El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha ajustado a la baja sus proyecciones de crecimiento para el 2023 y 2024 en la reciente publicación del Marco Macroeconómico Multianual (MMM) 2024-2027, y en en un contexto como este amerita un análisis de las finanzas públicas de los próximos años.
A pesar de que el MEF espera que los ingresos disminuyan en 6.3% en términos reales este 2023, plantea aun más gasto público (en términos nominales). Los principales factores que determinan la disminución de los ingresos fiscales este año son la normalización de los precios de las materias primas (principalmente el cobre) y una menor regularización del Impuesto a la Renta (IR), desaceleración de importaciones FOB.
Excluyendo esos factores, que pueden ser parcialmente explicados por la base alta del 2022 dados los niveles históricos alcanzados, una mayor afluencia de ingresos fiscales de cara al 2024 dependerá directamente de la recuperación de la actividad económica, algo que el propio MEF estima que no será tan rápido de obtener.
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La inversión privada, elemento clave para el crecimiento económico lleva cuatro trimestres en negativo. El propio MEF ha ajustado sus proyecciones de este año para este indicador de -0.5% a -4.5%. Y para el próximo año, pese a que se espera pase a terreno positivo, diferentes expertos prevén que será una recuperación acotada. Es así que el MMM proyecta que la economía crezca 3% en el 2024, pero el consenso de analistas sitúa la tasa en un rango de 2.3% a 2.5%, siempre que no se materialicen los riesgos de un fenómeno de El Niño fuerte.
“Para 2024, se prevé que los ingresos fiscales registren una recuperación y crezcan 3.3% real (20.5% del PBI), consistentes con la recuperación de la actividad económica, aunque con supuestos conservadores de los precios de exportación”, señala el MMM.
Optimismo frecuente. Tal como menciona el Consejo Fiscal, el optimismo no es un factor inusual en la publicación del MMM. En promedio, la proyección de crecimiento económico a un año se ha sobreestimado en 2 puntos porcentuales en el periodo 2014-2022, exceptuando el periodo de pandemia (2020-2021).
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Una historia diferente sería si el MEF planteara un reajuste en el gasto público, en línea con los menores ingresos que está percibiendo. Sin embargo, el contexto actual -de débil economía e impacto de las anomalías climatológicas- lo llevó a proponer todo lo contrario. Son tres planes de reactivación económica valorizados en S/17 mil millones adicionales a lo aprobado en el Presupuesto Público 2023.
“Esto supone un crecimiento del 12% con respecto al PIA de este año, habrá que ver qué tipo de inflación utilizan para evaluarlo en términos reales. Parece que utilizarán el optimismo para generar un espacio fiscal que no se tiene”, sostiene Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y Finanzas y director de Videnza.
El Consejo Fiscal opina que la información emitida en este punto “no ha sido del todo transparente, lo cual ha generado dificultades para conocer su impacto sobre el déficit fiscal y el endeudamiento neto del Sector Público No Financiero”.
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Estas proyecciones son especialmente difíciles de creer si se toman en cuenta los riesgos que el propio MEF señala en el MMM.
“Por el lado de riesgos específicos se muestra, entre otros, una exposición máxima del Sector Público No Financiero a contingencias fiscales explícitas equivalentes a 9.92% del PBI (de los cuales 6.19% del PBI provienen de procesos judiciales en cortes nacionales e internacionales, administrativos y arbitrajes nacionales; 2.15% del PBI de controversias internacionales en temas de inversión; y 1.58% del PBI de contingencias explícitas por APP)”.
En detalle, “la posibilidad de que Petroperú pueda demandar una nueva capitalización o salvataje adicional y la contingencia de Rutas de Lima ejercen presión sobre las cuentas fiscales”, opina Castilla no solo para este año sino con una mirada hacia el 2024.
Además, como mencionan Carolina Trivelli y Alonso Segura, miembros del Consejo Fiscal, en una reciente columna de opinión publicada en Gestión, hay “otros factores de preocupación, como las múltiples leyes con significativo impacto fiscal aprobadas por el Congreso por insistencia”. También alertan sobre la “aprobación de créditos suplementarios sucesivos y la utilización de recursos de la Reserva Secundaria de Liquidez para fines no previstos”.
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Tampoco se toma en cuenta la posibilidad de materialización de un nuevo retiro de AFP, lo cual encarecería el crédito para el sector público.
Las consecuencias de sobreestimar los ingresos fiscales podrían derivar en el planteamiento de un Presupuesto 2024 excesivamente alto, coinciden Luis Alberto Arias, exjefe de Sunat y Luis Miguel Castilla, exministro de Economía y Finanzas, que dejaría al Gobierno sin espacio de maniobra para afrontar eventuales choques, como las posibles consecuencias de un fenómeno de El Niño fuerte.
El MMM también lo reconoce: “Los impactos que puede generar el FEN costero, más aún si son más severos, requerirán una mayor respuesta de política fiscal que debe tener en cuenta el margen fiscal del país”.
“Un nivel de ingresos elevado en el presupuesto se traslada en mayores demandas de gasto público, no solo de gobiernos regionales y locales, sino también de los ministerios. Esto a su vez, puede llevar a un déficit fiscal más amplio en el 2024, pues no deja mucho espacio para ajustar en caso se presente una eventualidad”, sostiene Luis Alberto Arias, exjefe de la SUNAT.
De acuerdo con el MMM, en 2024, los ingresos fiscales crecerían 3.3% real y serían equivalentes a 20.5% del PBI. “Se espera que, en 2024, los ingresos fiscales mejoren, en línea con el proceso de recuperación de la actividad económica y un escenario internacional menos volátil”, detalla.
La proyección tiene como principales supuestos un crecimiento del PBI de 3.0% real, la recuperación de la balanza comercial, y la moderación los precios de exportación. Sumado al trabajo que pueda hacer la Sunat para mejorar los principales indicadores de incumplimiento tributario.
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Reglas fiscales
Las proyecciones del déficit fiscal coinciden con el tope establecido no solo en los años 2023 y 2024, sino que se arrastra para todo el horizonte de tiempo proyectado en el MMM, lo cual eleva la probabilidad de incumplimiento, según el Consejo Fiscal (CF). Agrega también que para converger a un déficit fiscal del 1% desde el 2026, el gasto público tendría que reducirse en 0.5 puntos porcentuales por año, cosa que no contempla el MMM.
“Cuando no hay espacio para el error en las proyecciones fiscales con respecto a sus límites, incluso desviaciones mínimas incrementan el riesgo de incumplimiento”, sostiene el reporte del CF.
Si bien lo planteado en el MMM deja abiertas varias interrogantes sobre el cumplimiento de la Regla Fiscal concerniente al déficit fiscal de los años 2023 (2.4%) y 2024 (2.0%), el factor más relevante de cara a las agencias de calificación es el ratio deuda pública sobre el PBI, el cual “está bajo”, de acuerdo a Castilla.
“El país cuenta con la menor deuda pública entre países de la región y entre los pares con similar calificación crediticia, también cuenta con activos financieros del sector público que ascienden aproximadamente a 13% del PBI a junio de 2023 (de los cuales el Fondo Estabilización Fiscal equivale a 1.2% del PBI) y con liquidez de líneas de créditos contingentes”, destaca el MMM y respalda el CF.
Agrega que el país cuenta con una adecuada estructura de deuda con una alta proporción de deuda a tasa fija (cerca del 90%) y con vencimientos a largo plazo (vida media de 12.2 años), que le permite mitigar riesgos financieros de tasas de interés, cambiarios y de refinanciamiento.
Bachiller en Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN y especialista en Sostenibilidad por la Pacífico Business School. Fue analista de Sectores y Empresas y del Content Lab de Semana Económica. Actualmente es redactora senior de economía en Gestión.