Las amenazas de Donald Trump comienzan a materializarse. El fin de semana, el presidente estadounidense confirmó que, a partir de este mes, Estados Unidos comenzará a imponer aranceles a Canadá y China e, incluso, advirtió que se extenderían también a la Unión Europea. Aunque este lunes retrocedió en su decisión de nuevos impuestos a México, la situación con otros países mantiene en incertidumbre al comercio global.
Para Canadá, los aranceles serán del 25% -a excepción de las importaciones de energía, que tendrá una tasa de 10%-, mientras que para China el impuesto adicional será de 10%.
Solo en Canadá, el mercado estadounidense representa alrededor del 76% de sus exportaciones, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) al 2022. Las principales exportaciones a Estados Unidos son petróleo crudo, automóviles, gas licuado y petróleo refinado.
Ante esto, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, respondió con una imposición de 25% de aranceles para las importaciones de cerveza, zumos, verduras, ropa y calzado, electrodomésticos, madera y plásticos estadounidenses.
En el caso de México, este lunes 3 de febrero, los aranceles de 25% fueron suspendidos por un mes tras una conversación entre Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la que se comprometieron a reforzar la frontera con Estados Unidos para evitar el tráfico de drogas como fentanilo, mientras que el mandatario estadounidense prometió trabajar para evitar el tráfico de armas hacia México.
Cabe mencionar que, de acuerdo con la Secretaría de Economía de México, ocho de cada 10 productos que se fabrican en este país son enviados a Estados Unidos. Ellos venden, principalmente, partes y accesorios de vehículos, automóviles, tractocamiones, equipos de cómputo, pero también juegan un rol importante en la industria alimentaria.
Uno de los motivos de esta pausa a los aranceles a México estaría relacionado al impacto que podría haberse generado. Si bien México se vería afectado con el nuevo impuesto, Estados Unidos podía pagar un gran sobrecosto pues alrededor del 35% de sus importaciones provienen de México y Canadá, indicó la exministra de Economía y Finanzas, Mercedes Aráoz.
“Hay industrias que son muy dependientes. Por ejemplo, la industria automotriz, de autopartes, la industria de aparatos electrónicos caseros, ellos dependen mucho de lo que le venden México y Canadá y también dependen del petróleo de ambos países. En alimentos, México vende mucho vegetales y frutas a ese país”, comentó a Gestión.
Por el momento, la incertidumbre sobre el comercio global ha generado reacciones en los mercados financieros, subiendo los precios del petróleo y el dólar, señaló Rafael Zacnich, gerente de Estudios Económicos de la Sociedad de Comercio Exterior (ComexPerú).
El especialista precisó que el anuncio de aranceles -que siguen vigentes para China y Canadá-, generaría repercusiones, no solamente en el encarecimiento de precios de bienes importados que finalmente termina pagando el consumidor, sino también en cadena de suministros y grandes empresas que utilizan insumos de todas las partes del mundo.
“Ahora, ¿estamos viendo las aguas volver a su cauce a propósito de esta pausa a los aranceles en México? Seguramente sí, pero todavía se mantiene latente esta tasa impositiva contra Canadá, contra China y si en el mediano o largo plazo uno desata esta guerra comercial entre unos y otros, el hecho de que China pueda ser afectada y se desacelere su economía, naturalmente nos va a afectar a países como el Perú”, sostuvo.
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¿Sería posible que esto afecte al Perú?
Los Tratados de Libre Comercio (TLC) que tienen Canadá y México con Estados Unidos no impidieron las amenazas arancelarias, lo que genera incertidumbre para el Perú, que mantiene un acuerdo con el mercado estadounidense desde inicios del 2009.
Como se recuerda, hace unos meses, un asesor de Donald Trump proponía la aplicación de aranceles a los productos que pasaran por el Puerto de Chancay, al ser un terminal de capitales de China, país con el que Estados Unidos mantiene una guerra comercial.
Esto es un riesgo debido a que el gobierno estadounidense no está utilizando la política arancelaria por razones estrictamente económicas, advirtió Aráoz.
“Frente a Estados Unidos en comercio, ellos tienen superávits comerciales y eso podría hacer que no vean a Perú como un peligro. Sin embargo, los motivos que plantean no son objetivamente económicos, sino están usando la herramienta arancelaria por otros motivos. Entonces, ¿podrían usar por cualquier otra razón, como que hay un puerto de operadores chinos? Sí, podrían hacerlo”, señaló.
Por su parte, Zacnich descartó que, por el momento, ve lejana la posibilidad de que las exportaciones peruanas corran el riesgo de que Trump busque una imposición de aranceles.
Aunque para el Perú, el mercado norteamericano representa el segundo principal socio comercial enviándoles cerca del 15% de las exportaciones tradicionales y alrededor del 40% de los despachos no tradicionales, para Estados Unidos representamos muy poco.
“Nuestra participación en el mercado estadounidense es pequeña. Apenas el 0.3% de las importaciones totales de Estados Unidos provienen de Perú. En el caso de frutas y hortalizas aparecemos como un tercer proveedor, como un 8% (de lo que compra Estados Unidos)”, explicó.
No obstante, reiteró que Perú sí podría verse afectado indirectamente, en caso de que la guerra comercial entre Estados Unidos y China se intensifique. Zacnich recordó que China es el principal socio comercial de Perú, y cualquier desaceleración de su economía podría impactar en las exportaciones peruanas.
“Nosotros dependemos mucho de la economía china. Si a la China le va bien, pues nosotros también colocamos muchos productos, no solamente mineros, sino también agroindustriales y pesqueros”, añadió.
El escenario recuerda a lo ocurrido en 2018, cuando Trump también estuvo al mando de los Estados Unidos y amenazó con imponer aranceles a México y Canadá. En aquella ocasión, las medidas fueron suspendidas tras intensas negociaciones, lo que derivó en una renegociación del acuerdo comercial de Norteamérica (T-MEC).
En aquella oportunidad, la guerra comercial de Estados Unidos contra China sí se mantuvo, recordó el representante de ComexPerú. En ese periodo, los aranceles se centraron en sectores específicos como la industria del acero y la construcción, pero ahora, indicó, la amenaza arancelaria implicaría a más productos.
“Lo que está haciendo el presidente es mostrando sus cartas al mundo y está aplicando políticas arancelarias y proteccionistas, lo cual es completamente equivocado incluso la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) no se han emitido opiniones al respecto, porque saben que mañana más tarde estas políticas proteccionistas se van a convertir en inflacionarias”, agregó.
Aráoz coincidió en que, teniendo en cuenta lo ocurrido en la gestión anterior de Trump la guerra comercial con China generaría una pérdida global muy alta, impactando en las cadenas de valor global e impulsando la inflación.
“La situación impactaría más en la desaceleración del comercio mundial. Si hay inflación en los Estados Unidos, no se baja la tasa de interés y eso va a ser otro problema para el resto del mundo porque va a encarecer el financiamiento”, añadió.
Sin embargo, la economista señaló que de finalmente darse los aranceles a las exportaciones mexicanas, Perú podría beneficiarse en ciertos sectores. Productos como la palta, los arándanos, el jengibre, los espárragos y los cítricos peruanos podrían ganar espacio en el mercado estadounidense ante una eventual caída de las ventas mexicanas.
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