Dina Boluarte ha alcanzado sus primeros 100 días como presidenta de la República. Aunque formó parte de la plancha presidencial de Pedro Castillo —vacado tras un intento de golpe de Estado—, su gestión ha dado un giro político alejado de esa herencia.
El arranque de su mandato estuvo marcado por las protestas a nivel nacional. Ahora, además, enfrenta el golpe del ciclón Yaku (y el riesgo de un nuevo fenómeno de El Niño).
Sin bancada oficial en el Congreso y en medio de la turbulencia social y climática, Gestión analiza de la mano de expertos cómo le ha ido a Boluarte en sus primeros meses en cuatro ejes clave.
1. El eje macroeconómico
Una acción concreta tomada por este Gobierno en materia económica fue la publicación de “Con Punche Perú”, un programa con un costo fiscal de S/5,900 millones con dos ejes: la protección social, y el impulso y destrabe de inversiones. Al que se le agregó “Con Punche” regional y por sectores claves.
Alfredo Thorne, exministro de Economía y socio de Thorne & Associates, considera que se trata de un programa necesario, pero subraya que “ha sido tímido”.
“Creo que ha habido demasiada complacencia por parte de las autoridades económicas respecto al ciclo económico. Se les pasó el hecho de que la economía se estaba desacelerando a un ritmo mayor de lo esperado. El MEF cree que vamos a crecer a 3% o 3.5% y esa es un poco una utopía. Debieron ser más humildes y tomar medidas para impedir que la economía se desacelere tanto, que ya venía muy débil”, comenta.
David Tuesta, exministro de Economía y presidente del Consejo Peruano de la Competitividad (CPC), coincide en que ‘Con Punche’ era necesario, pero asegura que necesita ser actualizado en dos sentidos: inyectar recursos y capacidades a autoridades subnacionales que no han iniciado realmente su gestión por las protestas, y agregar un elemento de reconstrucción por el impacto del ciclón.
“Ya no tendría que verse con una perspectiva de un programa de inyección de corto plazo para la recuperación, sino uno de la reformulación de la inversión en infraestructura de largo plazo para prevención”, dice.
Otro punto clave en materia económica es la inversión privada. No se ve un futuro halagüeño para este indicador, pues el BCR proyecta que apenas crecerá en los siguientes años. Además, la confianza empresarial no revierte su pesimismo: las expectativas para la economía a tres meses siguen por debajo de 50 puntos.
Tuesta considera que la entrada de Boluarte ha dado señales positivas a la inversión privada, pero “una labor central es reforzarlas”. Por el contrario, Thorne piensa que en estos 100 días “no se ha hecho nada” para incentivar la inversión privada, como hablar con los empresarios.
Además, este último, critica que ProInversión esté “prácticamente cerrada” y tenga en cartera los mismos proyectos desde hace varios años. Si el Gobierno no toma un liderazgo más proactivo —dice—, le va a costar a la presidenta.
2. Manejo de conflictos
Las protestas han signado el breve Gobierno de Boluarte. Omar Awapara, director de la carrera de Ciencias Políticas de la UPC, subraya que los primeros días de la presidenta estuvieron centrados en “sobrevivir” frente al gran descontento social. “La respuesta inmediata estuvo basada en la represión y en la violencia antes que el diálogo”, cuestiona.
En este periodo han muerto más de 60 personas en hechos relacionados a los conflictos. Y además de las pérdidas de vida, las protestas tuvieron un impacto en la economía: se estima que hubo pérdidas de hasta S/ 100 millones diarios.
Para Awapara, este será un lastre con el que el Gobierno va a tener que cargar. El politólogo cree que eso empujará al Gobierno a buscar cierta redención ante el país en cada decisión de política pública que se tome: “Enderezar un poco el barco, asumir el costo inicial, lamentable, innecesario, trágico, y pensar cómo ganar más legitimidad sobre la base de una buena gestión pública”.
3. Infraestructura
El primer ministro Alberto Otárola ha anunciado las intenciones del Gobierno de destrabar algunos proyectos emblemáticos. En estos más de tres meses se han dado detalles de los planes, por ejemplo, para Chavimochic III y proyectos de transportes. No obstante, aún parece pronto para ver resultados concretos.
Milton Von Hesse, exministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento, y director de Videnza, considera que —aunque todavía es poco tiempo— en los primeros 100 días de Boluarte se ha ido recuperando la capacidad ejecutiva del Gobierno Nacional.
Von Hesse espera que ello se refleje hacia adelante en mejores intervenciones y mayor calidad de la infraestructura.
Pero también anota que, mientras no haya normas más simples y sistemas administrativos menos rigurosos, “se va a seguir en inercia”. “Mientras esto no cambie, da lo mismo quién esté en el poder porque vamos a seguir manejando la infraestructura de una manera no adecuada”, dice.
Von Hesse cree que con José Salardi como director ejecutivo de ProInversión podría haber cambios positivos, pero en los primeros 100 días —remarca— no se ha visto a las altas autoridades del Gobierno dar la pelea por una mayor participación del sector privado en infraestructura.
4. Empleo
Durante el Gobierno de Castillo se promovió la “Agenda 19″, se limitó la tercerización y se buscó impulsar un Código de Trabajo cuestionado por el empresariado. Además, se rompió el diálogo tripartido en el Consejo Nacional del Trabajo (CNT). Miguel Jaramillo, investigador principal de Grade, cuestiona que, si bien la gestión de Boluarte ha puesto en pausa algunas de esas políticas, no las ha dejado completamente de lado.
“En políticas laborales, veo una continuidad. No veo nada nuevo, un área en la que se haya innovado. Hemos tenido dos ministros de Trabajo, pero no se siente un cambio”, dice. Jaramillo considera que el Gobierno ha puesto ‘piloto automático’ sobre el empleo.
Para él, debería poner el foco en dos puntos: retomar el diálogo en el CNT y enfocarse en que los trabajadores que ingresan al mercado laboral no entren a la informalidad.
“Revertir la informalidad es tarea difícil. Lo que podemos evitar es que las nuevas generaciones entren por la senda informal”, apunta.