En febrero de este año, en los primeros días en la gestión de José Arista, titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), se insistió en un mensaje: se cumpliría con las reglas fiscales. Tras el resultado del 2023, para este año se esperaba que el déficit fiscal no supere el “techo” que, hasta ese momento, estaba establecido en 2% del Producto Bruto Interno (PBI). Sin embargo, el escenario cambió.
Pese a los intentos de austeridad por parte del MEF, el déficit fiscal parecía no tener freno, lo que llevó a que a mediados del año se cambiara el “límite” establecido para el 2024 (2.8% del PBI) y los siguientes años.
Aún con la modificación a las reglas fiscales, diferentes analistas proyectan que no habría resultados favorables este año. Es más, el Instituto Peruano de Economía (IPE) da un paso más: para ellos, el incumplimiento se extendería por cuatro años, desde el 2023 hasta el 2026.
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“El principal riesgo macroeconómico que vemos desde el IPE es un déficit fiscal que cerraría el 2024 en 3.8%, muy por encima de la meta que ya se había revisado (2.8%)”, explicó Víctor Fuentes, gerente de políticas públicas del IPE.
Agregó: “Para el 2025, si bien esperamos que se reduzca el déficit por mayores ingresos provenientes principalmente del mayor crecimiento de este año; para el 2026, vemos que ante menor precio de los metales, menor crecimiento, se afectará la capacidad para reducir el déficit fiscal. Con ello, esperamos que Perú acumule cuatro años seguidos fuera de la meta fiscal”.
Esta situación podría empujar al Perú a una rebaja en su calificación de riesgo crediticio. “Ya tuvimos un par de downgrades, estamos llegando cada vez al umbral más bajo. Hay varios factores que explican esto, como la incertidumbre, medidas que atentan contra la fortaleza institucional, la falta de predictabilidad. Pero, un ingrediente importante es el tema fiscal. El hecho de estar sistemáticamente y por tanto tiempo incumpliendo (las reglas fiscales) no es un tema que hay que tomar a la ligera”, dijo Luis Oganes, Head of Global Macro Research de JP Morgan.
Es más, a su consideración, con el escenario actual, “sorprende las agencias calificadoras de riesgo no han sido más agresivas (en sus calificaciones), pues en otros países no han sido tan pacientes”. “Hay un elemento, las autoridades peruanas están ‘jugando con fuego’”, remarcó.
Oganes recordó que le costó tanto al Perú lograr el grado de inversión, que en buena cuenta es una suerte de sello de garantía de que el país tiene políticas económicas responsables, está en la capacidad de pagar su endeudamiento, cuenta con un endeudamiento bajo, “no en una senda creciente o explosiva”.
“El beneficio de tener un rating de grado de inversión te pone en el radar -al país y sus empresas- de capital que solamente invierte en países que tienen grado de inversión. Los que pierden eso, sufren salida de capitales y el costo de financiamiento sube mucho”, afirmó el representante de JP Morgan.
Cifra clave hasta ahora
A noviembre de 2024, el déficit fiscal acumulado en los últimos 12 meses representó el 3.9% del PBI, menor al registrado al mes anterior (4.1%), explicado por la reducción del gasto no financiero como porcentaje del PBI, en particular en bienes y servicios, formación bruta de capital y otros gastos de capital.
Aún así, se mantiene en alrededor de 4%, totalmente lejos de la meta de este año (2.8%).
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