto contractivo en la economía)”, dijo Foinquinos.
Datos
- Los términos de intercambio caerían 4.2% en el 2023, según el BCR, luego de una contracción del 10%. Los precios de exportación caerían 6.6% el siguiente año.
- El precio promedio del cobre pasaría de US$ 3.99 la libra en el 2022 a US$ 3.58 en el 2023, según el banco central.