El actual escenario político que atraviesa el Perú tiene influencia en la economía y, con ello, en los indicadores alrededor de esta, como es el caso de la demanda de electricidad, la cual se podría ver afectada.
Según el presidente del directorio del Comité de Operaciones del Sistema Interconectado Nacional (COES), Cesar Butrón Fernandez, la incertidumbre política y económica posiblemente tengan consecuencias en la demanda por electricidad en el presente año, pero sobre todo en los años siguientes.
Esto se explica por la influencia del contexto en las decisiones de inversión. En ese sentido, si los proyectos de inversión y sobre todo los más grandes se posponen, entonces la demanda por energía se vería afectada.
“Los efectos de que se pospongan inversiones se verían a partir del 2023 o 2024, cuando se pueda visualizar que el crecimiento no es el que pudo haber sido. Esto no es inmediato, pues el inicio de un proyecto no significa el consumo inmediato de energía”, señaló.
En relación a ello, indicó que es difícil hacer una actualización en la proyección hacia finales del año, pues no se puede diferenciar un escenario.
“Justo por la incertidumbre económica se produce incertidumbre en la proyección de la demanda. Nosotros tenemos como insumo para proyectar la demanda eléctrica, la proyección del PBI, y aún no tenemos esta. Todo va a depender finalmente de el tono de las medidas que tome el gobierno”, afirmó.
Proyección inicial
Según Butrón, la proyección inicial de la demanda por electricidad antes de avizorar un escenario político y económico inestable (a fines del mes de mayo, previo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales) era de un crecimiento de 10% en comparación al 2020.
Con respecto al 2019, se proyectaba que la demanda de electricidad iba a tener un crecimiento de 2.8%, esperando así un mejor desempeño respecto a la etapa prepandemia.
Para proyectar la demanda, se tiene en cuenta lo que se espera respecto a grandes proyectos, en especial mineros, pues son los que más la incrementan.
“Para el presente año, no se consideraban nuevos proyectos mineros grandes. Ante ello, solo se esperaba la demanda por energía de los que ya estaban lanzados”, señaló.
Otra consideración es la demanda vegetativa, la cual tiene un crecimiento acumulado de alrededor de 4%. Este componente hace referencia a los pequeños comercios o pequeñas industrias, y usualmente está creciendo debido al aumento poblacional, entre otros factores.
¿Cómo va la demanda hasta ahora?
Según el representante del COES, de manera acumulada desde el 1 de enero hasta el 18 de agosto del 2021, la demanda ha crecido 14% respecto al mismo periodo del año pasado. No obstante, este porcentaje iría disminuyendo pues fue la primera parte del año la que tuvo las consecuencias más graves en lo económico debido al COVID-19.
Si se compara, sin embargo, contra el mismo periodo del 2019, el crecimiento es de alrededor del 4%. Es decir, sí ha habido un crecimiento respecto a niveles preCOVID.
“El crecimiento es notable si se mide con el año pasado. No obstante, se debe tomar en cuenta que el anterior año estuvo marcado por la cuarentena, lo cual produjo una reducción en la demanda de alrededor del 30%. Es un crecimiento disfrazado que irá disminuyendo en los últimos meses, antes estuvo en 16% y ahora en 14%”, indicó.