“Son porfiados los peruanos”. Las palabras de Esteban Valenzuela, ministro de Agricultura de Chile, llegaron luego de que el Comité Regional para América Latina y el Caribe —del Programa Memoria del Mundo de la Unesco— resolviera inscribir en su registro los documentos del archivo blanquirrojo sobre el origen del pisco. Se trata de evidencias históricas que avalan la producción de este destilado en el norte del país.
Al respecto, el funcionario de la nación vecina expresó que la famosa bebida es un producto compartido. “El pisco es chileno y es peruano”, sostuvo. Agregó además un comentario acerca del nivel de la industria: “Chile triplica la producción y también exportamos mucho más que ellos (Perú) el pisco”. Ante este escenario, los expertos elevan sus voces para disipar las dudas en materia económica y social.
LEA TAMBIÉN: Brindar y brillar: Las bebidas espirituosas ideales para las cenas de fin de año
Producción de pisco
En una conversación previa con diario Gestión, Ricardo Limo, presidente ejecutivo de Promperú, compartió las cifras de exportación de los últimos años y confesó que han ido a la baja: a septiembre del 2024, los envíos de pisco al extranjero registraron US$6.8 millones. En 2023, las exportaciones llegaron a US$7.1 millones —luego de una disminución de 16.2% con respecto al 2022—. “Es decir, hemos tenido una caída en valor del 5%”, refirió.
No obstante, la bebida bandera y el aguardiente chileno son hipónimos de uva, y cada uno aplaude sus propios números. Ítalo Sifuentes, investigador y autor del libro ADN Perú: el país de los cevicheros, pisqueros y jugadores, lo detalla: “Ellos hacen aguardiente, nosotros hacemos pisco. Ambos pueblos han encontrado en la uva una manera de hacer un producto nacional”. Los resultados de producción, por tanto, cruzan campos distintos.
Incluso Gonzalo Gutiérrez, exministro de Relaciones Exteriores y actual secretario general de la Comunidad Andina, puntualiza un dato en torno a ello: “Es inexacto que nosotros exportemos menos que Chile. Eso no es cierto. Nosotros exportamos más pisco que ellos aguardiente. Ellos producen mucho más de su bebida, pero la consumen internamente”.
Además, una paradoja acompaña la ruta de la comercialización del pisco, según narra Sifuentes: “Hay empaques de pisco que llegaban a Valparaíso. [...] Antes de la independencia del Perú, nuestro principal consumidor de pisco era Chile. [...] Chile merece ser llamado nuestro cliente más fidelizado del pisco”.
LEA TAMBIÉN: Perú agudiza su interés por el vino chileno: importación del 2024 alcanza “pico”
Vocablo
El vocablo es clave. “Es una palabra quechua, no es una palabra araucana, mapuche ni de otra cultura sudamericana. Esta palabra está consignada en los primeros diccionarios que los españoles escribieron en el sigo XVI”, remarca Sifuentes.
Gutiérrez coincide y expresa que el término está vinculado con el puerto de la América colonial española (XVI) desde donde se embarcaba la bebida hacia diferentes puntos. “Y se llamaba pisco incluso antes de la llegada de los españoles”, añade.
En cuanto al empleo de la denominación como tal, hay una prueba que Gutiérrez califica como irrefutable. “La denominación pisco empieza a ser utilizada a fines del siglo XVII y a comienzos del siglo XVIII. [...] En 1712, un barco proveniente del Callao llevó un cargamento de 50 botijas de aguardiente de pisco, primero a Acapulco y después a la capitanía general de Guatemala. Esa es la referencia histórica más antigua de la utilización del nombre”, describe.
El especialista deslinda que es muy seguro que en otros lugares de la América española se producía aguardiente de uva: “Los había en Argentina, los había en Chile, pero no se denominaban pisco. El origen de la denominación es peruano”.
LEA TAMBIÉN: Bodega Najar: del granel a la botella de anís, una mudanza y cinco generaciones
Modus vivendi
Sifuentes, por su parte, respalda la raíz peruana del pisco con su investigación. Asegura que la cultura preinca ya contaba con su propia forma de destilar productos, y la chicha es una prueba de aquella destreza. “Cuando viene la cultura española se encuentra con que aquí ya existe una manera de destilar con técnicas preincaicas. Y es así que fluye un mestizaje entre la manera de destilar del viejo mundo y la peruana”, precisa.
Incluso identifica a la falca, una pieza similar al alambique, como una demostración más del origen nacional del pisco: es un instrumento sello únicamente de este territorio. A ella se suma la botija perulera y la huella de que el Perú tenía desde el inicio la capacidad de fabricar sus propios envases.
“De tal modo, que el pisco es una expresión, un reflejo, un modus vivendi de los peruanos, no es solo una actividad comercial, industrial, sino que forma parte del día a día desde hace cinco siglos, desde el XVI a la fecha. Tanto así que hay un río, un valle, un puerto, un gentilicio”, acota.
En esa línea, Gutiérrez se concentra en el referente geográfico. “Pongo el nombre pisco porque hay una montaña, un río, un valle, un lugar que tenga esa denominación”. Se presta de la historia para argumentar que Chile empleó una estrategia con el fin de avalar el producto como parte de la patria y exportarlo a Estados Unidos: en 1936, el expresidente Gabriel González Videla promovió el cambio del topónimo de La Unión al de Pisco Elqui.
“Hay más bien una suplantación del nombre, una creación artificiosa de una referente geográfico para justificar que la bebida adopta el nombre de ese lugar”, concluye.
Finalmente, el investigador Sifuentes también aporta su perspectiva y detecta una estrategia de marketing —por parte de Chile— detrás de la controversia. Considera así que “es un despropósito seguir en un debate que para nosotros está cerrado y para ellos es una estrategia comercial”.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.